El Papa y Trump no tienen más en común que una cita en el Vaticano
Bloomberg | Miércoles 24 mayo, 2017
El papa Francisco cree que el cambio climático es una de las mayores amenazas para la humanidad. Donald Trump piensa que podría ser un engaño chino. Francisco quiere que las puertas del mundo se abran a los refugiados. Trump quiere menos de ellos en Estados Unidos. La desigualdad de ingresos es una seria preocupación para el Papa. El Presidente millonario reescribiría el código de impuestos de Estados Unidos para hacer a los ricos aún más ricos.
Para el Presidente, es un encuentro que puede brindarle cierta legitimidad mientras se enfrenta a una crisis política en su país. Para Francisco, es una oportunidad para influir en un líder que, a pesar de todos sus tropiezos, sigue siendo la persona más poderosa del mundo.
"Hay un amplio rango de temas en los que el Papa y Trump difieren, pero el punto de su encuentro no es forjar un acuerdo sobre ellos o cambiar la mente uno del otro, el punto es establecer un vínculo de confianza, que ambos pueden pedir en el futuro para promover sus agendas", dijo el biógrafo papal Austen Ivereigh en una entrevista telefónica.
Trump no tenía prisa por conocer al líder de los 1.200 millones de católicos, según un alto funcionario del Vaticano que pidió no ser identificado porque no estaba autorizado a hablar públicamente sobre el tema. Según la fuente, la Casa Blanca no se acercó al Vaticano hasta finales de abril, señalando que los líderes suelen programar reuniones con el Papa con dos o más meses de anticipación.
Francisco adoptó una actitud de expectativa en la víspera del encuentro. Cuando se le preguntó si esperaba que Trump suavizara su postura en relación a temas como el cambio climático y los migrantes después de su reunión, Francisco dijo a los periodistas en un vuelo de regreso de su visita a Fátima en Portugal que no estaba dentro de su "cálculo político".
"Hablaremos, cada uno dirá lo que piensa. Cada uno escuchará al otro, nunca hago un juicio sobre una persona sin primero escucharla. Hablaremos y después diré lo que pienso", dijo Francisco.
Trump, de 70 años, y Francisco, de 80, no podrían ser más diferentes. Hijo de un inmigrante italiano en Argentina, Francisco ha hecho de la humildad un rasgo distintivo de su papado. Se negó a vivir en el opulento Palacio Apostólico, eligiendo una casa de huéspedes para funcionarios de la Iglesia cerca de la Basílica de San Pedro.
Trump nació y se crio rico, y como un adulto trató de hacer su marca personal sinónimo de opulencia. Como presidente, ha dividido su tiempo entre la mansión presidencial y sus lujosos clubes en Palm Beach, Florida, y Bedminster, Nueva Jersey. Uno de sus primeros actos oficiales fue una orden que buscaba bloquear indefinidamente a los refugiados sirios para que entraran a Estados Unidos. La orden fue bloqueada por tribunales federales.