Del Acuerdo de París a la cumbre de Glasgow 2021
Roberto Dobles [email protected] | Lunes 24 mayo, 2021
La próxima Conferencia de las Partes número 26 (COP26), dentro del contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), está programada para llevarse a cabo en Glasgow (Reino Unido) del 1 al 12 de noviembre del 2021 y ha creado muchas expectativas sobre sus posibles resultados.
En el sitio Web de esta nueva cumbre internacional se señala que “la cumbre COP26 reunirá a las partes (los Estados) para acelerar la acción hacia los objetivos del Acuerdo de París (en el 2015) y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”.
Los objetivos del Acuerdo de París contienen los compromisos voluntarios de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) adquiridos por cada país, a los cuales se les llama “contribuciones previstas determinadas a nivel nacional”.
Estas contribuciones de reducción de las emisiones de GEI de cada país son determinadas por los países, de conformidad con propias sus circunstancias.
I. Resumen del contexto de la cumbre climática de Glasgow
1. Conferencia de las Partes (COP)
La Conferencia de las Partes (COP, donde cada parte es un Estado) “es el órgano supremo de toma de decisiones de la Convención (la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático). Todos los Estados que son Partes de la Convención están representados en la COP, en la que revisan la implementación de la Convención y cualquier otro instrumento legal que la COP adopte y toman las decisiones necesarias para promover la implementación efectiva de la Convención, incluidos los acuerdos institucionales y administrativos”.
La COP se reúne a fínales de cada año, todos los años, a menos que las Partes decidan lo contrario. La primera reunión (COP1) se celebró en Berlín, Alemania, en marzo de 1995.
La Asamblea Legislativa ratificó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en el año 1994 (mediante la Ley No. 7414, la cual es un tratado internacional).
2. Acuerdo de París (2015)
La Conferencia de las Partes número 21 (COP21) realizada en París a finales del 2015 tuvo una relevancia particular con respecto a las otras cumbres climáticas de años anteriores por el tipo de acuerdo global que se logró aprobar por los Estados miembros.
Esta Conferencia terminó con la adopción de lo que se ha llamado el Acuerdo de París, el cual establece el marco global y los objetivos voluntarios de los países para la lucha contra el cambio climático.
Sobre este acuerdo, la ONU señaló lo siguiente:
• “El 12 de diciembre del 2015, en la COP21 de París, las Partes de la CMNUCC alcanzaron un acuerdo histórico para combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono”.
• “El Acuerdo de París es un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante. Fue adoptado por 196 Partes (Estados) en la COP21 en París el 12 de diciembre del 2015 y entró en vigor el 4 de noviembre del 2016”.
La Asamblea Legislativa de Costa Rica ratificó este tratado internacional el 3 de octubre del 2016 mediante la Ley No. 9405.
Las Conferencias de las Partes que se realizaron posteriormente a la COP21 de París no tuvieron la misma relevancia. Estas cumbres climáticas se realizaron en las siguientes ciudades: COP 22 Marrakech (Marruecos, 2016), COP 23 Bonn (Alemania, 2017), COP 24 Katowice (Polonia, 2018) y COP 25 Madrid (España, 2019). La COP 26 se iba a realizar en el 2020 en Glasgow en el Reino Unido pero fue cancelada debido a la crisis sanitaria global creada por la Covid-19.
II. Retos de la COP de Glasgow (2021)
Como se señaló anteriormente, la COP26 que se realizará en Glasgow está generando muchas expectativas.
En un artículo titulado “What is COP26 and why is it so important?”, publicado por “euronews.green”, se señala lo siguiente:
“La COP26 está siendo vista como la sucesora de la COP21, donde se firmó el Acuerdo de París, posiblemente el mayor éxito de la CMNUCC en los últimos años. La COP26 se considera la cumbre para abordar tanto lo que se ha logrado como lo que no se ha logrado desde el 2015”.
“También es la primera COP que se lleva a cabo desde que Estados Unidos se retiró y luego se reincorporó al Acuerdo de París, por lo que es probable que haya más ojos en las contribuciones de Estados Unidos a la cumbre”.
En el 2017, el presidente Donald Trump había retirado a los Estados Unidos del Acuerdo de París.
Una vez que tomó posesión este año, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva para que los EE.UU. se reincorporan al Acuerdo de París y ha asumido un importante liderazgo climático global.
Se estima que, a partir de la COP26 en Glasgow, la implementación del Acuerdo de París del 2015 sería el impulsor clave (“key driver”) de la acción climática en el mundo.
III. Costa Rica y la revisión del cumplimiento de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París
Como se señaló al inicio, una de las prioridades de la cumbre climática de Glasgow 2021 será la revisión de las llamadas “contribuciones previstas determinadas a nivel nacional”, que fueron los compromisos adquiridos voluntariamente por los países para reducir las emisiones de GEI, dentro del marco del Acuerdo de París del 2015.
El Gobierno de Costa Rica participará en esta nueva cumbre climática acarreando un incumplimiento total de los compromisos internacionales adquiridos en el 2015.
