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Costa Rica 1981 - Grecia 2011

Alvaro Madrigal [email protected] | Jueves 21 julio, 2011


De cal y de arena
Costa Rica 1981 – Grecia 2011
Tres décadas atrás, Costa Rica vivió una de las más complicadas crisis de la historia de su economía y de sus finanzas, uno de cuyos muchos impactos fueron los cientos de miles de jóvenes que tuvieron que abandonar las aulas para meterles el hombro a sus hogares.
Hoy se cifra en 315 mil a esas víctimas se les llama la generación perdida que se vieron forzadas a dejar las aulas (la tasa de escolaridad cayó al 60%, una veintena de puntos debajo de la tasa de mejores tiempos) y a padecer con el paso de los años las resultantes de aquellos días: su ocupación o semiocupación es en tareas de baja remuneración. Gobernaba el Lic. Rodrigo Carazo en medio de grandes presiones y apasionadas polémicas, con la oposición frontal de Liberación Nacional. En sus memorias “Carazo, tiempo y marcha” hay abundante referencia a los incidentes de esos días. Por ejemplo, a la oferta de “ayuda” del Fondo Monetario Internacional que en agosto de 1981 escribe don Rodrigo demandaba gastar menos en todo, en lo que fuere, en escuelas, colegios, comedores escolares, hospitales y centros de salud, acueductos y carreteras… lo que llamaba un régimen de austera disciplina fiscal. Relata las posiciones del mismo jaez del Banco Mundial que tuvo la osadía (copio) de sugerir que el país debía exportar toda la carne que producía aún desabasteciendo el mercado interno y subir los intereses bancarios sobre operaciones agropecuarias al 40% anual a cambio de recursos que aliviaran la presión sobre las reservas de divisas. Carazo repudió tales “ayudas” por considerarlas socialmente insostenibles, económicamente onerosas e institucionalmente lesivas de la soberanía. Pidió al representante del FMI abandonar el país, tras lo cual se interrumpió el pago de amortizaciones e intereses sobre la deuda externa y también todo tipo de soporte financiero internacional. Carazo dijo: “Entre comer y pagar la deuda externa, no aceptamos otra cosa que la primera opción”. Los neoliberales lo acusaron de arrastrar al país a una desastrosa deriva.
Grecia vive días turbulentos como trasfondo de su pavorosa situación financiera y altísimo endeudamiento (10,5% del PIB). No dispenso la irresponsabilidad que condujo a este caos y que financiaron también grandes consorcios bancarios. Me refiero a la medicación que le recetan y que recuerda la versión neoliberal de 1981 aquí: severo ajuste presupuestario, privatizaciones, más impuestos, recortes salariales y gasto social reducido a su mínima expresión. Los griegos desde las calles protestan por lo injusto de un recetario que deja a buen recaudo los intereses de la plutocracia y de los consorcios bancarios. Entre opciones y opiniones Hans Werner Sinn, presidente del Instituto de Investigaciones Económicas (IFO) de la Universidad de Munich, pone en duda la eficacia de la medicación germano/franco/FMI y aconseja que Grecia deje el euro, recupere su soberanía monetaria y haga una fuerte depreciación para estimular el aparato productivo y devolverle competitividad. Pueden darse fugas de capital y quiebras, peligro que también habrá aunque no deje el euro. Lo importante añade es rescatar el señoriaje de la moneda para independizar su estrategia y evitar el derrumbe social. Como se dio en México y Argentina.

Alvaro Madrigal

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