Entre aplausos y halagos partió Alberto Cañas
Luis Fernando Cascante [email protected] | Martes 17 junio, 2014
Ceremonia religiosa reunió a círculo político y cultural nacional
Entre aplausos y halagos partió Alberto Cañas
“Aquí nadie está triste, celebramos su vida”, dijo exministro de Educación
En la iglesia Don Bosco ayer no cabía un alfiler, a eso de las 10 a.m. Y no se esperaba algo distinto.
Familiares, amigos, políticos, estudiantes y demás allegados de Alberto Cañas le dieron el último adiós, en un funeral brindado con todos los honores de Estado.
Allí estaban todos; desde sus amigos más cercanos, hasta figuras de la política nacional con quienes mantuvo constantes roces.
Una de ellas fue Carmen Muñoz, viceministra de Seguridad en el actual gobierno y exdiputada del PAC, cuando eran oposición.
La férrea defensora de las minorías sexuales admitió que en pocas ocasiones estuvo de acuerdo con Cañas, pero que eso no le resta mérito a su obra.
“Tuvimos nuestros encontronazos, pero eso quedó en el pasado. Don Beto es representante de una época y uno de los principales constructores de la democracia en el país”, manifestó.
Luego de una ceremonia discreta, con intervenciones de Luis Guillermo Solís y otras personas cercanas a Cañas, los oficiales de la Fuerza Pública entraron al recinto y transportaron el ataúd a la carroza fúnebre.
Detrás de ellos, un desfile de escritores, politólogos, periodistas y jóvenes estudiantes que hasta hace unos meses recibían lecciones en sus aulas.
Pocas lágrimas se vieron en un funeral cargado de nostalgia y buenos recuerdos.
“Tuve la suerte de conocerlo más personalmente. Es alguien que siempre marca como político, escritor y pensador. Acá no hay nadie triste, todos están celebrando la vida de don Beto y no hay nada más bonito que eso”, dijo Leonardo Garnier, exministro de Educación.
Por otra parte, olvidando su figura política y polémica, algunos destacaron su aporte en el campo de la cultura.
“Su aporte fue gigantesco como cofundador de la Editorial Costa Rica; como literato practicó varios géneros. También fue un gran autor de obras de teatro y conocedor de las artes de nuestro país”, opinó Elizabeth Fonseca, ministra de Cultura.
Tras 94 años de vida y de ejercer en incontables áreas de la vida, a Cañas no le quedó un solo pendiente: dijo lo que quiso y cuando quiso, irreverencia que le ganó adeptos y también enemigos.
Cuando su cuerpo salía de la iglesia Don Bosco, rumbo al cementerio, recibió el aplauso de un grupo que se quedó a las afueras del recinto.
“Don Beto, gracias por todo lo que nos dio a nosotros, los de la gradería de sol”, exclamó uno de los asistentes, que no figuraba en los grupos de políticos, amigos o familiares.
Sus restos permanecen en el Cementerio General, ubicado en la avenida 10.
Luis Fernando Cascante
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