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Construyendo Nuestra América

Arnoldo Mora [email protected] | Viernes 21 febrero, 2014


Nuestra América debe ser territorio de paz y anticipo de lo que debe ser la humanidad entera


Construyendo Nuestra América

Es al prócer cubano José Martí al que debemos la expresión ya consagrada de “Nuestra América” refiriéndose a los pueblos al Sur del Río Bravo.
Era la respuesta de ribetes polémicos del Apóstol a la doctrina Monroe (1824) por la cual la joven nación norteamericana se autoproclamaba como aquel imperio que venía a sustituir al ya derrotado imperio español.
Es dentro de este contexto ideológico e histórico que debemos aquilatar el invaluable significado que para nuestros pueblos tiene el documento final firmado en la II cumbre de la CELAC celebrada en La Habana.
Con ello se define el nuevo orden geopolítico en la región. Nunca antes los 33 países que forman parte de la CELAC habían dado muestras, de una manera tan fehaciente, de su firme determinación de buscar la unidad y plena independencia, autonomía y soberanía, tanto en el ámbito político como la total posesión y disfrute de las riquezas naturales, humanas y culturales.
Es el mayor homenaje que jamás se ha rendido a nuestros próceres de ayer y de hoy encabezados por Bolívar y Martí.
El documento de marras rezuma voluntad de paz, ofrece apoyo a los pueblos y gobiernos que procuran dar solución, recurriendo a instrumentos legales y medios políticos, a dolorosos conflictos o guerras civiles, tales como el de Colombia.
Se trata no de un primer intento de darnos una constitución política para toda Nuestra América, sino de comprometernos a algo así como un inédito Contrato Social, que sirva incluso de ejemplo e inspiración a otras regiones del mundo ensangrentadas con trágicos conflictos que ponen en riesgo permanentemente la paz mundial, como es el caso del Medio Oriente y de África.
En lo sucesivo, Washington, cuyos marines han invadido nuestros países mas de cien veces en el último siglo, deberá enfrentarse a una región entera. Lo mismo debe hacer el Reino Unido que ha convertido a las islas Malvinas en una base militar (¿nuclear?) para controlar el Atlántico Sur hasta la Antártida.
Con lo anterior quiero señalar que con la firma de este documento, no se ha resuelto todo, si bien se ha dado un paso gigantesco. Falta mucho por hacer, comenzando por rescatar Guantánamo y lograr el cierre de las 76 bases militares con que el ejército norteamericano mancilla el suelo de Nuestra América, lo mismo que el retiro de nuestros mares de su VI Flota.
Nuestra América debe ser territorio de paz y anticipo de lo que debe ser la humanidad entera. Debe ser un santuario seguro de la enorme riqueza biológica y de las inconmensurables reservas de agua dulce, hidrocarburos y otros minerales.
Todo debe ser explotado racionalmente al servicio de nuestros pueblos, sus únicos propietarios, y no de voraces trasnacionales, aunque aquellas inversiones foráneas que respeten nuestra soberanía y nuestras leyes en pro de la justicia social y del ambiente y que promuevan la formación de expertos en tecnologías de punta, deben ser bien acogidas.
Finalmente, no olvidemos que la existencia de la CELAC se ha logrado gracias a la visión de estadista y gran patriota del entonces Presidente Hugo Chávez.

Arnoldo Mora

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