Más de 10 años tardará país vecino para reponerse de la violencia de las maras
En cada país hay un Nayib Bukele: Christian Guevara, diputado de El Salvador
La política de mano dura no violenta derechos humanos, solo hace cumplir la ley
Esteban Arrieta [email protected] | Lunes 06 noviembre, 2023
Durante más de 40 años, varias generaciones de salvadoreños crecieron en un contexto de pura violencia.
Hoy, gracias a una política de mano dura que implementa el presidente Nayib Bukele, más de 60 mil pandilleros están tras las rejas y solo se han reportado poco más de 100 asesinatos este año, según Christian Guevara, diputado de El Salvador y jefe de fracción del partido oficialista Nuevas Ideas.
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Sin embargo, el cambio y las estrategias que impulsa Bukele no han estado exentos de polémica.
Organizaciones de derechos humanos acusan al gobierno de El Salvador de violentar los derechos humanos de los pandilleros.
Por otra parte, El Salvador sueña con convertirse en un hub de tecnología y turismo, a la vez que la transformación que duraría unos 10 años después de las pandillas ya arrancó a todos los niveles.
Por ejemplo, todos los niños en edad escolar ya tienen una tableta o computadora otorgada por el Estado con acceso a Internet, lo cual es un gran éxito y también motivo de admiración y envidia de la buena.
Por otra parte, el político niega que el Bukelismo esté interesado en conformar un partido en Costa Rica.
¿Cuál fue el motivo de su visita por Costa Rica?
Queríamos tener un par de acercamientos con medios de comunicación para dar a conocer la verdadera realidad de El Salvador.
En los últimos tiempos hemos sufrido mucha desinformación por parte de medios locales y algunos extranjeros. Yo soy periodista, conozco el gremio, la profesión, la libertad de prensa y por supuesto el peligro de la desinformación que se está generando en contra del gobierno de Nayib Bukele.
Queremos dar un mensaje claro y contundente antes de que el mundo ponga sus ojos sobre nuestro país con el certamen de Miss Universo.
Anteriormente se dio a conocer que un tío del presidente Bukele intentó conformar un partido político en Costa Rica, ¿tuvo alguna reunión en ese sentido con políticos ticos?
Nosotros no estamos franquiciando a Nuevas Ideas de ninguna manera.
Cada país es soberano en sus decisiones y no pretendemos influir de ninguna manera en la política local.
Sin embargo, sí tengo que reconocer que a El Salvador llegan alcaldes, diputados y empresarios de distintos países para conocer cómo funciona el milagro salvadoreño.
En el caso de Costa Rica, por ejemplo, tuvimos la oportunidad de conversar recientemente con el diputado Fabricio Alvarado de Nueva República, quien estaba interesado en conocer las acciones que se han emprendido para contener la criminalidad.
¿Se puede replicar ese modelo salvadoreño en un país como Costa Rica, el cual está siendo afectado por una situación de inseguridad?
No creo que sea algo que se pueda cortar y pegar. La realidad de El Salvador y Costa Rica es muy diferente.
Nosotros lidiamos con las pandillas y ustedes tienen el problema del narcotráfico.
Se trata de dos cánceres en diferentes lugares y que requieren diferente tratamiento.
Sin embargo, sí hay líneas generales, ya que aparte del crimen que enfrentamos, está la corrupción, que es un hermano gemelo de las problemáticas señaladas.
Los salvadoreños rompieron con esa corrupción y con el bipartidismo y dejamos atrás el modelo y la ideología de los años 70. Entonces, hay cosas que sí se podrían aplicar y otras que no.
Es cierto que El Salvador ha sido muy exitoso, pero las medidas tomadas han sido muy cuestionadas por grupos de derechos humanos, ¿qué opina?
Yo le pregunto, ¿qué vale más?, ¿el derecho de un criminal o el derecho de un ciudadano? Nosotros lo tenemos muy claro y si los gobiernos no entienden eso, la realidad y el destino es lo que nosotros teníamos.
Nos han acusado de violentar los derechos humanos, pero no toman en cuenta que lo que estamos haciendo no es otra cosa que hacer cumplir la ley.
En El Salvador tuvimos años donde se contaban 6 mil asesinatos al año y cuando el presidente Bukele asumió, hubo solo 4,500 y ahora, a estas alturas del año, solo tenemos registrados unos 100 incidentes.
Al gobierno le preocupa darle garantías a los buenos ciudadanos por encima de los criminales.
