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COLUMNISTAS


El entierro del PUSC

Vladimir de la Cruz [email protected] | Miércoles 24 agosto, 2022


Asistimos el fin de semana pasado, que se realizó la Asamblea Nacional del Partido Unidad Social Cristiana, para renovar autoridades internas, en la cual se eligió a Juan Carlos Hidalgo Presidente de ese Partido, quien se ha propuesto realizar una reforma profunda del Estatuto, con la intención de cambiar la forma de escogencia y elección de los candidatos a diputados, al entierro del Partido Unidad Social Cristiana.

No hizo las Asamblea un balance de la participación del Partido en la última elección, ni tampoco de repaso de las elecciones pasadas, después del Gobierno de Abel Pacheco.

Un objetivo para las nuevas autoridades del Partido es adaptar la organización partidaria al momento actual que vivimos. Esto, afirmaron, lo quieren realizar con base a los valores del Humanismo cristiano como una guía ante la situación del país, reconociendo a la vez que el “social cristianismo” tiene poco asidero en el electorado, poco “pegamento” y poca “importancia” dijeron, por lo que es imperativo eliminar de su nombre el concepto ·socialcristiano”, de modo que el Partido deje de llamarse Unidad Social Cristiana y pase a llamarse simplemente Partido Unidad, evocando probablemente a la coalición política UNIDAD que, en 1978, llevó Rodrigo Carazo a la Presidencia de la República y en 1982 postuló en su primera candidatura a Rafael Angel Calderón Fournier.

El “social cristianismo” ya no es una etiqueta de venta de un producto del mercado electoral, reconocieron, con la esperanza que el cambio de nombre sea algo más que un mero cambio cosmético.

Por más frases que se hayan dicho en torno al valor de las ideas socialcristianas la verdad es que en ese partido estas banderas socialcristianas ya se habían arriado hace mucho tiempo, como ha sucedido con las banderas socialdemócratas en Liberación Nacional.

La situación internacional, sobre todo después de la caída del Sistema Mundial Socialista, de la irrupción del mundo globalizado y del imperio de las ideas neoliberales, como ejes vectores de la dinámica económica uy política de estos últimos 30 años, hizo que los valores políticos y las doctrinas políticas que fueron fuertes durante el período de la Guerra Fría, 1945-1990, como el marxismo, el marxismo leninismo, la socialdemocracia, el socialcristianismo decayeran como banderas de partidos políticos pujando por la irrupción de un nuevo orden social, el socialismo, y por la defensa del existente modelo político capitalista, que resultó imperante y dominante en las relaciones internacionales, abriendo una nueva etapa de sistemas políticos imperialistas, que disputan de nuevo sus áreas de influencia y de control de materias primas estratégicas, de mercados de mano de obra baratos, de mercados para colocación de productos y de control de las relaciones comerciales internacionales.

Esas doctrinas políticas se han debilitado en el accionar electoral en casi todas partes del mundo, recurriendo a nuevas formas de expresarse, lo que ha conducido a su arrinconamiento en el mundo electoral, sin que por ello desaparezcan los concepto de “izquierda” o “derecha”, de “conservador o neoconservador” o “progresista”, con los nuevos actores denominados “liberales” o “neoliberales” y más recientemente con los grupos de nuevos cristianos no católicos participando con sus diversas denominaciones en el escenario electoral. Estos grupos políticos neo cristianos, pentescostales, no católicos, de hecho han desplazado a los tradicionales “socialcristianos”, sin que estos cristianos no católicos sean una fuera doctrinal política.

La Iglesia progresista, en América Latina, de las décadas de 1960, 1970 y 1980 particularmente, quedó desplazada también con los cambios mundiales surgidos a partir de 1990.

El poco tiempo de existencia del Partido Unidad Social Cristiana, desde 1983 hasta el pasado fin de semana, con tres gobiernos en sus espaldas, los de Rafael Angel Calderón, Miguel Angel Rodríguez y Abel Pacheco, fueron su tiempo de esplendor. De ellos el “más” socialcristiano intelectual, política y conceptualmente ha sido, o es, Miguel Angel Rodríguez, pero había perdido influencia en ese Partido, después de los escándalos que le rodearon, hasta que en los últimos años ha recuperado sus espacios de opinión y presencia pública con éxito y mérito, pero con poca influencia en la estructura del Partido Unidad Social Cristiana, como quedó evidenciado en las discusiones de su participación en la última campaña electoral.

El arreo de las banderas socialcristianas, como planteamientos sociales y reformistas, y la izada, en su lugar de las banderas liberales y neoliberales, que han caracterizado a este partido, desde hace bastante tiempo, han hecho, nada más, que con la eliminación del concepto “socialcristiano” de su denominación partidaria, se hayan quitado el vestido, las ropas que de alguna manera los acercaba a sectores populares en identificación con sus problemas socio económicos principales.

El pasado domingo simplemente la Unidad Social Cristiana se desnudó, se deschingó y despelotó, se quitó los harapos socialcristianos que le quedaban, al proponer llamarse solamente UNIDAD, sin saber todavía cuál es el vestido teórico ideológico con que se van a cubrir.

No se trata simplemente que en el discurso sigan hablando y alabando el socialcristianismo, lo que se verá como simple demagogia. La realidad es que con las nuevas autoridades políticas que se eligieron lo que se avecina en el asta de ese partido es una nueva bandera liberal conservadora, lo que se apreciará en la bancada de diputados que tienen actualmente frente a los proyectos de ley conservadores y neoliberales que hay en trámite y en su posición frente al debilitamiento y de eliminación o desestructuración, hasta donde puedan, del Estado Social de Derecho existente.

El pasado domingo firmaron el acta de defunción del Partido Unidad Social Cristiana.

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