Elecciones en el Sur
Arnoldo Mora [email protected] | Martes 06 noviembre, 2007
Dichosamente —cosa, por desgracia, poco frecuente en la accidentada historia política de nuestros pueblos mestizos— en las dos últimas décadas ya no es ninguna novedad el que se celebren periódicamente elecciones. Lo que sí es novedad es su resultado, máxime si las analizamos bajo la óptica de lo que con los economistas podríamos calificar como una “tendencia”. Vistas así las cosas, lo que cabe es preguntarnos hacia dónde va Nuestra América. Si analizamos el resultado de las últimas elecciones específicamente en América del Sur, constatamos una tendencia a lo que, en forma genérica, podríamos calificar como una tendencia hacia la izquierda, entendiendo por tal no tanto un tinte ideológico, cuanto una inequívoca expresión de repudio a los grupos oligárquicos que tradicionalmente han usufructuado del poder. Por eso, en tiempos recientes, cada vez que se les ofrece la oportunidad, amplios sectores de la población optan por nuevas alternativas, cuya característica es la de afirmar la soberanía sobre sus propios recursos naturales y financieros frente a los centros hegemónicos del capital trasnacional y sus socios locales. Para muestra, echemos un rápido vistazo a lo que ha acaecido en las últimas elecciones en dos países de América del Sur.
Lo novedoso en las recién pasadas elecciones presidenciales de Argentina no es que el lecho nupcial se ha convertido, no solo en un nido de amor, sino en un trono de poder. Los esposos Kirchner seguirán como huéspedes de la Casa Rosada por, al menos, un periodo constitucional más, pero esta vez gozando de un poder casi omnímodo, pues el justicialismo de izquierda que ellos encarnan logró la mayoría en el parlamento y en la mayoría de los gobiernos provinciales. También merece destacarse que en la ciudad de Buenos Aires donde se concentra la mayor parte del electorado, ganó otra mujer, Elisa Carrió, de tendencia igualmente de centro izquierda, relegando al candidato de la oligarquía, el ex ministro de Economía Lavagna, a un humillante tercer lugar.
Detrás de esta victoria de la pareja patagónica está el fracaso de las recetas neoliberales del Fondo Monetario Internacional que, en los inicios de esta década, provocó la quiebra de un país como Argentina considerado tradicionalmente como el de mayor nivel económico e industrialmente más desarrollado de Nuestra América. La afirmación de su propia autonomía, de no depender más de los grandes centros financieros y de ser nuevamente una gran potencia agrícola, han devuelto al pueblo argentino su dignidad y se ha traducido en una bonanza en su economía como no la había tenido en muchas décadas.
Otro país del Sur que tuvo elecciones si bien a nivel local, fue Colombia. El Polo Democrático (izquierda) continuará en el poder en la capital, a pesar de que el presidente Uribe puso en juego todo su capital político al servicio de una oposición cuyo candidato resultó ampliamente derrotado. ¿Es esto un anuncio de lo que podría ocurrir en las próximas elecciones? Evidentemente, es todavía prematuro pronosticar lo que podría suceder pero, si como he señalado, las elecciones no se ven como hechos aislados, sino como una tendencia, lo sucedido en Argentina y en Colombia, podría interpretarse como un indicio de cuál es el sendero por el que quieren marchar nuestros pueblos en un futuro cercano.
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