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Ciencia y religión

Claudia Barrionuevo [email protected] | Lunes 20 junio, 2011



Ciencia y religión

El célebre astrofísico Stephen Hawking aseguró hace algunos años que Juan Pablo II le había recomendado no profundizar en el origen del Universo, pues el momento de la Creación era obra de Dios.
La famosa teoría del Big Bang del investigador británico no fue condenada por la Iglesia católica, aunque Benedicto XVI recomienda a los cristianos no creer que el Universo haya sido creado por azar.
Menor suerte tuvo Galileo Galilei cuya defensa de la teoría heliocéntrica copernicana, que establecía que la tierra y el resto de los planetas giraban alrededor del sol, fue condenada por la Inquisición. El Vaticano lo rehabilitó 350 años después de su muerte.
El conflicto entre la ciencia y la religión no se da solo con la Iglesia católica: grupos fundamentalistas protestantes de los Estados Unidos se han opuesto enérgicamente a que la teoría de la evolución de Darwin sea enseñada en las escuelas y lo han logrado en algunos estados.
En Costa Rica la Iglesia católica y todas las protestantes han logrado impedir que se apruebe la Fecundación In Vitro (FIV), técnica de reproducción asistida, permitida en todo el mundo con diferentes reglamentaciones, excepto en Afganistán. ¿Qué podemos tener en común con una república islámica en el corazón de Asia? Nada, excepto el fundamentalismo religioso.
De nada sirvió que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), demandara al país, ni que Robert Edwards, padre de la FIV, ganara el último Premio Nobel de Medicina, ni que el experto en derecho de familia, el doctor Gerardo Trejos, haya emprendido una lucha a favor de tantas parejas que sueñan con ser padres.
El pasado 15 de junio los diputados archivaron el proyecto de Ley 17900 que el Poder Ejecutivo había enviado a Cuesta de Moras. Solo por un voto, y varias ausencias, el asunto fue desestimado. Aún queda poco más de un mes para que se venza el plazo establecido por la CIDH, pero quedan pocas esperanzas.
Por un lado están los que no quieren asumir la responsabilidad de imponer la FIV: la señora Presidenta delegó la decisión a la Sala Cuarta y a la Asamblea Legislativa sin siquiera opinar al respecto. Posiblemente por miedo a la oposición de la Iglesia. Muchos diputados, aunque crean íntimamente en el derecho a la concepción asistida, también temen ser señalados por la Conferencia Episcopal.
Por otra parte hay quienes se oponen por razones de fe. No dudamos de la integridad religiosa de Carlos Avendaño y Justo Orozco, aunque para este último recibir su pensión más el salario como diputado no signifique una contradicción cristiana. Sobre este tema prefiere guardar silencio.
También están los que, a pesar de apoyar el FIV, no concuerdan con el proyecto de ley enviado por la presidencia pues consideran que la propuesta es incompleta.
Sorprende que todos los diputados del PASE, siglas que significan Partido de Accesibilidad Sin Exclusión, decidan excluir a las parejas con discapacidad para procrear. Sus deseos de permanecer como partido político seguramente los obligan a responder al poderío de la Iglesia Católica Costarricense.
Y así, únicos en Latinoamérica y casi en el mundo, les negamos a muchas familias, posiblemente todas creyentes en alguna religión, lo que la mayoría quiere: tener hijos.

Claudia Barrionuevo
[email protected]

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