De Plan Escudo y tasas de interés
De Plan Escudo y tasas de interés
Alvaro Alfaro G.
Economista
[email protected]
La economía costarricense está deteriorándose rápida y fuertemente. Por primera vez en ocho años, el Indice Mensual de Actividad Económica (IMAE) refleja un crecimiento negativo en nuestro país y el gobierno del presidente Arias, consciente de la gravedad de la situación que afrontamos, propuso una serie de medidas para mitigar los efectos de la crisis.
Entre estas medidas destaca la solicitud a los bancos estatales de reducir en dos puntos porcentuales la tasa de interés de los préstamos en vivienda. Esto ayudaría a que los deudores de dichos préstamos vean una disminución en sus cuotas.
Pero, ¿no sería deseable que todos los deudores en estos momentos de crisis vieran una disminución en sus cuotas sin importar el uso del crédito o el banco donde adquirió el préstamo?
A manera de ejemplo, las tasas activas de los préstamos han subido en promedio cerca de seis puntos porcentuales en el último año. Esto se traduce en consumidores destinando la mayor parte de sus limitados recursos a pagar sus obligaciones y en menos recursos para consumir.
Esto provoca que las empresas vendan menos y dispongan de menos fondos para pagar sus propias deudas y los salarios de sus empleados, teniendo así que despedir a parte de su personal para hacer frente a las deudas y no perder así sus empresas.
Ahora bien, claro está que no es tarea del Gobierno forzar al sector financiero a una reducción de tasas de interés, ni mucho menos establecerlas.
Sin embargo, sí debería ser tarea del Banco Central (BCCR) guiar al mercado hacia una reducción de tasas. Y es que, contrario a lo que desea el presidente Arias y a lo que están haciendo con vehemencia la mayoría de los bancos centrales del mundo para disminuir el impacto de la crisis, el BCCR no ha realizado reducciones a sus tasas de interés.
Por el contrario, en enero realizó incrementos a todas sus tasas en Central Directo. Por esta razón, cuando se observa que hay un ambiente mundialmente deflacionario, que la economía costarricense está mal y que el horizonte es mucho peor, no se entiende el accionar del Central.
Si el Central redujese las tasas a sus instrumentos de captación, el resto de las entidades se acomodaría a estas, lográndose una reducción en la Tasa Básica Pasiva. Con ello las cuotas de todos los préstamos ligadas a este indicador disminuirían.
De lo contrario, aun cuando el residente Arias tiene una buena intención, de nada va a servir si el Central implícitamente está socándole la faja a todo el resto de deudores del país.
Es cierto que una de las tareas del Central es controlar la inflación, pero perseguir ciegamente este objetivo puede causar una depresión económica cuyos costos socioeconómicos son mucho mayores a las de una alta inflación.
Alvaro Alfaro G.
Economista
[email protected]
La economía costarricense está deteriorándose rápida y fuertemente. Por primera vez en ocho años, el Indice Mensual de Actividad Económica (IMAE) refleja un crecimiento negativo en nuestro país y el gobierno del presidente Arias, consciente de la gravedad de la situación que afrontamos, propuso una serie de medidas para mitigar los efectos de la crisis.
Entre estas medidas destaca la solicitud a los bancos estatales de reducir en dos puntos porcentuales la tasa de interés de los préstamos en vivienda. Esto ayudaría a que los deudores de dichos préstamos vean una disminución en sus cuotas.
Pero, ¿no sería deseable que todos los deudores en estos momentos de crisis vieran una disminución en sus cuotas sin importar el uso del crédito o el banco donde adquirió el préstamo?
A manera de ejemplo, las tasas activas de los préstamos han subido en promedio cerca de seis puntos porcentuales en el último año. Esto se traduce en consumidores destinando la mayor parte de sus limitados recursos a pagar sus obligaciones y en menos recursos para consumir.
Esto provoca que las empresas vendan menos y dispongan de menos fondos para pagar sus propias deudas y los salarios de sus empleados, teniendo así que despedir a parte de su personal para hacer frente a las deudas y no perder así sus empresas.
Ahora bien, claro está que no es tarea del Gobierno forzar al sector financiero a una reducción de tasas de interés, ni mucho menos establecerlas.
Sin embargo, sí debería ser tarea del Banco Central (BCCR) guiar al mercado hacia una reducción de tasas. Y es que, contrario a lo que desea el presidente Arias y a lo que están haciendo con vehemencia la mayoría de los bancos centrales del mundo para disminuir el impacto de la crisis, el BCCR no ha realizado reducciones a sus tasas de interés.
Por el contrario, en enero realizó incrementos a todas sus tasas en Central Directo. Por esta razón, cuando se observa que hay un ambiente mundialmente deflacionario, que la economía costarricense está mal y que el horizonte es mucho peor, no se entiende el accionar del Central.
Si el Central redujese las tasas a sus instrumentos de captación, el resto de las entidades se acomodaría a estas, lográndose una reducción en la Tasa Básica Pasiva. Con ello las cuotas de todos los préstamos ligadas a este indicador disminuirían.
De lo contrario, aun cuando el residente Arias tiene una buena intención, de nada va a servir si el Central implícitamente está socándole la faja a todo el resto de deudores del país.
Es cierto que una de las tareas del Central es controlar la inflación, pero perseguir ciegamente este objetivo puede causar una depresión económica cuyos costos socioeconómicos son mucho mayores a las de una alta inflación.