Colegios científicos y bilingües lideran los cien mejores
Redacción La República [email protected] | Lunes 21 julio, 2008
Setenta y cinco de las cien mejores calificaciones de bachillerato corresponden a centros privados
Colegios científicos y bilingües lideran los cien mejores
• Entre los 21 estatales de la lista, sobresalen los nueve científicos y también hay cuatro experimentales bilingües
• Cuatro de los primeros cinco lugares son ocupados por liceos científicos, incluido el de Pérez Zeledón, el mejor de la promoción 2007
Eduardo Baldares
[email protected]
Los números no mienten y gritan a los cuatro vientos que los colegios privados sobresalieron y por mucho tras las pruebas de bachillerato 2007.
Aunque el 92% de los estudiantes del país asiste a centros estatales, menos del 8% a particulares y la restante fracción a subvencionados, tres cuartas partes del escalafón de excelencia académica fueron ocupadas por instituciones privadas, que arrasaron con las mejores notas.
Empero, los colegios científicos —principalmente— y en menor medida los experimentales bilingües sacaron la cara por la educación pública, al ubicarse en posiciones destacadas dentro del ranking.
De hecho, las posiciones uno, dos, cuatro y cinco de la tabla fueron para los científicos de Pérez Zeledón, Puntarenas, Alajuela y San Pedro, respectivamente, metiéndose entre ellos el Sistema Educativo Bosque Lluvioso, entidad privada limonense que se ubicó en la tercera casilla.
Todos los colegios científicos —que son nueve— entraron en los primeros 100, mientras que de los 17 experimentales bilingües ingresaron cuatro. Dos telesecundarias, dos centros humanísticos y cuatro “corrientes” completaron los 21 cupos correspondientes al sector público.
“Este éxito se repite todos los años gracias a la dedicación y al esfuerzo de estudiantes y profesores, quienes emplean más horas de las normales al aprendizaje”, manifestó Kenneth Rivera, director del Sistema Nacional de Colegios Científicos de Costa Rica.
Rivera detalló que “todo costarricense que haya aprobado el noveno año y tenga notas superiores a 85, tiene derecho a realizar nuestro examen de admisión”, pero explicó que para que el modelo personalizado de educación funcione se escoge solamente a 30 estudiantes al año por colegio para ingresar a décimo.
“Nuestras lecciones son de 45 minutos, de un nivel universitario e impartidas por profesores especialistas, siendo las áreas de mayor énfasis las ciencias y las matemáticas”, agregó el director.
Es viable que el país se encamine hacia un sistema de colegios públicos especializados en potenciar diferentes talentos del estudiantado más allá de los científicos, tales como los artísticos, los sociales y los técnicos enfocados hacia sectores productivos específicos, consideró Rivera.
En esto coincide Oscar López, director en Costa Rica de Edunámica, fundación suiza que apoya el modelo de Liceos Experimentales Bilingües, “mediante el cual familias de limitados recursos tienen acceso a una educación de mejor calidad”.
Estos colegios también hacen examen de admisión y ejecutan un modelo educativo alternativo caracterizado por grupos pequeños, atención individualizada, énfasis participativo y se encamina a impartir las lecciones en inglés en todas las materias, salvo español y estudios sociales.
“Liceos como Cartago, Turrialba, Grecia y Naranjo —los cuatro que aparecen en los mejores 100—, logran cada año promociones superiores al 95%, en un modelo en que la deserción tiende a ser cero y que responde a un proceso de trabajo muy diferente, que estimula al estudiante”, dijo López. “Resultados de admisión a universidades públicas superiores al 95% no son asunto de suerte, pues se dan gracias a una metodología de calidad”, amplió.
Empero, estos tipos de instituciones parecen representar la excepción a la regla dentro de la enseñanza estatal, que normalmente no cuenta con recursos comparables ni con facilidades metodológicas tales como los grupos pequeños, ni mucho menos pruebas de admisión.