Como ha sido señalado en las columnas anteriores, en el 2015 el Gobierno comprometió al país, dentro del marco del Acuerdo de París, a una trayectoria decreciente de emisiones de GEI con estudios y planes de escritorio y sin dotarles de sus respectivas capacidades de implementación para respaldar dicho compromiso internacional.
En ese momento era evidente, que, en el mundo de la cruda realidad, el país no iba a poder cumplir con ese compromiso.
Aun así, en el 2020 el Gobierno comprometió nuevamente al país a otra trayectoria que contenía un mayor compromiso de reducción de las emisiones nacionales de GEI.
Al igual que ocurrió en el 2015, este nuevo compromiso de reducción de las emisiones nacionales de GEI adquirido en el 2020 se hizo con estudios y planes de escritorio y sin dotarles tampoco de sus respectivas capacidades de implementación que respaldaran dicho compromiso.
Nadie estaba forzando al país a adquirir los compromisos que el Gobierno adquirió voluntariamente en el 2015 y que se reforzaron aún más en el 2020, también voluntariamente.
Como fue claramente señalado en mis columnas pasadas, la cruda realidad muestra, con base en información oficial, que el país tiene una trayectoria creciente de emisiones en pleno aceleramiento y que desde el 2015 no se han dado acciones relevantes que hayan cambiado esta trayectoria.
No solamente no se está cumpliendo con la trayectoria de reducción de las emisiones a la que el Gobierno se comprometió en el 2015, la cual fue reforzada con compromisos de mayores reducciones en el 2020, sino que adicionalmente la realidad que resulta de los datos demuestra que el país tiene además una trayectoria creciente de emisiones que es totalmente opuesta a la que se comprometió.
Adicionalmente, las perspectivas futuras señalan que las emisiones de GEI del país continuarán creciendo.
En las columnas pasadas, incluyendo la titulada “El desarrollo de la infraestructura energética del país responde a la demanda de energía y no al Acuerdo de París”, quedó demostrado lo siguiente:
• El sector energía es por mucho el principal emisor nacional de GEI (aproximadamente dos terceras partes, de acuerdo con el último inventario nacional de emisiones del 2015, pero que fue publicado hasta el 1019).
• Las fuentes renovables nacionales de energía están siendo sustituidas cada vez más por el petróleo importado, que es explorado, producido y refinado en el extranjero, el cual representa ya el 64,3% del consumo energético nacional.
• Los datos oficiales del ICE y de RECOPE sobre el futuro consumo energético nacional muestran claramente que el consumo de los derivados de petróleo continuará creciendo más rápidamente que las fuentes renovables nacionales, lo que provocará un aumento de esta fuente importada de energía no renovable en la participación del consumo energético nacional. Por lo tanto, la petrolización de la economía nacional seguirá creciendo.
• La realidad que está justificando las futuras inversiones energéticas del ICE y de RECOPE es totalmente opuesta e inversa a la realidad imaginaria de los planes de escritorio del Gobierno, la cual condujo imaginativamente a los compromisos internacionales de reducción de emisiones de GEI que el Gobierno adquirió para el país en el 2015 y el 2020.
El problema no es que el mundo esté preocupado por la trayectoria creciente de las emisiones de GEI de Costa Rica, ya que el país es muy pequeño y tiene una economía diminuta a nivel global.
Como consecuencia de ello, las emisiones nacionales son muy pequeñas a nivel mundial y no tienen ningún impacto relevante en el cambio climático.
De acuerdo con varias organizaciones internacionales (Comisión Europea, Carbon Brief, United Nations Environment Programme y Wikipedia), las emisiones de gases de efecto invernadero del país representan, desde hace tiempo, apenas el 0,02% de las emisiones totales en el mundo.
El problema central del incumplimiento del país de los compromisos internacionales adquiridos voluntariamente es más bien la pérdida de credibilidad internacional.
Lo anterior ocurre por no desarrollar y no implementar planes ajustados a la realidad (“a las circunstancias nacionales”) y con verdaderas capacidades de ejecución para tengan efecto en el mundo real.
El país debe cumplir con los compromisos que se adquieren al ser parte de la Conferencia de las Partes, del Acuerdo de París y de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
De acuerdo con la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, las Partes deben proteger el sistema climático, pero deben hacerlo “sobre la base de la equidad y de conformidad con sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus respectivas capacidades”.
Sobre el tema de las responsabilidades de los países, el Acuerdo de París señala lo siguiente: “El presente Acuerdo se aplicará de modo que refleje la equidad y el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades respectivas, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales”.
Lo que no se sabe en este momento es qué va a indicar el Gobierno en la cumbre climática de Glasgow de noviembre próximo sobre los compromisos nacionales de reducción de las emisiones de GEI y sobre la siguiente situación:
• El incumplimiento total de la trayectoria de reducción de emisiones comprometida en el 2015, la cual fue reforzada con una mayor reducción en el 2020.
• La trayectoria real creciente, actual y futura, de emisiones de gases de efecto invernadero que tiene el país y que es totalmente opuesta a la trayectoria a la que se comprometió en el 2015 y en el 2020.
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