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El voto es individual no colectivo: ¿a quién le importan las encuestas?

Natiuska Traña [email protected] | Lunes 27 septiembre, 2021


El hombre primitivo actuaba en manada. En un entorno salvaje, donde no se tenían todas las habilidades para proveerse alimento y refugio, pertenecer a un grupo se volvió necesario para suplir esas carencias y garantizarse mayores probabilidades de subsistencia.

Siglos después, no hemos dejado de ser tan primitivos y mantenemos ese comportamiento consecuencia de la sicología evolutiva y seguimos buscando la aceptación del grupo y la aprobación de una mayoría, ahora para llenar la necesidad de pertenecer a algo y no sentirnos aislados.

Elisabet Noelle-Neumann, politóloga alemana propuso la Teoría de la Espiral del Silencio para explicar cómo la opinión pública semeja este comportamiento, donde las personas se adaptan a las opiniones que predominan en su contexto social y prefieren plegarse al pensamiento de la mayoría, antes de exponer sus opiniones si son minoritarias. Así como en el siglo XXI, se trata de evitar el temido aislamiento, de los que consideran la piña como un ingrediente aceptable para la pizza.

Entonces, ¿Qué vienen a hacer las encuestas electorales en las campañas políticas? Aunque fueron concebidas para informar, han sido utilizadas para “hacer creer” a una mayoría que son una minoría e intentar cambiar su criterio rumbo al día de las elecciones. Generalmente, el sector al que se busca convencer es al electorado dubitativo, al indeciso, para que considere que el candidato que las encabeza es por el cuál deberían votar porque es el “ganador”.

A escasas 20 semanas para acudir a las urnas, es importante recordar las encuestas de las elecciones anteriores, donde los sondeos de las empresas autorizadas no lograron reflejar los resultados finales obtenidos. Lo cual pareciera evidenciar que se han convertido en medios de propaganda para modificar conductas y el pensamiento de grupo, más allá de ser una herramienta de información.

Tenemos claro, porque fue publicado en varios medios de comunicación, que en el 2018 algunas empresas encuestadoras fueron contratadas por partidos políticos para influir en la opinión de los votantes indecisos (que cada vez es el porcentaje mayor en cada elección). No obstante, sus afirmaciones no coincidieron con el resultado que arrojaron las urnas.

No hay que olvidarse que, las encuestas que vemos en varios medios de comunicación no votan y no definen quién va a ser el próximo Presidente. Poco favor le hacen estos instrumentos al electorado, que entre risa y malestar, se oponen a tratar esos datos como su “realidad”.

Nadie es ganador o perdedor en este momento, y deberían poner atención los candidatos a sus acciones y a la apatía que han generado por la falta de transparencia y el afán de manipular al votante.

Estas encuestas podrían estar moviendo los resultados que quieren reflejar a conductas totalmente opuestas, porque el electorado no se está dejando “llevar” por “números” que han demostrado últimamente una enorme diferencia entre esos datos y los resultados finales del votante.

El verdadero impacto se tiene en las urnas, donde pareciera que se presentará una mayoría a intentar hacer lo imposible, para que esas encuestas no sean ciertas.

P.d. Solamente a los financistas de las campañas les importan las encuestas.

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