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El proyecto Solís para cerrar instituciones

Arturo Jofré [email protected] | Viernes 22 enero, 2016


 Los gobiernos pasados han hecho todo tipo de malabarismos para coordinar este enjambre de instituciones, pero sin buenos resultados

El proyecto Solís para cerrar instituciones

El proyecto de ley que está planteando el diputado Ottón Solís tiene un título que asusta a muchos: C.E.R.R.A.R. En Costa Rica cerrar una institución es una tarea casi imposible, el último intento que recuerdo se dirigió hacia el IFAM, en que la discusión no se centró en si tenía sentido que siguiera funcionando, sino en presiones de todo tipo que terminaron enterrándolo. El proyecto actual trae una embestida contra varias instituciones, lo que levantará mucho polvo. En términos de viabilidad, esa es la parte más complicada de la propuesta.
Los fundamentos de este proyecto se basan en un hecho indiscutible: Costa Rica desde hace varias décadas ha perdido su lucha contra la pobreza. Hemos cometido dos errores fatales. Primero, hemos dispersado el ataque a la pobreza. Segundo, hemos confiado en la coordinación interinstitucional. Resultado: despilfarro de recursos sin avances significativos.
Los gobiernos pasados han hecho todo tipo de malabarismos para coordinar este enjambre de instituciones, pero sin buenos resultados. No tiene sentido seguir en lo mismo. No hay que coordinar, hay que unificar y focalizar. El proyecto busca terminar con la dispersión de instituciones.
La propuesta de creación del Ministerio de Asistencia Social (MAS) unifica los grandes desafíos que tiene el país en su lucha contra la pobreza. Eso implica, por una parte, el cierre de instituciones, como el IMAS, el INVU, el Fondo Nacional de Becas (Fonabe), el Inder… y, por otra parte, extraer de ciertas instituciones algunos programas sociales dispersos, como las pensiones del régimen no contributivo de la CCSS. Este proyecto, bien ejecutado, sería de un gran impacto social para Costa Rica.
Como lo expresa con claridad el proyecto, el cierre de instituciones no significa que se eliminan programas de ayuda, al contrario, se busca fortalecerlos. Si bien el trasladar funciones y recursos de otras instituciones o ministerios puede ser viable, el cierre de instituciones con la cesación del personal es muy complicado, sin importar los argumentos. Aquí entramos a tierra dura: las fuerzas de poder, en la que los pobres nunca ganan. Es aquí donde hay que centrar la discusión del proyecto.
La propuesta plantea otorgar beneficios extras a los trabajadores que serán despedidos, como una compensación económica adicional a las prestaciones legales. Esto en la práctica no atenuará las presiones. Sería mejor que muchos trabajadores sean recontratados por el MAS bajo reglas distintas, que otros puedan acogerse a un beneficio económico voluntario, pero habría que afinar más estas teclas para buscar la viabilidad del proyecto.
Costa Rica ha sido un país modelo en América Latina en el triángulo social: salud, educación, vida digna. En las últimas décadas no hemos podido mantener el paso para fortalecer estas columnas. Lo curioso es que los recursos económicos no constituyen el obstáculo principal… los desajustes andan por otro lado.


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