¿Como será el mañana?
Carlos Camacho [email protected] | Martes 14 abril, 2020
Esta es una de las más frecuentes interrogantes existenciales de la humanidad a través de la historia. Una duda que indudablemente vemos acentuada a partir de la recomposición social y económica que se genera resultado de la pandemia de Covid-19.
Sin entrar a analizar el trasfondo de orden ontológico, hay que ser muy realistas en el planteamiento de las posibles y amplia diversidad de respuestas. Evitar caer en la especulación y dejarse llevar por esta, es fundamental en tiempos tan trascendentales como el que vivimos hoy.
En todos los campos de nuestra respuesta a esta pregunta, siempre presente, siempre válida en la existencia humana, debemos evitar caer en ser victimas de dos grandes enemigos: el optimismo demencial, que nos aparta de forma peligrosa de los riesgos efectivamente existentes y del pesimismo paralizante, que nos da el pánico ensordecedor de toda esperanza, alimentado en especial por teorías conspiracionistas que poco aportan a la solución.
En el escrutinio de nuestra racionalidad debemos distinguir, en primera instancia, aquellas ideas, pensamientos y acciones que aportan a la solución de mi situación concreta y real. Una realidad cruda, tal cual es, por lo que el primer elemento para distinguir ¿cómo será mañana? es partir de cómo es realmente mi hoy: sin adornos, sin falsas pretensiones ni fantasías… debo evitar desde las modestias incómodas hasta las adheridas conductas de orgullos infundados.
Si quiero ser – como soy, verdaderamente dueño de la respuesta sobre cómo será mi mañana después de esta crisis – debo partir de una base real. De cómo me ha impactado y me viene impactando. Debo proyectar en diversidad de escenarios cómo me impactará la condición de crisis a mí y a mí negocio.
Debo ser estricto con esa realidad del hoy, pues es la sólida partida de construcción de la repuesta que nos hemos planteado, es lograr una construcción sobre roca firme y no sobre arena movediza.
Entendiendo cuál es mi situación empresarial de hoy, debo hacer un abordaje de los asuntos empresariales que de forma impostergable debo resolver: no postergar, no procrastinar, no hay tiempo para darme tiempo. Debo actuar, no parar, a riesgo de equivocarme, hoy más que nunca es tiempo de actuar.
Como estoy ante una situación extraordinaria, inusitada y única, debo, en mi marco de ética y moral, estar dispuesto a actuar fuera de la caja tradicional de herramientas. No puedo construir con los elementos tradicionales, cuando estos son buenos para la gestión en normalidad de condiciones. Este no es tiempo para aferrarnos a tradiciones, tampoco para abandonar la ética y la moral de los negocios.
Recuerde que todo esto se recompondrá. No es un sueño indeseable, es una realidad que no nos gusta y deseamos que acabe y acabará; pero si he actuado en contra de valores de ética y moral, en el nuevo orden del mundo del día después mis clientes, colaboradores, proveedores y aliados de negocios lo recordarán.
Si lo he hecho con transparencia y consecuencia a mi discurso seré recordado y valorado por esto, pero si me he aprovechado de la situación y me lo terminarán reclamando ellos mismos y cobrando muy caro; es lo que hemos denominado “pan para hoy y hambre para mañana”.
Una de las claves para responder cómo será ese mañana, coherente con lo que añoro y lo que en efecto tengo capacidad de generar, será la calidad de la comunicación y la frecuencia con que haga uso de medios no tradicionales de comunicación en condiciones normales de negocios.
No es tiempo para creer que hay que establecer relaciones intuitivas solamente, por el contrario, debemos definir quiénes en la crisis se han comportado efectivamente como nuestros aliados. Es en las condiciones como las actuales donde conocemos nuestros verdaderos aliados, no todos los que dijeron serlo en los tiempos normales, se han comportado como tales en estos tiempos difíciles.
Es el momento de reconfigurar la lista de nuestros aliados y unir esfuerzos que sin duda serán fortalecidos por estas condiciones críticas y eso es una de las grandes ganancias para lograr definir: ¿cómo será el mañana?
Para sobrevivir el hoy, debemos ser conscientes de la importancia de medir nuestras capacidades reales de llegar a diversos escenarios inciertos en el tiempo de tolerancia, para con los flujos de dinero que hoy contamos, poder tolerar estas condiciones de aislamiento. ahora bien, debemos sensibilizarlos a extensivos períodos que incluyen la recuperación y reinserción en el nuevo ambiente de los negocios, que dará como resultado de esta retadora pandemia.