“En el sector público no podemos establecer requisitos de ingreso, de manera que recibimos niños y jóvenes en condiciones de pobreza, provenientes de hogares desintegrados y el gran reto es hacerlos personas de bien”, comentó Pedro Ureña, director regional de San Ramón, zona académica que se ubicó entre los tres primeros lugares de la promoción de bachillerato 2007 en seis de las nueve materias.
Alejandrina Mata, viceministra de Educación, considera que son múltiples las ventajas que explican la disparidad de resultados entre los sectores estatal y particular, por lo que calificó de “inapropiado” hacer comparaciones.
“En un colegio privado las condiciones económicas de las familias son superiores a las de uno público. Además, el tipo de organización que se da exige más participación a las familias. En un colegio privado un profesor que no cumple puede ser despedido de inmediato. En un colegio privado, como las familias aportan dinero, tienen más posibilidades de comprar libros y otros recursos para la enseñanza. En un colegio privado trabajan más horas al día”, sintetizó la funcionaria.
Llama la atención que las instituciones subvencionadas tan solo se hicieran con cuatro campos, puesto que este tipo de colegios fue el más exitoso en cuanto al porcentaje de promoción de bachillerato en 2007.
La educación semiprivada graduó a casi nueve estudiantes de cada diez que se presentaron a las pruebas, ligeramente por encima del sector privado, pero en notas quedó rezagada.
“En el sector subvencionado recibimos estudiantes de zonas económicamente deprimidas, quienes tienen que ganarse cada punto con alma, vida, corazón y una gran actitud. Nuestra meta es convertirlos en mejores personas, no en clientes satisfechos”, analizó Rita Hernández, directora académica del colegio Madre del Divino Pastor. “En los privados normalmente los estudiantes tienen totalmente resuelto lo económico, por lo que su único deber es estudiar, y en cierta forma las instituciones están obligadas a dar un rendimiento elevado, porque para eso les pagan”.
El sacerdote Rogelio Jimeno, director del colegio particular Calasanz, dijo que “nosotros entramos una semana antes que los públicos y salimos una semana después, trabajamos más horas al día (de 7 a.m. a 2 p.m.), nuestro sistema es más interactivo que el normal y estamos encima de los muchachos para ayudarles en lo que precisen para mantenerse en un alto nivel académico, y también motivándolos permanentemente”.
Colegios científicos y bilingües lideran los cien mejores
• Entre los 21 estatales de la lista, sobresalen los nueve científicos y también hay cuatro experimentales bilingües
• Cuatro de los primeros cinco lugares son ocupados por liceos científicos, incluido el de Pérez Zeledón, el mejor de la promoción 2007
Eduardo Baldares
[email protected]
Los números no mienten y gritan a los cuatro vientos que los colegios privados sobresalieron y por mucho tras las pruebas de bachillerato 2007.
Aunque el 92% de los estudiantes del país asiste a centros estatales, menos del 8% a particulares y la restante fracción a subvencionados, tres cuartas partes del escalafón de excelencia académica fueron ocupadas por instituciones privadas, que arrasaron con las mejores notas.
Empero, los colegios científicos —principalmente— y en menor medida los experimentales bilingües sacaron la cara por la educación pública, al ubicarse en posiciones destacadas dentro del ranking.
De hecho, las posiciones uno, dos, cuatro y cinco de la tabla fueron para los científicos de Pérez Zeledón, Puntarenas, Alajuela y San Pedro, respectivamente, metiéndose entre ellos el Sistema Educativo Bosque Lluvioso, entidad privada limonense que se ubicó en la tercera casilla.
Todos los colegios científicos —que son nueve— entraron en los primeros 100, mientras que de los 17 experimentales bilingües ingresaron cuatro. Dos telesecundarias, dos centros humanísticos y cuatro “corrientes” completaron los 21 cupos correspondientes al sector público.
“Este éxito se repite todos los años gracias a la dedicación y al esfuerzo de estudiantes y profesores, quienes emplean más horas de las normales al aprendizaje”, manifestó Kenneth Rivera, director del Sistema Nacional de Colegios Científicos de Costa Rica.
Rivera detalló que “todo costarricense que haya aprobado el noveno año y tenga notas superiores a 85, tiene derecho a realizar nuestro examen de admisión”, pero explicó que para que el modelo personalizado de educación funcione se escoge solamente a 30 estudiantes al año por colegio para ingresar a décimo.
