Dele viaje, si se puede
Dele viaje, si se puede
Como mencionaba en mi anterior columna, emprender un negocio no es una labor sencilla como algunos creen, mucho menos en estos tiempos, cuando las cosas cambian a una velocidad que es difícil seguirles el paso.
Las formas tradicionales de hacer negocios se redefinen, empresas desaparecen y otras aparecen todos los días.
Sin embargo, ese cambio también representa grandes oportunidades de negocio para aquellos líderes capaces de verlas y llevarlas a cabo.
Aun así, no basta con tener ganas de ser empresario; no basta con creer que se cuenta con una buena idea.
Pasar de empleado a empresario requiere hacernos las siguientes preguntas.
¿Estoy 100% convencido de querer ser empresario o al menos de morir en el intento?, ¿Tengo una idea de negocio viable y con altas posibilidades de éxito? ¿Me apasiona la idea? ¿Estoy dispuesto a adquirir las habilidades y aptitudes necesarias para ejecutarla y tratar de llevarla al éxito?
El tercer punto es crítico. Uno de los errores que cometen muchas personas cuando emprenden un negocio por primera vez, es creer falsamente que al ser expertos en sus áreas de especialidad, tendrán grandes probabilidades de ser exitosos como empresarios.
Es decir, piensan que por el simple hecho de que alguien sea un buen ingeniero civil o muy bueno lavando carros, podría tener una buena constructora o un super lavacar.
Nada más lejos de la realidad.
Ser empresario requiere habilidades en muchas áreas, algunas técnicas (mercadotecnia, finanzas, planeación) y otras, tal vez aún más relevantes, que son las habilidades emocionales.
Liderar equipos de trabajo, tratar con clientes, con proveedores, llegar a acuerdos con socios, entre otros, requiere enorme inteligencia emocional pues los negocios fluyen cuando existen sintonía y armonía entre las partes involucradas.
Con respecto al segundo punto, es importante entender que no todas las ideas de negocios son necesariamente oportunidades y que no todas son adecuadas para uno.
En esto, la pasión juega un papel fundamental. Está comprobado que tenemos muchas más probabilidades de éxito como empresarios si disfrutamos y nos apasiona lo que hacemos.
Un reconocido consultor empresarial decía que “La pregunta correcta no es: ¿Qué negocio debo emprender? La pregunta correcta es: ¿Qué negocio debo poner en marcha que explote al máximo mis habilidades, pasiones y contactos?”.
Yo le agregaría que además solucione un problema o satisfaga una necesidad de manera eficiente y mejor que los competidores.
Finalmente, y para terminar de atrás hacia delante, con respecto al punto uno, si está convencido o al menos dispuesto a morir en el intento: Dele viaje, si se puede.
Juan Ignacio Pignataro
Asesor independiente
[email protected]