¿Cuánto es un nivel de impuestos justo?
Rafael Luna [email protected] | Viernes 09 octubre, 2020
Esta es una pregunta para la cual cada uno tendrá su propia respuesta, pero entre otras variables, debe analizarse cuanto de la recaudación revierte en los ciudadanos que pagan los impuestos.
Si vivimos en un país como Costa Rica, la respuesta debería ser evidentemente un nivel de impuestos bajo.
Creo que no hay que dar mayores explicaciones del por qué, ya que las razones se cuentan por centenas y todos las conocemos de sobra. Pero en todo caso, conviene hacerse la pregunta de si se puede pensar en un parámetro más o menos objetivo para fijar ese límite.
En mi opinión, la carga fiscal total nunca debería poder superar un 50% de los ingresos, pero medido de forma global.
La razón “filosófica” es que nadie debería de beneficiarse más del trabajo y esfuerzo de una persona, que la propia persona que realiza ese esfuerzo y trabajo.
En el momento en que alguien se da cuenta que de su trabajo se beneficia más a los demás que a sí mismo, existe una fuerte tendencia para “evadir”, si es que eso se le puede calificar como “evasión” (yo lo llamaría defensa propia!) o peor aún, generar incentivos para que la gente se esfuerce y trabaje menos, si total, de ese esfuerzo el Estado se lleva y despilfarra más de la mitad.
El Tribunal Constitucional alemán ha ido en esa línea por años sobre el tema de la confiscatoriedad de los impuestos.
La carga tributaria debe verse globalmente, no impuesto por impuesto como hacemos en Costa Rica y en especial con el tema de la propuesta al FMI.
No podemos dejar de ver el bosque porque nos tapa la vista el árbol de enfrente. Por eso, no vale decir, por ejemplo, que nuestro IVA es bajo y que hay espacio para aumentarlo, si no se están viendo el resto de las cargas tributarias que se le suman y acumulan.
Como contribuyente me da lo mismo que bajen la tasa de renta a cero y suban la del CC.SS. al 50%, o bajen el IVA a 0% y suban renta a 50%, o solo se cobre CCSS, o cualquier otra fórmula intermedia. Me da lo mismo, porque todos son ingredientes del mismo pastel, solo cambia el sabor.
Sucede que en Costa Rica hace rato incluso superamos ese 50% y por eso el pastel tiene un sabor tan amargo, a pesar de que debería ser dulce.
Ahora, eso no significa de ninguna forma que esté diciendo que estoy de acuerdo en llegar a ese 50% (que es altísimo), porque como dije antes, ese nivel de impuestos depende de que el país retribuya a sus ciudadanos en la misma proporción y en Costa Rica eso no sucede.
Un nivel de carga tributaria del 50% solo estaría dispuesto a soportarlo, si no fuera porque además de pagar los impuestos, tengo que gastar mucho dinero adicional en servicios privados para compensar precisamente lo que los impuestos que le di al Estado nunca me dieron, es decir, cosas tan básicas como seguridad ciudadana, buena educación pública o un sistema de salud integral, donde un ultrasonido no dure dos años en llegar, si es que el día que me tocó la cita no hay una huelga y me tengo que esperar un año más, para que luego me digan que la enfermedad se hizo terminal.
Para peores, el atroz nivel de impuestos en Costa Rica es de los más injustos que existen, porque ni siquiera cumple con el principio básico de la igualdad ante las cargas públicas. Las asimetrías tributarias de Costa Rica son descomunales entre empresas, empleados y profesionales liberales y son dignas de una novela terror.
Por supuesto que hay grandes modificaciones que nuestro sistema tributario requiere, pero no para subir la carga tributaria, sino para tan solo hacerla más justa y equitativa. Si seguimos por la senda actual, solo puedo esperar que sea la que la cordura del FMI la que detenga el asalto a la ciudadanía que ha propuesto el Gobierno y exija lo que todos sabemos que hay que hacer. Pero tampoco apostaría por eso.