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COLUMNISTAS


¿De verdad el tren?

Natiuska Traña [email protected] | Sábado 30 julio, 2022


Hace pocos días inició la revuelta relacionada con la decisión del presidente Chaves, de sepultar el tan famoso proyecto del tren eléctrico; el caballito de batalla del gobierno anterior.

Entre cachetadas de respuestas en la prensa, tweets redactados con el hígado y opinionólogos por doquier hay sentires encontrados.

Pero bueno, si queremos hablar de verdades, hablemos de hechos.

Hace pocos meses terminamos la campaña política y el informe del Estado de la Nación de 2021, señaló que los principales problemas que enfrenta el país se circunscriben al desempleo, dificultades para invertir y mantener un negocio, el rezago de la infraestructura pública y las limitaciones fiscales.

Como todos sabemos, antes de la pandemia la economía costarricense ya tenía estos problemas, que se vieron acentuados por ésta crisis mundial. Y tal y como nos enseñaron en la escuela hay que determinar cuáles asuntos son urgentes y cuáles son importantes. Tarea que considero que muchos mandatarios que han ocupado la silla, han desconocido, ignorado o peor aún los han determinado para beneficios puntuales, injustificables o cuestionables. “Lo importante y lo urgente, que le toque al que sigue”. Y esa línea la llevamos hace 40 años, si no más.

No deberíamos entrar a discutir –aunque podemos- si la contratación pública que se realizó para el proyecto del tren eléctrico está viciada o no. Sin embargo, si se van a utilizar fondos públicos para el desarrollo de un proyecto millonario en un país, primero se debe considerar todo un engranaje de planificación urbanística, inmobiliaria y del espacio público, que genere precisamente un mejor acceso a los servicios de transporte público y a las áreas de mayor concentración económica y habitacional. Establezcamos prioridades, solucionemos problemas urgentes.

En Costa Rica, no tenemos una ciudad compacta. Sin el afán tratarla de forma despectiva, San José, nos podría recordar Le Marais (el viejo París) antes de que la reconstruyera Haussman en el imperio de Napoleón.

La ciudad no está orientada al transporte y de eso nos damos cuenta cada día con los embotellamientos diarios, de los que todos somos parte. Principalmente tenemos esta problemática por la falta de planificación urbana, porque los lugares donde la gente vive, trabaja, estudia, compra, se recrea y utiliza servicios no se encuentran en el mismo lugar, si no que se encuentran dispersos sin ningún tipo de organización o proyección, más que con la extravagancia del desarrollador del proyecto, acompañada de un uso de suelo municipal, sin ver a futuro.

Ha faltado esa visión para lograr organizar la ciudad, de manera que se concentre la mayor densidad constructiva con diversidad de actividades económicas y habitacionales en el mismo lugar. Sin hacer estos cambios a futuro, invertir en un tren eléctrico provocaría el efecto contrario, dividir la ciudad y entorpecer la movilidad de los ciudadanos, incluso que muchos no prefieran utilizarlo.

Ciertamente, llama la atención escuchar las alternativas del nuevo gobierno para solucionar el problema de movilidad en el país por medio del transporte multimodal, ojalá gestionando y organizando los medios actuales de forma eficiente. Sin embargo, el problema que debería atenderse es el de organizar la ciudad con miras a futuro, donde finalmente en unos años tenga sentido desarrollar este tipo de proyectos, con la iniciativa del gobierno y de manera conjunta con las empresas, centros de trabajo y desarrolladores inmobiliarios en una ciudad que crezca y en la que se focalicen las actividades que realizan los ciudadanos.

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