¿Cuál crisis?
Leopoldo Barrionuevo [email protected] | Sábado 27 junio, 2009
ELOGIOS
¿Cuál crisis?
Poco a poco se van calmando los alaridos mediáticos acerca de la crisis que ya lleva el suficiente tiempo como para venir en reversa, más allá de los índices que solo nos muestran lo que ya sucedió, sin anticipar lo que nos va a pasar.
Algún trasnochado aprendiz de economista al que se le regala espacio para elucubrar su punto de vista diferencial, intenta sacudirnos con un pánico existencial en virtud de un mundo que se nos viene encima, pero ese es un tema conocido que los periódicos amarillistas proclaman para llamar la atención, vender y mostrar sexo, drama y sangre. Llamar la atención se ha convertido en sinónimo de “épater le bourgeois” para que la gente sencilla llene su vida de cierta dosis de conocimiento que en mis años jóvenes brindaba “Selecciones del Reader’s Digest”.
Los programas de preguntas por dinero primero en la radio y después en la televisión, mostraban como genios a los que solo tenían una buena memoria educada en nimiedades. Pero le gustaba a la gente y esto se ha convertido en un símbolo de la estupidez universal. Es el marketing abaratado de quienes se creen dioses y presumen que pueden manipular las necesidades de la gente, sin mencionar a los políticos, que más que proponer y gobernar quieren saber qué piensa un público de ideas ocasionales como pueden manifestarlo de una encuesta a otra. Es el saber momentáneo y marginal, sin fundamento que sirve para vender una vez por su falta de profundidad.
Pero vayamos a la crisis, una situación que llega para resolver problemas y no para crearlos; el mundo será globalizado pero no hay una crisis global ni siquiera nacional sino regional y por añadidura una crisis por sector y por si fuera poco, una crisis diferencial en cada empresa.
Por eso, en mi reciente libro “Gerencia en tiempos de crisis”, insistí en que la crisis no es otra cosa que una oportunidad, como lo son las crisis de parejas que suelen salvar lo que puede salvarse, cuando ambas partes conversan y ventilan lo que mantienen callado; es bien sabido que las parejas que “se llevan bien” viven una ficción y las que ponen las cosas sobre el tapete suelen perdurar o romperse, pero en todo caso hacen lo correcto: no vivir una ficción.
¿Y a qué viene todo esto? A que estamos tocando fondo y es hora de plantearse qué haremos no para salir de la crisis, algo que inventamos todos los días haciendo lo que habíamos olvidado: ocuparnos en serio del cliente resolviendo sus problemas y no tratarlo como un idiota; recordar que la publicidad no es un engaño de frases pretendidamente inteligentes ni ofreciéndoles regalos a cada paso para salir de los saldos de huesos, sino comprender que vivimos del cliente que es quien paga por todo lo que hacemos; lograr lo mejor de nuestro personal y contratar solo aquéllos que dan algo más que lo que dice el reglamento; capacitando y formando gente con programas propios de nuestro negocio y no agregando horas baratas que no sean pragmáticas y poco profundas, ya que el valor de los trabajadores es su contribución a los resultados que implica no más horas de trabajo sino mayor conocimiento basado en la experiencia y en la contribución real.
La crisis tocó fondo: es hora de crecer para enfrentarnos con un tiempo diferente en el cual seamos mejores, más competitivos y creativos y dignos de una época de cambios que irá de crisis en crisis. La bonanza se acabó
[email protected]
NOTAS ANTERIORES
Nayib Bukele presidente de El Salvador
Viernes 22 noviembre, 2024
El Salvador y Costa Rica han sido dos países hermanados desde siempre
Liderar el cambio
Viernes 22 noviembre, 2024
Las empresas en Centroamérica están trabajando, cada vez más, en el liderazgo sostenible
Dilemas de Marco Rubio y de la administración Trump en América Latina
Jueves 21 noviembre, 2024
El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, ha nominado al cubanoamericano Marco Rubio como Secretario de Estado
Quiero experimentarlo todo, Incluso las consecuencias
Jueves 21 noviembre, 2024
Vivimos en un mundo donde todos quieren la recompensa, pero nadie quiere el riesgo