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El futuro del comercio entre Costa Rica y China

José Pablo Rodríguez [email protected] | Lunes 14 marzo, 2022

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José Pablo Rodríguez es Director Regional en Asia de la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (PROCOMER)*

La semana pasada comentaba sobre lo que el futuro podría traer en materia de tendencias de los flujos comerciales entre América Latina y el Caribe con China, en base a un reporte publicado sobre este tema por el Atlantic Council. El caso de Costa Rica en particular, no se menciona en el reporte de forma directa, pero es uno que en conjunto con otros países de la región, podría enfrentar una profundización en su déficit comercial con China. Hay que recordar que en materia de comercio de bienes, si bien es cierto China es nuestro segundo socio comercial después de los Estados Unidos, a diferencia de este último, China es nuestro principal origen de déficit comercial a nivel global. En síntesis, hoy día es relativamente poco lo que exportamos a China en comparación con todo lo que importa nuestro país desde esa nación. En el caso de Estados Unidos, por el contrario, exportamos un volumen bastante importante de bienes y también somos asiduos importadores de bienes con origen estadounidense. En otras palabras, es una balanza más balanceada si se quiere. Estados Unidos sigue siendo hoy día el destino número uno para las exportaciones costarricenses.

​Ahora bien, en casi todos los escenarios descritos en el reporte del Atlantic Council, las importaciones de bienes chinos en la región mostrarían un aumento significativo. Pero, ¿en base a qué seguirían creciendo las importaciones de productos chinos en América Latina y el Caribe desde hoy al 2035? ¿No es que luego de la pandemia las empresas están reubicando sus cadenas globales de suministros? ¿No es que los costos de producción en China sobretodo en mano de obra, han incrementado mucho, trasladando flujos comerciales al Sudeste Asiático? Pues bien, a pesar de los aumentos en los costos de la mano de obra y de los insumos, los efectos de la geopolítica y la pandemia, China como mercado mantiene condiciones óptimas para la producción con las que muy pocas naciones pueden competir vis a vis. Ejemplo son los costos transversales como el kilovatio hora, el cual es quince veces más barato en China que en Costa Rica. La infraestructura de primer orden, los puertos de primer nivel, las facilidades que brindan los gobiernos locales y provinciales a las empresas que se instalan en sus Zonas Económicas Especiales. Todos estos puntos y otros más, hacen que el sector exportador chino, en múltiples industrias, tenga una ventaja competitiva que es difícilmente replicable en otras latitudes, haciendo muy difícil la competencia no solo digamos en el mercado chino, sino incluso afectando fuertemente la posibilidad del desarrollo de industria local, la cual en un mundo interconectado también debe competir con productos chinos a nivel internacional y con el resto del mundo, aunque sus costos de producción no sean comparables con los de China.

​Aún con el invierno demográfico experimentado por China en los últimos años, el envejecimiento de su población y los crecientes costos de mano de obra, desde ya y en las próximas décadas, la revolución industrial 4.0 muestra el camino a seguir por las grandes industrias chinas, que en muchas áreas han logrado ya la automatización de sus líneas de producción, reduciendo su dependencia de la mano de obra y por ende, controlando de manera efectiva sus costos de producción.

​Por el otro lado, es probable que las bases productivas de la región de América Latina y el Caribe, seguirán erosionándose hasta el 2035, a menos se tomen las medidas del caso para realizar las transformaciones necesarias. La alta concentración de productos agrícolas en las exportaciones de América Latina y el Caribe a China es peligrosa en el tanto otras geografías como África se levantan, en ciertas áreas, como alternativa a nuestra región. Si bien es de esperar que la exportación agrícola y de minerales continúe creciendo de cara a China, todo parece indicar que el periodo de bonanza experimentado en las últimas dos décadas podría sufrir un enfriamiento, para entrar en una nueva etapa en la cual los flujos crezcan, pero de forma más limitada.

​La respuesta a estos retos entonces, para nuestra región y para nuestro país en particular, vendría acompañada de acciones de fortalecimiento y construcción de base productiva y de mejoramiento de la competitividad país. Acciones como la reducción en las facturas que se le pasan al sector productivo exportador, en materia de impuestos, cargas, seguridad, burocracia, tipo de cambio, costos eléctricos, son claves si lo que se busca es fortalecer la competitividad país y por ende, del sector exportador.

​Las acciones anteriores, a su vez, harían más atractiva la plataforma de comercio exterior que ofrece Costa Rica, para ser utilizada por el capital extranjero de cara a China y al mundo, tal y como lo hacía Intel de forma intensiva pocos años atrás y lo hacen hoy día las empresas de dispositivos médicos y de eléctrica y electrónica basadas en el Régimen de Zona Franca. Incrementar la inversión en estos sectores para, a su vez, incrementar exportaciones de cara a China, podría ser una excelente estrategia país para sostener una balanza comercial con China más favorable para Costa Rica.

​Para la creación de base exportadora, una acción clave tiene que ver con el acompañamiento en primeras fases de los proyectos de internacionalización y con el acceso al financiamiento. Para esto una banca estatal con propósito, podría jugar un rol central en la viabilidad de dichos proyectos y su competitividad a nivel global. El acceso al crédito preferencial, rápido y con apoyo del Estado es algo con lo que también cuentan muchas empresas chinas en su arsenal de municiones para atacar los mercados globales.

​Finalmente, la mayor tarea de nuestro país parece estar a nivel interno, mejorando aspectos de competitividad. Ya la autopista comercial con China quedó establecida desde el 2011 con la entrada en vigor del TLC que hoy día mantiene el 96% de las líneas arancelarias en libre comercio. También existe un Acuerdo Bilateral de Inversiones entre Costa Rica y China, así como un Memorando de Entendimiento en el cual Costa Rica ingresa al la Franja y la Ruta. Ahora necesitamos construir entornos e infraestructura moderna y competitiva, para que nuestras empresas puedan transitar de forma exitosa esa autopista. Eso requerirá de un gran esfuerzo de transformación interna, con alianzas público-privadas, para mejorar nuestra competitividad de cara al gran mercado chino y en general a los mercados internacionales.

Es Máster en Gerencia y Negociaciones Internacionales y tiene una especialización en Liderazgo de Talentos y Equipos

Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no representan la visión u opinión de la organización para la que trabaja.






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