Emiratos Arabes nos volvió a desnudar
Gaetano Pandolfo [email protected] | Martes 12 septiembre, 2023
El triste, lamentable y sorpresivo fallecimiento de don Erick Rodríguez, asistente técnico de la Selección Nacional en gira por Europa, lanza el resultado del juego entre las selecciones de Emiratos Arabes y Costa Rica a un segundo plano.
Claro que la derrota de la Tricolor ante el solvente equipo que dirige el lusitano Paulo Bento, no se debió a la muerte de don Erick, que lógicamente tuvo que haber afectado y mucho, todo el entorno emocional de la delegación nacional. Nada que ver.
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Costa Rica fue goleada 4-1 porque enfrentó a un seleccionado muy superior, sobre todo tácticamente a la modesta Arabia Saudita, un rival que en nuestra Nota del pasado lunes, lo calificamos como tan modesto como nuestro seleccionado.
Contra Emiratos Arabes fueron otros cien pesos, porque fue un equipo que le recetó a la Tricolor la medicina que más le duele y más daño le hace: presión en todo el terreno de juego.
También lo analizamos: si el rival le da espacio, el futbolista costarricense que tiene técnica se luce. Si lo presionan, desaparece como por encanto.
Emiratos Arabes demostró ser un equipo bien trabajado y con oficio. Practica un fútbol moderno, asociado y que construye bloques tanto defensivos como ofensivos, que impiden el libertinaje futbolístico del rival.
El 4-1 es duro, pero justo. Incluso lógico cuando se enfrenta una selección estructurada y bien entrenada, contra otra que bien puede calificarse como rejuntado improvisado.
Ahora, nada se gana haciendo leña del árbol caído.
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Eso sí, para nada nos gustó el planteamiento táctico de Claudio Vivas, un 4-2-3-1, que escondió a Joel Campbell por el costado derecho del ataque y lo distanció de Manfred Ugalde, lo que decapitó el ataque de la Tricolor.
En el primer tiempo, que terminó 3-0, se combinó el magnífico futbol de Emiratos, con futbolistas talentosos como Yahya Alghasanni (20), Ali Saleth (21), Ali Salmin (5), más el par de brasileños nacionalizados: Lima y Canedo, dos treintañeros de calidad, con garrafales yerros defensivos que dejaron a la intemperie a Keylor Navas.
Cómo consuelo, señalar que el segundo tiempo terminó empatado 1-1, el buen gol de cabeza de Julio Cascante y una leve mejoría de nuestro seleccionado, quizá derivada de que el rival congeló el ritmo frenético de la primera parte e hizo demasiadas variantes, que le ensuciaron el aceite a la máquina arrolladora de los primeros 45 minutos.