El personal de servicio versus el anfitrión
Jose Salom [email protected] | Viernes 14 septiembre, 2018
Hoy en nuestra industria, poco a poco hemos dejado de ver al salonero como esa persona a la cual le ordenamos nuestras bebidas y alimentos, con quien nos sentimos felices simplemente por su rapidez y efectividad en la atención.
Hoy se ha convertido, para nuestra industria, en alguien entrenado y comprometido con la recepción y sobre todo con el trato de los comensales sin distinción.
La calidad y capacidad de recibir y tratar a huéspedes y extraños de una manera cálida, cordial y receptiva aparte del dominio técnico del oficio de servicio respectivo es lo que separa a un salonero de un anfitrión.
Lea más: Bueno o malo, todo depende del “foodie”
¡Un anfitrión! Este es el término que está creciendo y consolidándose cada vez más en los hoteles y restaurantes del más alto nivel de calidad en servicio y experiencia ofrecida.
En otras palabras, los más caros.
Costa Rica, en este sentido, es un país privilegiado por contar con una sociedad cuyas características se prestan para ser ejemplo y referente mundial.
Pero como todo en la vida, hay mucho camino por delante y mucho por trabajar.
Lea más: Y es que el mundo da vueltas
Sería de mucha conveniencia para nuestra industria realizar un plan nacional que involucre cámaras de turismo, restaurantes, hoteles, junto con instituciones educativas y ejecutarlo de inmediato, porque sería vital que este fuera el estándar que recibe cada comensal sin importar cuánto puede y está dispuesto a gastar.
Podríamos estar en camino no solo de ser un país con una vasta reputación en cuanto a biodiversidad importante y única, también podríamos vendernos como un país no solo de cinco millones de habitantes sino más bien cinco millones de anfitriones y ahí es donde nos promovemos como una verdadera potencia mundial.