Lo que caracterizaba a Costa Rica como líder en derechos humanos en la región y que inclusive lo hacía país receptor para muchos refugiados políticos ha quedado en el olvido
El espejismo de los derechos humanos en Costa Rica
Jorge Solano [email protected] | Jueves 18 abril, 2019
El pasado 3 de abril los representantes de la comunidad Bribri y Brörán de Salitre convocaron a una conferencia de prensa por el asesinato del activista Sergio Rojas Ortiz.
El hecho vino a desmantelar una cruda realidad que se ha vivido en Costa Rica desde hace algunos años y que, lamentablemente, no ha sido hasta el asesinato de este líder social que se le ha prestado atención al problema.
Lo que caracterizaba a Costa Rica como líder en derechos humanos en la región y que inclusive lo hacía país receptor para muchos refugiados políticos ha quedado en el olvido.
Los pueblos Bribri y Brörán han sufrido más de 24 hechos de violencia desde 2010 hasta la fecha.
Ellos hablan de agresiones físicas, violencia patrimonial y múltiples agresiones verbales con las que se enfrentan a diario sin recibir ningún tipo de protección por parte del estado.
Los líderes sociales cuentan que en los últimos cuatro años no se han realizado ninguna detención hacia algún perpetuador.
El estado costarricense ha ignorado la súplica de los pueblos indígenas, desde el Poder Judicial hasta el Poder Legislativo; todo lo prometido ha quedado en papel.
Por su parte, la policía de la zona argumenta que no cumple con los recursos para garantizar la protección de los ciudadanos, llegando inclusive dos horas después de que se presentan las agresiones o simplemente recomienda que se deben referir a Atención a la Víctima, los cuales argumentan que solo les pueden garantizar protección si son trasladados a centros de atención.
Es lamentable ver cómo en las esferas de poder se negocian los derechos humanos con tal de llegar a acuerdos fiscales o se enfocan en proyectos ambientales que le dan a Costa Rica cinco minutos de fama internacional, mientras los ciudadanos ven sus derechos humanos cada día más comprometidos.
A los políticos se les está olvidando que no se puede hablar de desarrollo si se limita al desarrollo económico; se debe luchar por un desarrollo integral.
Quiénes son si no los que están en la base de la sociedad y las minorías los que sufren más ante este tipo de políticas.
Varios partidos se niegan a limitar el uso de armas, las mismas con las que asesinan a nuestros jóvenes y líderes sociales.
A los partidos políticos oficialistas se les olvida lo que los llevó al poder hace poco menos de un año: la lucha por la igualdad y el respeto a los derechos humanos.
Parece ser que, al igual que para el presidente no son una prioridad las mujeres que mueren en clínicas clandestinas o inclusive en hospitales estatales por falta de leyes que garanticen un aborto legal y seguro, la lucha por la defensa del territorio y la vida de los pueblos Bribri y Brörán tampoco lo es.
En estos tiempos en los que los llamados ejemplos para la sociedad, desde políticos hasta sacerdotes, van cayendo uno a uno, esperamos que los ciudadanos no sufran del tan común síndrome de memoria selectiva y cortoplacista que tanto afecta Costa Rica.
El único consuelo para los que están verdaderamente comprometidos con las luchas sociales —y no solo lo están cada cuatro años— es la frase “ex malo bonum”; la represión y las falsas promesas del gobierno hacia mujeres, pueblos indígenas y comunidad LGBTI en estos tiempos no eran si no volver más fuertes a estas mujeres y minorías que han resistido a lo largo de la historia. Y lo seguirán haciendo.