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De frente

Carlos Camacho [email protected] | Martes 25 septiembre, 2018


De frente

En un proceso de gran incertidumbre jurídica como la existente en el mercado interno costarricense actualmente, es fundamental no perder de vista cuáles son los elementos que constituyen el norte de las empresas y empresarios, para definir decisiones cotidianas, como invertir, cerrar operaciones, aumentar o disminuir las plazas de empleo, entre otros.

Más relevante aún es tener la claridad de cuáles y cuándo entraran en vigor las normas que afectan y las que podrían llegar a afectar las actividades económicas en las que se ubican sus inversiones o apetitos de inversión.

Es racional y razonable que los agentes económicos que se enfrentan a normas de orden tributario lo hagan con especial cautela, en particular cuando dichas normas han sido gravitantes en el ambiente de la discusión nacional por alrededor de dos décadas.

Como consecuencia de esta incertidumbre tenemos en el sector público una huelga que entra a sus dos semanas de resistencia, con una clara erosión de los protagonistas y muy particularmente del Gobierno, quien ha roto su propia consigna, sea la de no entablar diálogo hasta que se deponga el estado de huelga.

Por su parte los huelguistas se han ganado el repudio de los sectores productivos ya que pasaron del ejercicio de un derecho a la transgresión del derecho que nos asiste a todos al libre tránsito por el territorio nacional, la atención de los servicios públicos de salud, la distribución de los combustibles y el funcionamiento de la infraestructura portuaria, medio por el que se logra efectuar una parte significativa tanto de las exportaciones como las importaciones.

Paralizar el país, mientras otros debemos seguir de manera esquiva, intentar poder ejercer nuestro derecho individual de trabajo y el cumplimiento del deber de producir riqueza para con la patria, de donde nace la fuente de nuestro sustento y los recursos que mediante la recaudación de los impuestos a nuestras actividades financia los gastos públicos del Estado.

Es necesario desatar este nudo gordiano, hacer de este proceso un paso rápido a efectos de evitar los avisos que han venido a pocos siendo remitidos por diversos interesados internacionales.

Vemos cómo la banca internacional recomienda a sus inversionistas y clientes, tener cautela con la compra de papel de deuda de Costa Rica, ante la inminente recalificación de riesgo que da tanto, el desgaste de la estabilidad social, como el desmejoramiento galopante de la economía. También vemos las advertencias que ya hacen sin concretar aún, las autoridades de calificación de riesgos que se enfrentan a las variables macroeconómicas costarricense con creciente preocupación, sin aún ejecutar una recalificación de la deuda.

A la vez, vemos cómo el entorno de las exportaciones nacionales se ve bloqueado tanto por la situación de los puertos como por la grave crisis de la hermana República de Nicaragua, que hace inviable el tránsito seguro hacia el resto de la región por parte de las personas y las mercaderías. Estamos secuestrados en nuestras propias fronteras.

El tipo de cambio se ha acelerado en la depreciación, signo de debilitamiento de la economía interna y la desconfianza de los inversores en el futuro de la moneda local.

Esto está provocando a la vez una mayor tasa de inflación real, que, sin duda, no es propicia para la entrada en vigor de una reforma tributaria como la que se plantea, pero menos oportuno es no hacerla, pues solo será peor.

Durante el transcurso del tiempo de discusión del proyecto de ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, hemos venido indicando la inconveniencia de restar potencial recaudatorio y abrir a las puertas del fraude en consecuencia de las abundantes y mal estructuradas exenciones que se manifiestan en especial en el proyecto del IVA en un sentido inverso al que la gente comúnmente comprende.

En un sistema de IVA, tener más exenciones y más tarifas preferenciales o reducidas es contrario a las mejores prácticas de los sistemas más moderno del IVA.

En el periódico Vanguardia de España, el día 22 de los corrientes se indica que “España es el país de Europa en el que más exenciones y tipos reducidos de IVA existen, con lo que de forma legal el fisco del país deja de ingresar un 60% de la recaudación potencial máxima, según datos de la Comisión Europea, en la que ha participado el Institut d’Economía de Barcelona (IEB) con datos del 2016”.

Por cierto, valga decir que la referencia viene a colación en razón del modelo de IVA usado para el proyecto de ley en discusión.

Por tanto, si por la víspera sabemos el día, sin duda hay mucho que mejorar en nuestra legislación en ciernes. Pero, no habrá nunca un sistema tributario perfecto, pues todos los partícipes activos y pasivos del sistema no lo somos.

Sin embargo, si deseamos tener el sistema perfecto debemos partir del principio de realidad y es que lo perfecto es el enemigo de lo bueno.

A pesar de lo antes dicho, se sigue pregonando la necesidad de mejores tratos, sea mayores exenciones en los extremos que reclaman los sindicatos y el que buscan inclusive sectores empresariales, en clara contradicción a la necesidad de generar la lógica neutralidad de IVA en el proceso de la cadena de valor agregado económica de las diversas fases de creación de riqueza por medio de bienes y prestaciones de servicios.

El empresario hoy debe estar preparado para ir de frente, de cara a los embates ya sea de la reforma para lo que no es de recibo ni recomendable mantenerse inmutable, así como una revisión de las velas del barco empresarial, pues de no contarse con el choque frontal con las reglas de una reforma fiscal, se avecina una tormenta, que requiere bajar velas, buscar una ensenada y esperar que la misma manifieste de pleno su intensidad.

No es tiempo para improvisar, para aquellos que quieran sacar la mejor partida de este difícil tránsito en el que nos encontramos como país.

Viene a lugar la frase del expresidente de Estados Unidos de América, “ …se le puede mentir a algunos durante todo el tiempo, a algunos durante algún tiempo, pero no a todos todo el tiempo”, es tiempo de hablar con la verdad y prepararse para el embate de frente, sin ambages con seriedad y templanza. 

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