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El sétimo

Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 03 marzo, 2008


El sétimo

Claudia Barrionuevo

Pertenecemos a la cultura judeocristiana y no podemos evitarlo aunque no comulguemos con ninguna fe. Respondemos, por lo tanto, a las reglas lógicas que fueron dictadas desde hace siglos para permitir la convivencia social.
El sétimo mandamiento vale en cualquier cultura y es penado de muy diferentes maneras en cada una de ellas.
En nuestro país no robarás se ha convertido en cómo robarás y las modalidades son múltiples y especializadas. Tenemos desde los rateros que arrancan carteras en la calle hasta las bandas dedicadas a las obras de arte. El robo de vehículos es una actividad organizada y se da todos los días. Lo más trágico es la violencia que media en todos los actos delictivos.
Lejos de estos ladrones —desde el punto de vista de origen social no de sus intenciones— están todos aquellos que con mayor o menor grado de creatividad han ideado otras formas de apropiarse de lo que no les pertenece.
Muchos ciudadanos han sido víctimas de quiebras de las financieras: no han recuperado lo invertido en ellas y, en la mayoría de los casos, los culpables están libres.
Algunos bancos nacionales promueven sus servicios cibernéticos pero no se hacen responsables por los múltiples robos cometidos por ese medio.
Las leyes no marchan al mismo paso que la especialización del delito de sustracción, particularmente en los casos de soborno y corrupción donde el vacío legal parece impedir la condena de los culpables. Entre los delitos y la ley, entre lo moral y lo legal y entre las condenas a unos y otros existen demasiadas contradicciones.
Ahora mismo, sin mediar ninguna condena moral, el ICE podría volver a contratar a Alcatel. Uno no entiende si se trata de un problema de pérdida de memoria inmediata o de la impunidad más terrorífica.
¿Qué es más grave o dañino para la sociedad? Todo un tema. Ahora mismo los diputados se han visto en la difícil tarea de determinar los castigos para el robo intelectual, más conocido como piratería, como una de las exigencias del TLC. La propiedad intelectual en los países pobres debe ser estudiada detalladamente para evaluar dónde termina la necesidad y dónde empieza el usufructo.
Robar es robar. Independientemente de que sea pecado o no, o de que determinada modalidad de robo esté estipulada en la ley, no debe hacerse porque rompe los códigos de convivencia en armonía.
Sin embargo, ensañarse contra un pobre hombre que ha cometido un delito de poca monta, en una sociedad donde todos nos quejamos de la impunidad ante enormes desfalcos (incluso contra instituciones de bien social como es la Caja de Seguro) me parece cruel. Alegrarse de la desgracia que cae sobre alguien que comete un acto estúpido de ilegalidad me resulta mezquino.
El símbolo de la justicia es una mujer con los ojos vendados que denota imparcialidad sosteniendo una balanza que nos habla de lo equitativo, del equilibrio. Todo el que cometa un delito debe ser procesado y reprendido pero de manera justa.

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