¿Enloqueció la economía?
Arturo Jofré [email protected] | Viernes 18 abril, 2008
Arturo Jofré
En Costa Rica hemos vivido décadas en que para muchos ciudadanos, sin ser economistas, ha resultado fácil saber qué hacer con sus ahorros. En los años 70 la inflación era predecible y el dólar permanecía quieto. Después de la calma llegó la tempestad: a inicios de los 80 se vino un huracán económico de consecuencias brutales, en que el dólar y otros indicadores saltaron a niveles impredecibles. Los economistas de entonces explicaron con lujo de detalles el fenómeno, solo que después de que había ocurrido.
Después de varios años volvió la calma. Por décadas nos acostumbramos a las minidevaluaciones del dólar y vivimos tranquilos, a pesar de que la inflación fue testaruda. Pero la calma presagiaba malos augurios, entonces se optó por dejar al dólar como una marioneta: se le permitió flotar en un espacio limitado y el Banco Central dirige los hilos para que la marioneta no se caiga. Por otra parte, la tasa básica pasiva que elabora el Banco Central y que da orientación a los bancos para que fijen sus tasas de interés va en caída, lo que no sería malo si se frena la inflación (pero esta también está rebelde).
El ciudadano con capacidad de ahorro está en un laberinto. El que ahorra en colones está recibiendo menos de la mitad de la inflación, es decir, su dinero lejos de incrementarse, disminuye. La otra salida es el ahorro en dólares, una moneda que muchos piensan que seguirá bajando. Otra salida son los euros o el oro, pero hay economistas que plantean que es tarde para subirse a ese tren. Es cierto que hay opciones inmobiliarias y de otro tipo, pero la mayoría de los ahorrantes sigue jugando en la cancha tradicional, por razones que no es el caso analizar ahora.
En nuestro país miles de familias tienen sus ahorros como el campesino tiene a sus vacas en el corral: la leche son los intereses que le permiten comprar más vacas o simplemente sobrevivir. Si estos intereses no cubren ni la inflación, no hay leche ni hay más vacas. Entonces recurren a los gurús, pero como en todos los escenarios en que predomina la incertidumbre, los pronósticos van como el péndulo del reloj. De todos los pronósticos el más citado es el de no poner todos los huevos en una misma canasta (siempre que haya muchos huevos).
Los bancos se protegen, el Banco Popular, por ejemplo, tiene una tasa de interés del 23,5% por préstamo personal y paga poco más del 4% anual a los que depositan sus ahorros. ¡Con un colchón de más del 19% quién no duerme bien!
Antes se decía que el mejor Ministro de Hacienda era una buena cosecha de café, ahora la combinación de factores internos y externos hace mucho más complejo el escenario: los vientos del norte suenan a recesión, el petróleo sigue subiendo, los alimentos toman una tendencia al alza, etc.
La dirección de la economía, especialmente el Banco Central, está en buenas manos y eso nos permite tener esperanza de que el temporal no dure tanto ni sea tan crudo, pero lo cierto es que se nos está enloqueciendo la economía.
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