¿Cuándo fue la última vez que reflexionó sobre su negocio?
Carlos Morales Navarro [email protected] | Martes 08 agosto, 2023
Lo sé… su día pasa en medio de carreras. Entre reuniones, llamadas y cientos de correos electrónicos. En el corre y corre tiene poco tiempo para pensar, va casi en automático, resolviendo el último problema de un cliente o atendiendo el imprevisto en la línea de producción.
Usted se mueve, fluye en medio del caos diario de ser empresario o gerente y, cual bombero en una emergencia, maximiza sus tareas de cada día en donde cree, tendrá más impacto.
¡Alto!
¿Cuándo fue la última vez que reflexionó sobre su negocio y su rol en él?
Lo sé, a todos nos pasa.
Dedicamos nuestro día de trabajo a labores operativas porque creemos que en ello es en lo que debemos enfocarnos. Sacrificamos minutos de almuerzo u horas al final de la jornada para tratar de tener nuestra bandeja de entrada al día.
¡Y es normal!
Al fin y al cabo, por algo estudiamos ingeniería química, eléctrica o mecánica, para resolver problemas y generar nuevos productos. Por algo nuestro sueño desde niños era ser médico u odontólogo. Por algo siempre nos hemos sentido orgullosos de nuestra creatividad, que nos permite crear la campaña publicitaria perfecta o diseñar la casa de los sueños para esa pareja joven que tenemos de cliente.
Pero hoy le traigo una invitación a reflexionar… Sacar el tiempo y pensar en el negocio. Pensar en usted en su negocio.
Hace unos meses el profesor Mathew Jones, de la escuela de negocios de la Universidad de Cambridge, nos presentó un dilema de empresarios y gerentes que, estoy seguro, le sonará conocido:
El dilema del yo productor vs el yo líder.
El asunto es sencillo: ¿Cuánto de nuestro tiempo, de esas horas de trabajo diario las dedicamos a producir para los clientes y cuántas horas a la semana dedicamos a liderar (nos)?
Al menos en palabras es sencillo, porque en el día a día es quizás lo más complejo a lo que como empresarios nos enfrentamos.
Prácticamente todo empresario o gerente sufre de este dilema, aún cuando nunca lo haya pensado. Hoy, lo que quiero es que lo traigamos a la superficie, que lo hagamos tangible y reflexionemos sobre él.
Lo sé… Es que usted es muy bueno en su trabajo técnico y además eso le da satisfacción.
El yo productor tiene esa (des)ventaja. Juega con nuestros sentimientos y emociones.
Usted lo sabe, siempre que se enfoca en un proyecto o se dedica a resolver el problema de su cliente siente satisfacción. Se siente valioso dentro de su empresa, sus clientes lo aprecian, sus colaboradores se sorprenden de su capacidad analítica.
¡Usted es el genio! ¡El héroe de la compañía! En el fondo lo sabe. Meterse de cabeza en un tema operativo le hace recordar aquellas noches solo, quemándose las pestañas para demostrar(se) que su emprendimiento tenía futuro.
El yo productor va por lo inmediato, por la sensación del día a día y la satisfacción a cortísimo plazo.
Y no es que esté mal. ¡Está muy bien dedicar tiempo al negocio! ¡Está muy bien ver de primera mano los proyectos y la calidad que entrega su equipo!
Pero enfocarse solo en ello, puede llevarle a dejar pasar muy buenas oportunidades y un potencial de crecimiento y desarrollo de su empresa.
Por eso, ¿cuándo fue esa última vez que se sentó, desaceleró y pensó sobre el negocio?
Pero es que debo vender, dedicarme a vender y a sacar el trabajo vendido. ¡Por supuesto!
Pero su empresa no ha crecido por las ventas… Vamos, por supuesto que sí, que el vender debe ser el pulso de todo negocio, pero las ventas se mueven por algo más profundo. El core de su negocio es algo mucho más fuerte que su lista de clientes o la cantidad de horas – colaborador mensual que tiene.
Su negocio ha avanzado, ha crecido y se ha convertido en lo que es hoy gracias a su capacidad de liderazgo, muchas veces empírico o natural, pero liderazgo al fin. Con las bases para ser pulido.
El yo líder va más hacia el futuro, hacia el desarrollo suyo, de su empresa y sus colaboradores. Pasa por la dedicación de tiempo a acciones no operativas, pero fundamentales para seguir dibujando su futuro.
El yo líder le permite empatizar con su equipo, identificar las necesidades que, de suplirlas, les permitirá ejecutar un mejor trabajo. Le trae conocimiento, pistas, y perspectivas sobre cómo mejorar o cambiar X o Y servicio o producto.
Le permite reflexionar. Revisar el pasado, valorar el presente y soñar el futuro. Le lleva de vuelta a esos días en que, con libreta en mano imaginaba cómo sería su negocio.
El yo líder le entrega los insumos necesarios para una realimentación sincera, para un análisis mucho más integral de su negocio, de sus colaboradores y su futuro. Aunque no lo crea, puede traerle muchísima más eficacia y eficiencia.
Entonces, ¿cuándo fue la última vez que dedicó un par de horas a reflexionar sobre su empresa?
Le tengo una propuesta. Haga tangible su dilema entre el yo productor y el yo líder. Empiece por identificar su punto de partida.
Tome consciencia del tiempo que dedica a producir para clientes y el tiempo que dedica a actividades de liderazgo (propias o de terceros) durante cada semana. Diferéncielo en su calendario y tómelo como punto de partida.
Poco a poco vaya identificando acciones de liderazgo que le serán de provecho a usted y su equipo. Pueden ser reuniones uno a uno, sesiones de realimentación o estudio, actividades de definición estratégica. Tome tiempo para la toma de decisiones sopesadas.
Sea consciente y vuelque poco a poco la balanza, que esas acciones de liderazgo de a poquitos tomen espacio de su apretada agenda.
Permítase el tiempo para reflexionar sobre su negocio.
¡Y reunámonos!
Conversemos en uno o dos meses para identificar cómo se ha sentido y qué cambios ha identificado. Tengamos un seguimiento a cuatro meses y otro en unos ocho.
Me adelanto a lo que conversaremos en esas sesiones… ¡Se sorprenderá! Será casi un hecho que, gracias a ese tiempo dedicado a su yo líder, su negocio esté mucho más ordenado, sus colaboradores más agradecidos, su futuro más esquematizado y, sin duda, sus márgenes más interesantes.
Ya lo sabe, saque tiempo y reflexione. De todos modos, ¿hace cuánto no reflexiona sobre su negocio?