La pandemia, debe ser un acicate para lograr cambios disruptivos que eventualmente estábamos postergando por encontrarnos en zonas de confort. No dejemos de aprovechar los diversos programas gubernamentales disponibles. Hagámoslo sin falso orgullo, que tengamos luego que pagar con un desangrado flujo de caja por habernos negado a aprovecharlos con clara conciencia de las consecuencias.
No dejemos de caminar con la mirada puesta en lo estratégico, sin dejar de cuidar con eficacia lo cotidiano. Apilemos los problemas y clasifiquémoslos entre los que podemos postergar, para atenderlos cuando hayamos superado esta situación y concentremos nuestras fuerzas y energías, así como los escasos recursos, en atender lo estratégico y lo impostergable.
Somos los dueños de la respuesta a la pregunta de ¿cómo será el mañana?
Esa es una posición realista que solo se puede materializar si asumimos con responsabilidad las decisiones que debemos tomar. No es tiempo para caminar solos en el duro camino de la construcción de diversidad de escenarios para la construcción de ese nuevo orden, que dará como resultado esta vivencia global, que ha tocado de manera transversal las diversas áreas de la gestión social.
En Grupo Camacho Internacional hemos desarrollado una caja de nuevas herramientas que trabajamos con nuestros equipos locales y nuestros aliados internacionales. Sabemos que juntos lo haremos mejor, es tiempo de aprovechar estos apalancamientos, de visualizar donde están esos caminos hacia el aprovechamiento de las condiciones en principio negativas, para tornarlas en generadores de mejores prácticas de negocios futuras.
Ninguno de nosotros controla este pequeño gran mal, llamado coronavirus, que, siendo tan pequeño, doblega la grandeza de los avances logrados por la humanidad, los reta y pone a prueba. Deja en evidencia las debilidades que debemos fortalecer y el cambio en los patrones de gestión vital y empresarial que debemos generar. Lo que sí que controlamos y debemos adueñarnos, es de cómo estamos viendo, valorando y actuando frente a estos retos que el pequeño gran mal nos plantea.
Nada ocurre por coincidencia. No existen las casualidades, sí indudablemente las causalidades y es aquí donde nos hacemos dueños de la respuesta de ¿cómo será el mañana?
Entendamos que no somo víctimas de la situación. Solo lo seremos en el tanto nos dobleguemos ante ella. Debemos asumir el papel más inteligente, de ser quienes definan qué queremos se cause a partir de estos retos que nos plantea el Covid-19. De esto si que nos podemos y debemos apoderar.
No dejemos de lado leer la historia. Veamos que de todos los eventos de magnitudes fuertes han surgido grandes empresas y emprendimientos. Esto solo será posible si ponemos a actuar nuestra capacidad creativa, la fuerza dinámica más potente que la vacuna al Covid-19 es creernos y descubrir qué de esa capacidad e ingenio humano, no usado eventualmente hasta hoy, puede y debe sorprendernos a nosotros y a los nuevos competidores que surgirán en el nuevo mercado de bienes y servicios.
Les invitamos a visualizarse como ganadores. Sin demenciales triunfalismos, con realistas inventarios de destrezas y juntos construiremos ese mañana esperanzador, que estará allí siempre, que será solo como nosotros lo queramos definir, a partir de vaciar la caja de viejas herramientas que ya quedaron obsoletas y nos aprovisionemos de las nuevas armas del mañana.
El mundo nunca más será el mismo después de esta experiencia antropológica. Habrá una humanidad redefinida, que terminará teniendo consumidores diferentes y planteando a los oferentes la retadora acción de reconversión inmediata en medios para satisfacer estos nuevos consumidores. Personas con gustos y preferencias inclusive redefinidas en función de las prioridades más vitales.
El nuevo mercado será, a la vez, un dinámico ir y venir de lo anterior a lo nuevo. En ese debate muy propio de las acciones y reacciones enfrentaremos las resistencias. ¡No desfallezcamos! Los retos son motivantes y deben propiciar en nosotros el dínamo de nuestras acciones de hoy.
En esta carrera de fondo debemos administrar nuestros recursos emocionales, empresariales y estratégicos; con la conciencia de contar con escasos bienes y abundantes retos, cubramos nuestros flancos con la claridad que requerimos llegar.
Allá, en el nuevo orden de mañana hay no solo esperanza, sino grandes oportunidades. Debo construirlas desde hoy para aprovecharlas y liderar alguna, no todas, las diversas opciones que el menú del cambio nos ofrece.
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