El Sol
Leopoldo Barrionuevo [email protected] | Sábado 01 noviembre, 2008
El Sol
Leopoldo Barrionuevo
Una vez más, surge el astro rey como el centro de una vieja teoría filosófica: la de su constante girar hacia el Poniente, hasta conjugarse con el Oriente y de este modo entroncarse con los imperios que rigen al mundo histórico.
El Sol da la vida y hasta donde sabemos, la historia surge en China milenaria desde donde avanza con su caracol de fuego siempre hacia el Oeste: al pasar por India genera una nueva raza, la que denominaría indoeuropea y marcaría nuestro advenimiento, en un traslado que generaría el futuro de Europa a través de dos corrientes: la que se introdujo por el centro hasta generar a los etruscos y la que ingresó por Creta y Micenas para dar vida a Grecia. Previamente, los persas y los egipcios disfrutarían de ese pasaje cultural y militar, sin dejar de mencionar a Mileto en Turquía con el cual se inicia el predominio del mar, de los puertos y las islas y del Mare Nostrum con los fenicios y otros navegantes.
En la península que después sería Italia, los griegos del sur y los pueblos del norte generarían Roma que fue a poco, dominante imperio de buena parte de Europa, con preferencia de sus costas, sin adentrarse demasiado en sus montañas y rutas internas.
Los germánicos dominaron el Medioevo, mientras los árabes se ocuparon de España que no era tal sino una serie de reinos que serían unificados por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón quienes en su nieto Carlos I de España o Carlos V de Alemania tuvieron el primer emperador a nivel mundial, quien con absoluta certeza proclamó que en sus dominios nunca se ponía el sol.
Ingleses y franceses disputaron los finales del siglo XVIII, se impuso la marina británica y por doquier crearon colonias; más de un siglo después, la rubia Albión resistió a Alemania Nazi y la alianza con los soviéticos y norteamericanos les permitió sobrellevar la Segunda Guerra Mundial, si bien al precio de perder sus dominios; tiempo después, la Unión Soviética defeccionó y perdió sus repúblicas y Estados Unidos se convirtió en el primer Imperio Mundial de fines del siglo XX gracias a la riqueza económica y la tecnología. El ciclo del Sol parecía se cerraba aunque algunos filósofos señalaron en los 80 la continuidad del recorrido solar hacia Japón, pero más recientemente muchos se han inclinado por China primero e India después como los destinados a recorrer el sendero obligado en un recomienzo del lento caracol de fuego siempre hacia el Poniente.
Lo cierto es que el dominio imperial de Estados Unidos se ve amenazado desde hace un tiempo y en estos momentos, la cuestión vuelve sobre el tapete.
Como nada es eterno y los liderazgos ceden cuando no resultan apropiados a los cambios históricos, al menos debemos pensar seriamente si lo que nos está ocurriendo no es otra cosa que la ruptura de la discontinuidad que suele darse con cierta periodicidad histórica; lo cierto es que los imperios de la última postguerra fueron cediendo lentamente hasta entrar en crisis. Con el cuento del neoliberalismo nos quisieron hacer creer que la economía de mercado no requería la intervención estatal porque se acomodaba sola, y bien, parece que se olvidaron de los especuladores y corruptos y saltó la banca. Lo que maravilla es la escasez de pensamiento fresco que ofrezca soluciones. Se les descarriló el tren y lo único que escuchamos es la cháchara preelectoral de siempre destinada a ganar votos y salvar capitales. Los pobres el mundo que se jodan.
www.leopoldobarrionuevo.com
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