El Populismo es Democracia
José Pablo Rodríguez [email protected] | Lunes 14 octubre, 2024
José Pablo Rodríguez
En años recientes, el mundo viene enfrentando una polarización de visiones extremas que no parecen encontrar cómo conciliarse. Costa Rica no es la excepción. Por ejemplo, recientemente luego de la propuesta del Gobierno de la República de llevar la Ley Jaguar a referendo. La pugna política no se ha hecho esperar y hay quienes han tildado de populista al presidente Rodrigo Chaves, título que en realidad le impusieron incluso antes de esta propuesta de Ley y a quien acusan de autoritario y de atacar la institucionalidad del país. Sobre este tema quisiera compartir algunas reflexiones.
La palabra “populismo” se utiliza ampliamente en la actualidad por múltiples sectores para describir a personas, gobiernos o movimientos políticos. Así lo define la Real Academia Española (RAE) indicando que el populismo es una “Tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”. (Usado más en sentido despectivo). Ante esto yo me cuestiono: ¿no sería lógico pensar que una tendencia política que busca atraerse a las clases populares, es democrática? En otras palabras ¿debería una tendencia política democrática apelar a los gustos y preferencias de las élites o de las clases populares?
Menciono a las élites porque precisamente pareciera que lo contrario al populismo sería entonces el “elitismo”, definido por la RAE como la “Actitud proclive a los gustos y preferencias que se apartan de los del común”. Estas definiciones de populismo y elitismo nos llevan irremediablemente a cuestionarnos ¿qué es la democracia? Según la misma RAE democracia es: 1. “Sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente por medio de representantes. 2. País cuya forma de gobierno es una democracia. 3. Forma de sociedad que reconoce y respeta los valores esenciales de la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. 4. Participación de todos los miembros de un grupo o de una asociación en la toma de decisiones”
En resumen, todo indica que para ser democrático, un país debe tener, entre otras características, un gobierno que tenga legitimidad, cuya soberanía resida en el pueblo, donde se respeten los valores esenciales de libertad y donde todos los ciudadanos seamos iguales ante la ley. También donde todos participemos en la toma de decisiones. Precisamente por esto, es sumamente revelador que ciertos grupos tilden al presidente Chaves de populista. Efectivamente pareciera que lo es, pero no en el sentido despectivo que algunos actores le quieren atribuir y que anota la definición de la RAE. La tendencia política de Chaves no solo “pretende atraerse a las clases populares”. La pretensión se ha concretado en una realidad palpable de apoyo mayoritario al Presidente. Según reciente encuesta de OPOL Chaves cuenta con un 62.4% de respaldo a su labor entre los costarricenses, incluso subiendo 3 puntos porcentuales en relación con la última medición realizada en junio. Pasada la mitad de su Administración, el Presidente sigue gozando de una aprobación y popularidad alta. Casi dos de cada tres costarricenses lo apoyan.
De acuerdo con la definición de la RAE, para que una democracia exista, todos los ciudadanos debemos ser iguales ante la ley y participar en la toma de decisiones. A pesar de esto, he escuchado con preocupación a sectores indicando que el pueblo no está suficientemente preparado para tomar decisiones técnicas como las relativas a la Ley Jaguar, que involucra, entre otros temas, la delimitación de las funciones de la Contraloría General de la República. Argumentan que no se debe dejar en manos del pueblo y las clases más bajas y menos informadas, decisiones de tal envergadura e impacto nacional.
Al manifestarse de esa forma dichos grupos revelan nuevamente, su tendencia a subestimar las capacidades del pueblo, proponiendo de forma no tan velada, limitar su participación en decisiones políticas de trascendencia nacional. Esto en mi criterio resulta bastante preocupante pues se estaría ignorando precisamente el hecho de que la soberanía reside en el pueblo y no en grupos seleccionados que desdeñan la democracia participativa. Dicho de paso, algunos de estos grupos de poder o élites no han sido capaces de resolver múltiples problemáticas nacionales en más de medio siglo de haber estado en varias ocasiones en el ejercicio del poder político.
Yo por el contrario creo que en Costa Rica el pueblo es educado y si no lo fuera, entonces las décadas de gasto público en educación deberían ser reconsideradas. Creo que el pueblo tiene la capacidad y el derecho sagrado de decidir en absolutamente todas las temáticas que inciden en nuestra República. Sin embargo, mientras existan actores que tengan éxito en limitar los derechos políticos de la población, la democracia costarricense sufrirá y se debilitará. No por escribir en la Constitución Política que tenemos un régimen democrático esto se hace automáticamente realidad. Si solo eso bastara, ya muchos países de corte dictatorial serían democracias solo por haber puesto “República Democrática” en su nombre. Para consolidar la democracia, debemos ejercer la democracia. Es mi opinión que el populismo, en su acepción pura y restando la carga negativa que ciertos grupos le quieren abonar, es democracia.
Finalmente, ya sé que me lloverán críticas de cercanos y ajenos que me endilgarán una larga lista de calificativos por supuestamente “salir a defender a Chaves”. Eso no será más que el reflejo de la crispación y polarización mencionada al inicio. Hoy día ya las personas no pueden opinar sin ser etiquetadas o incluso, “canceladas”. Dicho esto, quiero aclarar que nunca he participado en política electoral, no he sido ni soy militante en ningún partido político y la presente opinión la hubiese escrito sin importar quién estuviera en el poder, suponiendo que dicho Presidente se encontrara en la misma situación que enfrenta el presidente Chaves hoy día.