El ICE, el INS, los bancos... ¿Quién más?
Arturo Jofré [email protected] | Viernes 10 febrero, 2012
El ICE, el INS, los bancos… ¿Quién más?
Una empresa pública, en ciertas circunstancias, puede competir con igual o mayor éxito que una privada en un mercado abierto. No es fácil que se den esas circunstancias, pero pueden crearse. En Costa Rica tenemos algunos ejemplos que pueden sustentar esta afirmación.
Costa Rica pasó de la banca privada a la banca estatal cuando los revolucionarios del 48 llegaron al poder. De pronto nos encontramos con un monopolio que por décadas marchó con políticas similares, hasta que vino la apertura. Una de las quejas más frecuentes a la banca estatal eran los altos intereses que cobraban por los créditos, a pesar de que captaban ahorros pagando intereses muy bajos. Se señalaba entonces que la causa del amplio margen de intermediación era la ineficiencia propia de los entes públicos.
Después de décadas de competencia la banca estatal sigue con muy buena salud. En 2011 los cuatro bancos estatales, incluido el Banco Popular con su figura jurídica-administrativa especial, duplicaron las utilidades que obtuvieron los 12 bancos privados.
Ahora les toca el turno al INS y al ICE, quienes participan en áreas muy competitivas. El INS ha estado ajustando sus sistemas de seguros y se ha adelantado a la competencia, todo hace pensar que mantendrá el liderazgo en este campo. El ICE ha enfrentado bien la apertura y mantiene a raya a los competidores. A poco más de dos meses de competencia abierta, los resultados proyectados en esta etapa preliminar no son los esperados por las nuevas empresas y el ICE sigue reteniendo más del 90% del mercado.
La fuga masiva de clientes que los críticos anunciaban en esta fase inicial no ocurrió. El INS y el ICE son instituciones sólidas, verdaderos baluartes nacionales, que pueden nadar bien en las aguas turbulentas.
Importantes sectores defienden la tesis de que el Estado no debe tener empresas que compitan en el libre mercado, excepto en áreas muy excepcionales. Se equivocan. Si bien es cierto el Estado no debe estar presente en todos los sectores, como son los casos de la Fábrica de Licores, los negocios del IMAS en las tiendas de los aeropuertos, los antiguos estancos del CNP… hay sectores muy sensitivos para la sociedad en que la presencia del Estado cumple un papel crucial.
Uno de los grandes problemas del libre mercado es el fenómeno del oligopolio, el dominio del mercado por muy pocos actores. Este fenómeno puede atacar incluso a grandes economías, pero es más frecuente en las medianas y pequeñas.
La disfunción que se da en estos casos es la colusión entre las grandes compañías al ponerse de acuerdo en los precios de productos o servicios que prestan. La empresa pública puede ser un obstáculo para este tipo de colusión.
Lo importante es que la empresa pública compita sin abandonar su misión social. Ahora la pregunta es: ¿qué hace que una empresa pública tenga éxito en medio de un clima altamente competitivo? Espero abordarlo en una próxima columna.
Arturo Jofre
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