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Dominus illuminatio meam et al

Humberto Pacheco [email protected] | Martes 24 febrero, 2009


TROTANDO MUNDOS
Dominus illuminatio meam et al

Lic. Humberto Pacheco A., M.C.L.

La cadena de desaciertos del Papa Benedicto XXVI es preocupante, pero lo es mucho más el trasfondo, ya que sus actuaciones políticas, como las de cualquier líder humano, están conformadas por la información que le facilite y lo que le aconseje su cuerpo de asesores. Que el Papa libere de una excomunión a un maniaco al que se la impuso otro Papa más importante y serio, y luego manifieste, ante el garrafal error, que no sabía que el mal nombrado “obispo” estaba en contra de los preceptos y prédicas de la Iglesia Católica, nos muestra un Papa errático y muy mal informado. Que además la discusión sea en torno a desconocer el holocausto, ofendiendo la sensibilidad del Pueblo Judío y de quienes, no siendo judíos, condenamos fervientemente el holocausto, es una atrocidad.
Para cometer esa grandiosa equivocación, clímax de otra serie de desaciertos, el Papa tuvo que ser muy mal aconsejado por sus asesores. Esto nos hace sospechar que del Vaticano se ha apoderado una secta de trogloditas cuyas creencias religiosas, propias de la Inquisición y olorosas a nazismo, no riman con los principios cristianos que se nos inculcaron, y ponen en entredicho la infalibilidad del Papa, entendida esta como un concepto que no conocemos ni entendemos pero que, con gran fe, aceptamos.
Lo más grave es que esta “administración” está destruyendo el enorme progreso logrado en las relaciones con las diversas ramas del catolicismo y con el judaísmo por el Papa Viajero, así como el proceso de humanización de la iglesia que comenzó con el Papa que más admiramos, Juan XXIII.
Cosas como ésta han alejado a los fieles de la iglesia, aunque no necesariamente de la religión. Sí hemos de creer lo que dicen Benedicto y su séquito- que están tratando de hacer que el rebaño vuelva al redil- lo están haciendo muy mal.
Y hablando de amor al prójimo, asumiendo que los periodistas son humanos, tenemos que cuestionar cual es el motivo que tendrán algunos para perseguir a ese gran futbolista de la Selección Nacional y del Saprissa que fue Hernán Medford, hoy ángel caído porque últimamente no le ha ido bien como entrenador. Cual sí fueran chusma “estadiera”, lo elevaron al Olimpo de los Dioses cuando su golazo nos hizo vibrar de orgullo por ganarle a México en su propio patio (y les dio mucho para sus columnas), persiguiéndolo hoy con saña porque su gestión como entrenador no les gustó, ó su personalidad les molesta.
Mientras ostentó la dirección de la Selección Nacional, a la que por cierto él no se autonombró, Hernán fue blanco legítimo de las críticas, pero una vez removido del cargo debió cerrarse ese capítulo. Para eso tienen pillos probados en los estrados deportivos a los que deberían estar denunciando diariamente. Lo demás es perseguir a un ser humano porque no se tiene nada mejor que hacer. Hernán, todavía hay algunos que seguimos admirando su trayectoria y agradeciéndole lo que hizo como jugador de la Selección Nacional y de nuestro equipo el Saprissa.
Al iraquí acusado de atacar a George W. Bush con “armas de destrucción masiva”- sus botas- le están aplicando en Iraq medidas desproporcionadamente crueles. Por manifestar, un poco chabacanamente sí se quiere, lo que toda la humanidad- incluso en los Estados Unidos- sentía ya por el más desacertado presidente de la historia de este país, el comunicador enfrenta largos años en prisión. No podemos aceptar que tan trivial incidente haya motivado algo más que un arresto de unos días.
Bush haría bien, para no irse al anonimato luciendo tan “requetemal”, con practicar un poco de ese “holier than thou” que predicaba y ofrecerle a este hombre su perdón personal.

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