Construir un acuerdo nacional
Rodolfo Piza | Miércoles 24 agosto, 2016
Hay momentos en la vida de los pueblos en que, por encima de las legítimas discrepancias, es posible descubrir coincidencias elementales y, a partir de ellas, construir una agenda nacional y un gran acuerdo de sectores y de partidos políticos
Construir un acuerdo nacional
Hay momentos en la vida de los pueblos, en que es necesario discrepar para romper la modorra, repensar nuestro modelo de sociedad y alcanzar nuevas formas de construirla. La añoranza de un pasado imaginario, no nos debe atar a él, entre otras cosas porque, aunque nos dio una sociedad vivible como pocas, la realidad social no era tan maravillosa como la imaginamos hoy y porque algunas de sus condiciones se fueron haciendo añejas e insostenibles, o se fueron llenando de vicios que no queremos ni podemos mantener. Por otra parte, cuando las discrepancias son profundas y traen cola, los acuerdos se dificultan aún más.
Pero también hay momentos en la vida de los pueblos en que, por encima de las legítimas discrepancias, es posible descubrir coincidencias elementales y, a partir de ellas, construir una agenda nacional y un gran acuerdo de sectores y de partidos políticos.
Para ello se necesitan liderazgo y valentía. Liderazgo para definir y concertar la ruta (lo que supone ceder en algunos puntos y lograr que los fundamentales queden incorporados). Valentía para comprarse la bronca de los acuerdos que habrá que alcanzar, pues no faltarán las aves de mal agüero y los puristas correligionarios que aprovecharán los acuerdos para destruir a los líderes participantes.
La sociedad costarricense hoy necesita líderes en todos los grupos y partidos, pero algunos medios y sectores han hecho todo lo posible por denostarlos, destruirlos o diluirlos en comités y liderazgos amorfos y compartidos. Sin percatarnos de ello, hemos venido destruyendo y criticando a los líderes que necesitamos para alcanzar acuerdos esenciales y evitar caer en el despeñadero.
Y, por si fuera poco, el diseño constitucional y legal no ayuda para alcanzar acuerdos. Más bien los dificulta al exigir procedimientos y mayorías que conspiran contra ellos. Agréguese una creciente desconfianza en los acuerdos mismos y en los líderes llamados a alcanzarlos y comprenderemos la dificultad inmensa que se enfrenta.
A pesar de esas dificultades, necesitamos acuerdos con urgencia. ¿Por dónde empezar? Podríamos hacerlo por seis cosas esenciales: a) desempleo; b) educación (sobre todo la secundaria y técnica); c) seguridad ciudadana; d) seguridad social; e) déficit fiscal; f) diseño institucional, político y administrativo (las recomendaciones de la llamada Junta de Notables pueden servir de base).
En mi caso, no le tengo miedo al cambio y menos a comprometerme transparentemente para construir un gobierno de unidad nacional. Por eso, desde la campaña pasada propuse esa unidad nacional y, por eso, una vez más, hemos contestado que sí queremos sentarnos para discutir la propuesta hecha por don Ottón Solís y las que puedan hacer otros sectores. Dos únicas condiciones: 1) que la agenda no esté predefinida y la construyamos a partir de los temas esenciales de cada uno; 2) que acordemos primero y que, a partir de esos acuerdos, construyamos el gobierno de unidad nacional.
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