Si garantizamos los derechos que piden las organizaciones de derechos humanos, ya sabemos los resultados y estoy seguro que la gran mayoría del país no quiere regresar a ello.
Con las maras en la calle, los niños y jóvenes no tenían derecho a la educación porque los pandilleros los obligaban a entrar en las pandillas, mientras que las mujeres eran obligadas a hacerse novias de los malhechores.
Tampoco había permiso de libre tránsito y los comerciantes tenían que pagar impuestos a estos grupos delictivos como una extorsión para poder operar. Ellos eran un estado paralelo que a la vez impulsaba un estado fallido para los ciudadanos. Hubo masacres de 80 personas en un solo día y las organizaciones de derechos humanos nunca dijeron nada.
Se les acusa de violentar los derechos más elementales, ¿qué opina?
Nosotros solo hacemos cumplir la ley.
Todas las medidas que hemos tomado tienen su origen en la Constitución Política, a la vez que acabamos con los homicidios y la impunidad.
Ahora, un caso de homicidio se resuelve en 24 horas. Hay garantía de justicia y la gente está contenta. Los críticos internos provienen de los partidos que fueron desplazados y obviamente cuestionan.
Un Bukele en cada lugar
El Salvador tuvo que tocar fondo para que surgiera un líder como Nayib Bukele y empezara a transformar al país. Se trata de una situación límite. ¿Se corre el riesgo de que otros países latinoamericanos, al tocar fondo, le den el apoyo a un líder no apto y populista en el cargo?
Nosotros, con nuestro ejemplo, queremos dar esperanza de que se puede dar una gran transformación en términos positivos.
En Perú, en Colombia, en Chile, en Argentina, en Costa Rica, en todos los países hay un Nayib Bukele.
¿En Costa Rica quieren tener la seguridad que tenemos en El Salvador? Sí se puede hacer, si se vence la corrupción, y se aplica la ley. Le repito, en todos los países hay un Nayib Bukele, en todos los países hay un joven con gran vocación humana que no es parte del estatus quo. América Latina está llena de esas personas, que simplemente son expulsadas por el sistema político.
Nayib Bukele ya se postuló para un segundo mandato. Cortesía/La República.
¿Cómo es el futuro de El Salvador sin pandillas?
Brillante.
Solo en turismo aumentamos en un 100%, los salvadoreños están redescubriendo su hermoso país gracias a la seguridad, a la vez que la inversión extranjera está llegando y confiando en el país, generando oportunidades y empleo.
Antes, simplemente había zonas donde no se podía ir. El Salvador veía con envidia la inversión de gigantes como Microsoft y Amazon en Costa Rica, mientras que ahora, nosotros podemos competir también y soñamos con ser un centro neurálgico de tecnología en la región.
Ya firmamos un acuerdo con Google para inversión y nuestra idea es que sigan llegando empresas de ese calibre.
Tras resolver la problemática de seguridad, ¿cuál es el siguiente paso?
Tenemos una infraestructura pobre, en mal estado con más de 5,300 centros educativos afectados.
Sin embargo, estamos avanzando. Por ejemplo, hoy día cada niño o joven con edad de estudiar, tiene una tableta o computadora con acceso a Internet.
Esto aplica para las familias más humildes, desde la hija de una tortillera, por ejemplo. Queremos darle una oportunidad al país para que dé un salto al desarrollo y acabar con la brecha digital.
¿En cuánto tiempo se podrá recuperar El Salvador?
Lo primero es que tenemos que entender que los problemas de El Salvador tuvieron su origen en la guerra civil.
Una paz mal hecha, una cultura de corrupción, el crimen organizado y el contexto de narcotráfico regional son temas a considerar.
Hemos tomado buenos pasos, pero la parte verdaderamente difícil es mantener y continuar, darle impulso a un proyecto para que las nuevas generaciones crezcan al margen de un contexto de violencia. Soñamos con la primera generación de El Salvador que crecerá en paz desde finales de 1970.
En lo personal, yo no sé lo que es eso, pero sí sé lo que es que se metan a mi casa y apunten con un arma a mis seres queridos. Queremos cambiar eso, queremos vivir en paz. Estamos frente a una gran oportunidad de cambio.
¿Cuánto tiempo durará esa transformación?
Esta tarea nos va a tomar por lo menos una década. Serán 10 años para resarcir todo el daño que hemos sufrido por todo el crimen organizado y las pandillas.
¿De qué depende?
De los salvadoreños. Ellos ya conocen el modelo político, el pueblo tiene la llave para volver al pasado o continuar por esta senda.