El aseguramiento de la calidad en la Educación Superior en tiempos del Covid-19
Ana Isabel Solano Brenes [email protected] | Martes 20 abril, 2021
La actual situación sanitaria provocada por el COVID-19 nos permite prever de cara al segundo semestre 2021 que las Universidades en nuestro país mantendrán la modalidad virtual en la impartición de lecciones, modalidad que inició en marzo del 2020 como respuesta a esta emergencia sin tiempo para el análisis de la calidad en los procesos implementados en esta metodología, la transformación de las clases presenciales a un formato virtual se llevó a cabo por la urgencia y no por una planificación pensada para impartir lecciones con una metodología completamente online, las mayoría de las universidades en general no estaban preparadas desde una perspectiva institucional, trasladar de repente los cursos presenciales a un formato no presencial requirió un gran esfuerzo principalmente de los profesores que se vieron obligados en tiempo real a dar una respuesta de emergencia sin espacio para elaborar rediseños de los cursos que desde su concepción fueron diseñados para impartirse presencialmente, de igual forma no hubo mucho tiempo para capacitar a los docentes.
De repente los profesores universitarios una mayoría formados en el siglo anterior y sin mucha o ninguna experiencia en herramientas digitales de aprendizaje tuvieron que reinventarse y reaprender nuevas formas de enseñar y de acceder al conocimiento desarrollando y fortaleciendo una nueva actitud y cultura digital, muchos docentes en cuestión de días por medio de capacitaciones cortas y tutoriales tuvieron que ingresar al mundo hasta entonces desconocido de las herramientas de docencia online mediante plataformas como: Google Meets, Zoom, o Microsoft Teams, entre otras, al tiempo que utilizaban su iniciativa para en un plazo de horas cambiar programas y adaptar materiales a la modalidad virtual y resolviendo a duras penas la incógnita de cómo realizar las evaluaciones, sin lugar a dudas no hubo tiempo en detenerse a pensar en el modelo de aseguramiento de la calidad de esta nueva modalidad de enseñanza.
Actualmente y a más de un año de utilizar la modalidad virtual en la impartición de lecciones la cual se estima se extenderá para lo que resta de este año, se hace necesario un alto en el camino para analizar la calidad de la enseñanza impartida en esta modalidad. Diversos estudios destacan la importancia de mantener y mejorar la calidad en tiempos del COVID 19, uno de ellos elaborado por el profesor Gustavo Adolfo Rincón Botero* de la Universidad del Quindío en Colombia propone algunas interrogantes de importancia para el aseguramiento de la calidad:
1) ¿Cómo se concibe la calidad en este momento?
2) Los profesores y estudiantes, con estos cambios ¿Qué entienden por calidad?
3) ¿Cómo romper la barrera de la preconcepción que se tiene sobre la calidad con la mediación de la tecnología?
A partir de estas interrogantes el profesor Rincón Botero plantea una serie de reflexiones y propuestas de gran interés que pueden ser aplicables en nuestro medio para mantener y mejorar en aspectos claves del aseguramiento de la calidad en la enseñanza de las Universidades en estos tiempos de pandemia a saber:
1. Las herramientas virtuales que se han habilitado por la emergencia llegaron para quedarse, aún después de que ésta se termine. También se habrá acelerado el momento para que el Sistema de Aseguramiento de la Calidad defina con claridad, los criterios específicos para evaluar programas virtuales, a distancia y presenciales que hagan uso de las TIC como herramientas de mediación lo que implicará también el diseño de estrategias para garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a equipos de cómputo y una conectividad adecuada, por lo que los equipos financieros y de planeación pueden aprovechar este período para ello.
2. Es un momento oportuno para que todos los profesores hagan un gran esfuerzo para generar competencias digitales y apropiación de las mismas. Esto permitirá que se trabajen las competencias transversales –también llamadas blandas o globales– que van desde las tradicionales como lectura y escritura crítica, razonamiento matemático, trabajo en equipo, dominio de segunda lengua, hasta otras como empatía, solidaridad, creatividad, competencias tecnológicas (ISTE), ciudadanía mundial, redes conectivas, pensamiento sistémico, habilidades gerenciales, entre otras. Con seguridad este tipo de competencias se pueden desarrollar con mediaciones virtuales, así como algunas disciplinares, aplazando las actividades que requieren la presencialidad como laboratorios, prácticas, entre otras.
3. La flexibilidad será un criterio de vital importancia al momento de diseñar las estrategias pedagógicas, curriculares y evaluativas. Los profesores y estudiantes deberán ceder en sus posiciones antagónicas y encontrar puntos de acercamiento para que se alcancen los resultados u objetivos de aprendizaje propuestos.
4. Los profesores, paradójicamente, tendrán un mayor conocimiento de sus estudiantes, pues en la virtualidad hay más formas de participación. Por ejemplo, algunos estudiantes a los que nunca le habían escuchado la voz, se expresarán más fácilmente desde su computador o celular. Para ello es importante que los profesores estén al tanto de las situaciones particulares de sus estudiantes y contribuyan desde sus posibilidades, a mantener la moral y el ánimo en alto. Pero también los estudiantes deben estar atentos al estado de ánimo de sus profesores y apoyarlos cuando desfallezcan en estos difíciles momentos.
5. La evaluación será, tal vez, uno de los mayores retos, pero también la oportunidad de reflexionar sobre aquello de lo que nos han venido hablando en los últimos años: los resultados de aprendizaje. Es un momento disruptivo para reflexionar sobre las metodologías y enfoques evaluativos y para que los programas académicos incorporen los resultados de aprendizaje en los procesos de autoevaluación con fines de acreditación, renovación de la acreditación o del registro calificado. Ya algunas universidades han cambiado a evaluaciones cualitativas y desde los mismos estudiantes se escuchan propuestas innovadoras para su evaluación, sin demérito de la calidad. No podemos olvidar que en este momento el aprendizaje se centra en el estudiante, por esta razón cobra más relevancia el proceso (cualitativo) que el desarrollo de un examen u otra estrategia de evaluación cuantitativa.
6. La pandemia puede ser también una oportunidad de aprendizaje: modelos matemáticos para hacer proyecciones de su evolución, diseño y construcción de respiradores, elementos de protección para el personal de la salud, alimentación saludable, manejo de residuos en las viviendas e impacto ambiental, pedagogía con la familia, son entre otras muchas, alternativas para desarrollar competencias en los estudiantes tan importantes para su desempeño profesional como para la sostenibilidad del planeta.
Las anteriores propuestas y reflexiones invitan a las Universidades al análisis para convertir la situación actual en una oportunidad de mejora de los procesos, la experiencia y conocimientos adquiridos en tiempo de pandemia sin duda alguna contribuirán a generar mejores prácticas del aseguramiento de la calidad que contribuirán con la transformación en los métodos de enseñanza, su aplicación y de los mecanismos de evaluación como uno de los grandes desafíos que enfrentan las Universidades ya que cuando esto termine no podemos ni debemos ser los mismos, el cúmulo de experiencia adquirida nos debe guiar a una mejor transmisión de conocimientos.
* (Jefe de la Oficina de Gestión y Aseguramiento de la Calidad, profesor catedrático; Consejero Comisión Nacional Intersectorial de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior CONACES)