“Nuestras lecciones son de 45 minutos, de un nivel universitario e impartidas por profesores especialistas, siendo las áreas de mayor énfasis las ciencias y las matemáticas”, agregó el director.
Es viable que el país se encamine hacia un sistema de colegios públicos especializados en potenciar diferentes talentos del estudiantado más allá de los científicos, tales como los artísticos, los sociales y los técnicos enfocados hacia sectores productivos específicos, consideró Rivera.
En esto coincide Oscar López, director en Costa Rica de Edunámica, fundación suiza que apoya el modelo de Liceos Experimentales Bilingües, “mediante el cual familias de limitados recursos tienen acceso a una educación de mejor calidad”.
Estos colegios también hacen examen de admisión y ejecutan un modelo educativo alternativo caracterizado por grupos pequeños, atención individualizada, énfasis participativo y se encamina a impartir las lecciones en inglés en todas las materias, salvo español y estudios sociales.
“Liceos como Cartago, Turrialba, Grecia y Naranjo —los cuatro que aparecen en los mejores 100—, logran cada año promociones superiores al 95%, en un modelo en que la deserción tiende a ser cero y que responde a un proceso de trabajo muy diferente, que estimula al estudiante”, dijo López. “Resultados de admisión a universidades públicas superiores al 95% no son asunto de suerte, pues se dan gracias a una metodología de calidad”, amplió.
Empero, estos tipos de instituciones parecen representar la excepción a la regla dentro de la enseñanza estatal, que normalmente no cuenta con recursos comparables ni con facilidades metodológicas tales como los grupos pequeños, ni mucho menos pruebas de admisión.
“En el sector público no podemos establecer requisitos de ingreso, de manera que recibimos niños y jóvenes en condiciones de pobreza, provenientes de hogares desintegrados y el gran reto es hacerlos personas de bien”, comentó Pedro Ureña, director regional de San Ramón, zona académica que se ubicó entre los tres primeros lugares de la promoción de bachillerato 2007 en seis de las nueve materias.
Alejandrina Mata, viceministra de Educación, considera que son múltiples las ventajas que explican la disparidad de resultados entre los sectores estatal y particular, por lo que calificó de “inapropiado” hacer comparaciones.
“En un colegio privado las condiciones económicas de las familias son superiores a las de uno público. Además, el tipo de organización que se da exige más participación a las familias. En un colegio privado un profesor que no cumple puede ser despedido de inmediato. En un colegio privado, como las familias aportan dinero, tienen más posibilidades de comprar libros y otros recursos para la enseñanza. En un colegio privado trabajan más horas al día”, sintetizó la funcionaria.
Llama la atención que las instituciones subvencionadas tan solo se hicieran con cuatro campos, puesto que este tipo de colegios fue el más exitoso en cuanto al porcentaje de promoción de bachillerato en 2007.
La educación semiprivada graduó a casi nueve estudiantes de cada diez que se presentaron a las pruebas, ligeramente por encima del sector privado, pero en notas quedó rezagada.
“En el sector subvencionado recibimos estudiantes de zonas económicamente deprimidas, quienes tienen que ganarse cada punto con alma, vida, corazón y una gran actitud. Nuestra meta es convertirlos en mejores personas, no en clientes satisfechos”, analizó Rita Hernández, directora académica del colegio Madre del Divino Pastor. “En los privados normalmente los estudiantes tienen totalmente resuelto lo económico, por lo que su único deber es estudiar, y en cierta forma las instituciones están obligadas a dar un rendimiento elevado, porque para eso les pagan”.
El sacerdote Rogelio Jimeno, director del colegio particular Calasanz, dijo que “nosotros entramos una semana antes que los públicos y salimos una semana después, trabajamos más horas al día (de 7 a.m. a 2 p.m.), nuestro sistema es más interactivo que el normal y estamos encima de los muchachos para ayudarles en lo que precisen para mantenerse en un alto nivel académico, y también motivándolos permanentemente”.