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Cuidado con las palabras

Luis Mastroeni [email protected] | Viernes 05 julio, 2024

Desde hace varias semanas vengo leyendo algunos artículos en diferentes medios sobre la muerte de los indicadores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza por sus siglas en inglés) y sobre su verdadero impacto en el mundo de los negocios.

Explico un poco antes de continuar. Los indicadores ESG se mencionaron por primera vez en el 2004 en un discurso de Kofi Annan (entonces secretario de la ONU) en Naciones Unidas, hablando de la importancia de que las instituciones financieras tomaran en cuenta estos factores en sus análisis.

Estos indicadores lo que intentan es brindar un panorama más integral de lo que podría perjudicar la continuidad del negocio si no se cuidan de forma ordenada y precisa. A veces se comete el error de decir que ellos, por sí solos, son la estrategia de negocio sostenible que se requiere; pero eso no es así, son solo una parte.

Volviendo al tema de que hay algunos que dicen que estas tres letras han complicado la conversación, me gustaría decir que ese problema se da cuando no comprendemos bien el significado y utilización de los indicadores que queremos o debemos utilizar.

ESG no es una estrategia en sí misma. Son indicadores de una gestión que asegura la triple utilidad en una empresa (social, ambiental y económica). Cuando queremos gestionar el negocio de manera sostenible, se hará necesario una debida Gobernanza para que todos asuman la responsabilidad que les corresponde y den cuentas de sus acciones.

Es decir, debe repartirse cuidadosamente la responsabilidad de cada área sobre la estrategia de negocio, de tal manera que lo haga perdurar en el tiempo. Todos en la organización deben tener un plan de actividades y una serie de indicadores de desempeño que les permita hacerse cargo y lograr que las cosas sucedan.

Las diferentes áreas de la organización no pueden pretender, en esta nueva dinámica, atender solamente los aspectos económicos, también deben velar por lo Social y lo Ambiental (en inglés Environment). Y todos estos temas deben tener indicadores de gestión, metas cuantificables para que puedan explicarse muy bien cuáles son los avances y en qué le están aportando a la continuidad del negocio y a la disminución de los riesgos.

Los indicadores ESG tienen que estar incorporados en un análisis realista de negocios. No se puede pretender seguir adelante con una empresa si no se sabe cómo le afectará en su gestión el cambio climático o el cumplimiento de los derechos humanos a lo interno y en su cadena de abastecimiento. No se trata de “matar” estos indicadores, se trata de incorporarlos de manera seria y estructurada en el día a día de la empresa.

El año pasado, refiriéndose a su artículo titulado “The end of ESG” (el fin del ESG) el profesor de London Business School, Alex Edmans, decía en una entrevista para el portal de IESE business school de la Universidad de Navarra, que no tenía sentido separar los ESG en otra categoría de indicadores, si debemos entender que son parte de una buena toma de decisiones si queremos que la empresa continúe.

Yo coincido en una parte. Es cierto que ya va siendo hora de que los ESG sean tomados en cuenta como parte de la misma estrategia del negocio y que no debería pensarse en estrategia empresarial si no los tomamos en cuenta. En lo que no estoy de acuerdo, es que no los veamos por aparte.

Al menos en los mercados menos maduros como los latinos, necesitamos seguir hablando de ellos y haciendo especial énfasis sobre su importancia. A lo mejor en otros mercados, como dice Edmans ya se avanzó y es hora de verlo como un solo análisis; pero para la mayoría aún es temprano para hacerlo.

Nuevamente, el nombre es lo de menos. Lo importante es entender que los negocios cambiaron y que la palabra dinero, ahora debe venir acompañada de las palabras sociedad, gente, naturaleza, si queremos seguir teniendo los retornos esperados y asegurando la continuidad de la empresa.

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