Energía barata tiene precio alto
Danny Canales [email protected] | Viernes 27 julio, 2012
Compramos electricidad competitiva de El Salvador y Guatemala
Energía barata tiene precio alto
Falta de plan energético posterga ganancias
La creciente importación de energía eléctrica permitirá a los consumidores costarricenses ahorrar dinero.
No obstante, el hecho de que el país no invierta suficientes recursos para generar una cantidad adecuada de electricidad barata, implica un costo a largo plazo.
Existe también la opción de crear un mayor grado de competencia en el mercado energético, mediante la apertura del sector a más inversión privada.
Sin embargo, en los últimos cinco años, la indecisión política ha impedido el avance de cualquiera de las propuestas que existen —ni fortalecer el ICE, ni ampliar la participación privada—.
Este año, el ICE ha importado unos 40 mil megavatios hora (MWh), provenientes de El Salvador y Guatemala.
Esta cantidad es modesta, en comparación con los 1.600 MWh, que se consumen en promedio, pero es mucho más de los apenas 5 MWh, importados el año pasado.
A corto plazo, la energía importada tiene dos ventajas: económica y ambiental.
En lo que a precio se refiere, se trata de casi $300 por MWh importado, contra los $500 que cuesta generar esa energía en las plantas térmicas ineficientes que hay en el país.
Además, al depender menos de las viejas centrales que operan a base de combustibles, vamos a reducir la contaminación ambiental.
Sin embargo, el aumento en la importación eléctrica muestra que el ICE sigue atrasado en el desarrollo de nuevas plantas, lo cual tiene un costo a largo plazo.
Con una adecuada inversión en nuevas instalaciones, el ICE podría suplir las necesidades del mercado local a un precio competitivo, así como vender el excedente al resto de la región.
Eso sería posible si se hubieran construido proyectos hidroeléctricos como Boruca, de 1.200 MW, diseñado hace más de tres décadas.
Sin embargo esa obra, que ahora se llama Diquís y producirá 620 MW, se pospuso para entrar a operar hasta en 2020.
Las empresas eléctricas de cualquier país centroamericano pueden exportar energía a cualquier otro mercado mediante el sistema integrado de transmisión eléctrica.
Políticamente hablando, el gobierno de Laura Chinchilla presentó a principios de su administración un proyecto de ley que iba a garantizarle al ICE el papel de generador dominante.
Sin embargo, la propuesta tiene un futuro empinado al enfrentar el rechazo de algunos empresarios, políticos y empleados del instituto eléctrico.
Por su parte, la administración anterior había propuesto un plan que permitiría al sector privado tener un papel más importante en la generación eléctrica, pero no avanzó.
Lo cierto es que el 100% de la energía actualmente importada por el ICE desde El Salvador y Guatemala es producida por empresas privadas.
Danny Canales
[email protected]
Energía barata tiene precio alto
Falta de plan energético posterga ganancias
No obstante, el hecho de que el país no invierta suficientes recursos para generar una cantidad adecuada de electricidad barata, implica un costo a largo plazo.
Existe también la opción de crear un mayor grado de competencia en el mercado energético, mediante la apertura del sector a más inversión privada.
Sin embargo, en los últimos cinco años, la indecisión política ha impedido el avance de cualquiera de las propuestas que existen —ni fortalecer el ICE, ni ampliar la participación privada—.
Este año, el ICE ha importado unos 40 mil megavatios hora (MWh), provenientes de El Salvador y Guatemala.
Esta cantidad es modesta, en comparación con los 1.600 MWh, que se consumen en promedio, pero es mucho más de los apenas 5 MWh, importados el año pasado.
A corto plazo, la energía importada tiene dos ventajas: económica y ambiental.
En lo que a precio se refiere, se trata de casi $300 por MWh importado, contra los $500 que cuesta generar esa energía en las plantas térmicas ineficientes que hay en el país.
Además, al depender menos de las viejas centrales que operan a base de combustibles, vamos a reducir la contaminación ambiental.
Sin embargo, el aumento en la importación eléctrica muestra que el ICE sigue atrasado en el desarrollo de nuevas plantas, lo cual tiene un costo a largo plazo.
Con una adecuada inversión en nuevas instalaciones, el ICE podría suplir las necesidades del mercado local a un precio competitivo, así como vender el excedente al resto de la región.
Eso sería posible si se hubieran construido proyectos hidroeléctricos como Boruca, de 1.200 MW, diseñado hace más de tres décadas.
Sin embargo esa obra, que ahora se llama Diquís y producirá 620 MW, se pospuso para entrar a operar hasta en 2020.
Las empresas eléctricas de cualquier país centroamericano pueden exportar energía a cualquier otro mercado mediante el sistema integrado de transmisión eléctrica.
Políticamente hablando, el gobierno de Laura Chinchilla presentó a principios de su administración un proyecto de ley que iba a garantizarle al ICE el papel de generador dominante.
Sin embargo, la propuesta tiene un futuro empinado al enfrentar el rechazo de algunos empresarios, políticos y empleados del instituto eléctrico.
Por su parte, la administración anterior había propuesto un plan que permitiría al sector privado tener un papel más importante en la generación eléctrica, pero no avanzó.
Lo cierto es que el 100% de la energía actualmente importada por el ICE desde El Salvador y Guatemala es producida por empresas privadas.
Danny Canales
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