¿Dónde está la liquidez que soltó el Banco Central?
Gabriel Esteban Alpízar Chaves [email protected] | Miércoles 25 septiembre, 2019
En el Banco Central (BCCR), la mayoría, el resto está en el Ministerio de Hacienda. Déjenos explicarle y borrarle las facciones de extrañeza que su faz debe estar teniendo. El 31 de mayo, la Junta Directiva de la Autoridad Monetaria decidió liberar ¢380.000 millones al pasar el encaje mínimo legal del 15% al 12% con el propósito de generar "una mayor disponibilidad de recursos prestables en colones, así como una reducción para las entidades financieras en el costo de captación en moneda nacional".
Dicha medida pretende motivar el crecimiento económico en el corto plazo, mediante incrementos en las colocaciones crediticias, ya que el razonamiento detrás de la medida se fundamenta que el precio del dinero, al estar más bajo, gatilla la cantidad demanda de crédito, el cual debería de canalizarse para un mayor consumo de las familias y la inversión en las firmas lo que en el tiempo (18 meses aproximadamente, tiempo de ejecución de la política), reduciría la brecha potencial negativa de crecimiento económico, que tenemos, pues este motor, en promedio, se mueve al 4% y actualmente llega al 1,5%, decantando, entre otras cosas, en niveles de desempleo extremadamente preocupantes del 12%.
Pero entonces, ¿ha funcionado esta intuición económica? Los datos ofrecen evidencia contraria para el período de ejecución, la tasa de crecimiento del último trimestre del crédito en moneda local es de 0,27% y en dólares es de -0,18% pero las operaciones en el mercado integrado de liquidez, (MIL: mercado organizado en "el BCCR el cual constituye el medio por el cual sus participantes negocian entre sí operaciones diferidas de liquidez, en moneda nacional y extranjera, garantizadas y no garantizadas") particularmente en la subasta de contracción en moneda local donde toma dinero el BCCR siendo uno de los instrumentos de política monetaria, ha tenido una participación promedio de ¢237.367 millones a una tasa diaria de 4% que paga la Autoridad Monetaria, desde julio de este año.
Otro de los mercados que ha disfrutado de este caudal de colones, porque hay que agregar los liberados por las reducciones de la tasa de política monetaria que restan 1,25% durante este año, al pasar de 5,25% al 4,00%, es el mercado de deuda pública que, con cada invitación semanal del Fisco, los inversionistas postulan en promedio ofertas por valor de ¢126.000 millones a una tasa promedio de 8,88%.
Estos recursos, al no migrar al sector real de la economía, sino al estarse empozando en el sector nominal de esta, generan una "inflación bursátil" donde los precios de los bonos estás subiendo aceleradamente con su consecuente reducción en las tasas de interés.
En los últimos 8 meses, las curvas de rendimiento en colones se han reducido 2,9% y en dólares 3,3%, elemento que claramente no será permanente.
Ahora bien, ¿qué está provocando que el dinero no fluya a las canaletas que promuevan el crecimiento y alimenten las operaciones de absorción del BCCR al pagar por estos recursos en el MIL y la deuda pública, principal gatillador del déficit fiscal?
La confianza, las expectativas que el día de mañana será peor que las de hoy, aumenta la propensión marginal a ahorrar en el corto plazo, no gastamos, detiene la inversión, posterga decisiones de contratación de personal, evalúa trasladar operaciones a otro país y cerrar las actualmente abiertas.
Dicha confianza ha mermado tanto, que cualquier indicador de estas muestra desplomes históricos de cualquier fuente que tomemos.
Implicaciones de política: Frente a este escenario, es necesario contar con pull factors (elementos que jalen) las expectativas lúgubres a unas más dichosas, para todos los agentes económicos en particular familias y firmas.
Contar con un proyecto económico claro y sencillo, que todos los conozcamos, que fragüe los objetivos que nuestra economía requiere es vital, el cual el comercio exterior con socios que no están pasando penurias a las nuestras, nos ofrezcan sus productos y nosotros los nuestros, pero no nos referimos al Gobierno, como hacedor de esta idea, la cual es necesaria, pero no suficiente.
