Echar para su saco…
José Pablo Rodríguez [email protected] | Lunes 30 mayo, 2022
José Pablo Rodríguez
Director Regional en Asia, de la Promotora del Comercio Exterior de Costa Rica (PROCOMER)*
El 2 de mayo del 2021 me encontré una llamada perdida de Danilo González, ex-Cónsul General de Costa Rica en Shanghái. El día anterior me había llamado en la tarde, pero yo tengo la mala costumbre de dejar el teléfono en silencio los fines de semana. Por eso no escuché cuando entró la llamada. Cuando llegué a casa ese día ya era tarde y bueno, llamé de vuelta hasta el día siguiente. Danilo me contestó y me dijo que estaba en el hospital pues en los dos últimos días no se había sentido bien y se fue a revisar. Le pregunté si todo estaba bien y me dijo, con voz grave, que no lo estaba: “José, todo apunta a que tengo un problema de salud grave…esa es mi situación en este momento”, me dijo.
Después de colgar, de inmediato me fui para el hospital a acompañarlo y a entender la situación. A partir de ese momento pasaron dos meses y medio muy turbulentos en los que hicimos todo lo posible por atender la situación y actuar lo más rápido posible. Su deseo más grande era poder regresar a Costa Rica con su familia, al lado de “su red de apoyo”, como le llamaba y dejar este mundo desde el terruño. Gracias a Dios que le concedió su deseo y logró regresar al país, donde finalmente a pocos días de haber llegado, falleció.
Los días que siguieron a la muerte de Danilo se publicaron notas en los medios de comunicación nacional que resumían su amplia lista de logros profesionales y académicos. Por eso mismo no me voy a referir a esos ya que fueron ampliamente difundidos. Lo que sí quisiera hacer es dejarles un par de testimonios de lo que fue su paso por China, en donde lo llegué a conocer.
Para dar un poco de contexto, la Oficina de PROCOMER en China a mi humilde cargo, comparte local con el Consulado General de Costa Rica en Shanghái. Es así que Danilo y este servidor, compartimos lugar de trabajo y nos veíamos prácticamente todos los días. A pesar de trabajar para dos instituciones costarricenses distintas, él en la Cancillería y yo en PROCOMER, la cordialidad y amabilidad siempre estuvieron presentes en todo momento. A tantos miles de kilómetros de Costa Rica, dos ticos trabajando en China, aunque de distintas instituciones, no deberían tener más opción que unirse y apoyarse mutuamente.
Desde que llegó Danilo a la ciudad hizo exactamente eso, apoyar. Se puso a las órdenes de PROCOMER y apoyó decididamente y sin egoísmos, todas las acciones de promoción comercial que teníamos en en plan de trabajo de la Institución. Nos acompañó en actividades, ferias, visitas de campo, visitas ministeriales, nos abrió puertas e incorporó en actividades del cuerpo consular y otras organizadas por las autoridades locales. Siempre que hubiera un componente comercial, él me preguntaba si quería participar. En otras palabras, siempre estuvo dispuesto, de una forma muy decidida y respetuosa a apoyar a la Oficina de PROCOMER en China y por ende, de forma directa, al sector exportador.
A los pocos meses de haber asumido como Cónsul General, Danilo tuvo que hacerle frente al tema de la pandemia. Se abocó 24/7 a apoyar a los costarricenses en la jurisdicción consular e incluso en ocasiones fuera de ella, consiguiendo inclusive algunos productos como mascarillas y alcohol en gel que eran imposibles de conseguir en China en ese momento, compartiéndolos gratuitamente con nuestra comunidad. Según testimonios de los mismos ticos, se le recuerda como un funcionario de primer nivel que estuvo dedicado a apoyar en todo momento a la comunidad de costarricenses a su cargo, atendiéndoles consultas en todo momento cuando fuera necesario.
La partida de un compañero de trabajo y amigo, es algo muy triste. Luego de ser diagnosticado me repitió varias veces: “José Pablo, vea lo que me está pasando, eche para su saco”, lo que yo interpreté como una exhortación a que cayera en cuenta de que la vida es efímera, frágil, prestada y de que Dios decide cuándo nos llama de regreso, sin consultarnos si creemos estar listos o no. Les comento que desde que Danilo partió, yo paso “echando para mi saco” todos los días. Viviendo cada minuto y cada segundo al máximo. Dando gracias por cada día que logro abrir mis ojos, por la vida, por la salud, por la oportunidad de aportar un granito de arena al país.
Danilo fue un gran compañero y amigo. De él aprendí muchas cosas sobre diplomacia, leyes, relaciones internacionales, etc. Tenía un bagaje increíble y mucha experiencia acumulada. Además de un gran profesional, fue un gran ser humano, siempre pendiente, preocupado por los demás costarricenses, con un verdadero espíritu de servicio. No le dio tiempo de escribir sus memorias, Dios se lo llevó muy rápido. Pero una de las lecciones más grandes que me dejó todo lo narrado es que estamos de manera temporal en esta tierra. No tenemos tiempo que perder. Debemos vivir la vida de forma intencional. Por eso, decidí escribir esta columna en su memoria y compartir con ustedes un poco sobre él. También para recordarles que esta vida es prestada, que debemos vivirla intencionalmente y bueno, finalmente, en palabras de Danilo, que “echen para su saco”.
*Es Máster en Gerencia y Negociaciones Internacionales y tiene una especialización en Liderazgo de Talentos y Equipos.
Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no representan la visión u opinión de la organización para la que trabaja.