Cada familia y firma debe contar con un proyecto similar que motive y construya un mejor horizonte.
En el tanto, esta tarea se materializa, por el lado de los artífices gubernamentales está más que claro que el "combustible" para nuestro motor no podrá ser surtido por la política fiscal, como fue el caso de Plan Escudo en el 2009, de cara a la crisis financiera internacional, donde se adoptó medidas permanentes de gasto para un ciclo económico recesivo que sería temporal (“10 años parece”).
Entonces, dentro de las opciones, la responsabilidad ahora decanta en la política monetaria, pero, bajar más las tasas de interés y las tasas de encaje mínimo legal para que la gente no use ese dinero y así esperarnos 18 meses para saber si dicha acción, fue efectiva para activar nuestra economía en el corto plazo, puede ser una espera muy costosa, ya que sabemos que en el largo plazo dicho incentivo es neutral (o sea no afectará) a las tasas de crecimiento económico.
Al parecer, la opción debería de estar apuntalando a algo nuevo, un paradigma que ofrezca desatorar los canales de transmisión de política monetaria, actualmente obstruidos por expectativas enquistadas en nubarrones.
Algo así como un quantitative easing tico. Imaginemos si el BCCR empleara otro mecanismo para llevar la liquidez a los mercados bursátiles, ya que parece que el crédito no levantará.
En el artículo 52 inciso c) de la Ley Orgánica del BCCR le permite transar (comprar-vender y conservar) títulos mobiliarios de primera clase, o sea, bonos del Ministerio de Hacienda, a los tenedores de dichos activos financieros en el mercado secundario.
Esta acción le permitiría a empresas y familias que, teniendo este ahorro, puedan canalizarlo a otros proyectos, ya que por los montos transados en el mercado secundario es extremadamente ilíquido, un agente como el BCCR podría volver más "caudaloso" este flujo de efectivo de lo que es hoy.
En el balance de la Autoridad Monetaria le permitiría contar con activos del Estado para realizar su política monetaria...qué más indicador de confianza; no transgrediría el hecho de prestarle dinero del Estado para financiar sus operaciones ya que las acciones se darían en el mercado secundario no en el primario.
Tendría el BCCR un rol gatillador para el desarrollo de un mercado bursátil empantanado por décadas y fomentaría la rotación de activos financieros y dinero para volver a recalentar la economía.
Tal vez, usted esté pensando que habría un problema de selección adversa, ya que el BCCR al mover las tasas de interés podría cambiar a su conveniencia el valor de dichos títulos valores afectando al resto de los tenedores, pero ¿no hace lo mismo al ser principal y agente en el mercado cambiario y nadie duda de la buena fe del buen BCCR?
Este mecanismo, no utilizado antes, no sería exclusivo del BCCR ya que otras Autoridades Monetarias alrededor del mundo lo emplean como es el caso de la Federal Reserve (Banco Central Estadounidense) la cual no emite deuda, y ejerce parte de su política monetaria mediante activos financieros del mercado de deuda pública.
Estas y muchas ideas como bajar las cuotas de la CCSS a las empresas y las personas, simplificación burocrática y tributaria, recanalizar montos de dinero a destinos específicos para que sean utilizados por la Caja Única del Estado (léase lo mandatos de las utilidades de los bancos públicos al IVM, CONAPE, INFOCCOP y la Comisión Nacional de Emergencias), deben ser estudiados bajo parámetros para determinar su temporalidad o permanencia.
Recordemos que todo problema coyuntural se atiende con soluciones que calcen en su debido plazo, ya que de lo contrario, estaremos en presencia de un problema mayor en el largo plazo, y sobre todo permanente.
Estas acciones, junto con la innovación financiera es lo que necesitamos para volver a la senda de un crecimiento económico del 4%, ya que desde el punto de vista fiscal, el instrumento se cerró hace tiempo.
Gabriel Esteban Alpízar Chaves
Extesorero Nacional