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Capital social

Leiner Vargas [email protected] | Martes 05 abril, 2016


 Asumo que si dicho clima nacional y nuestra cultura apoyan la creación de capital social seria no solo más fácil producir, es decir, tendríamos un aumento en la productividad

Reflexiones

Capital social

Es común escuchar a los expertos en cultura organizacional que la situación interna de una empresa y los valores o cultura interna influyen en la productividad del trabajador y generan un estímulo muy importante de cara a su condición de vida como ser humano. Si este tema pareciera ser de amplio consenso entre los especialistas, quisiera referirme a la necesidad de mejorar el clima y la cultura al interior de nuestro país. Asumo que si dicho clima nacional y nuestra cultura apoyan la creación de capital social sería no solo más fácil producir, es decir, tendríamos un aumento en la productividad, sino que también sería más fácil vivir, generando un estímulo aún mayor, el de ser felices y vivir bien.
Ahora que regreso después de 15 años de ausencia a Aalborg en Dinamarca me encuentro otra vez con la sorpresa que genera una sociedad que ha disminuido el sospechómetro y que tiene muy presente la necesidad de incorporar a todos, no solo unos cuantos, en el tren de la modernidad y de la mejora en su calidad de vida. No me refiero con eso a que esta sociedad danesa tenga resueltos todos y cada uno de los problemas que tenemos o desafíos que enfrentamos para este siglo XXI, sino que seguramente se encuentra en un estadio superior de evolución como sociedad y como democracia, comparados con la situación que vive nuestra querida Costa Rica. Sorprende entonces que en los supermercados los daneses paguen su propia compra con un aparato celular y sin el control de una persona o cajero (a). Sorprende, que no tengan en Aalborg tantos policías supervisando que los ciudadanos paguen sus parqueos, sorprende también, que las tiendas saquen a la calle literalmente la mercancía, ropa, zapatos y cuanta cosa tienen, sin tener que gastar en un guarda que esté atento a qué momento alguien se lleva una de esas prendas. Sorprende, que las bibliotecas estén abiertas y los libros estén a disposición de todos, sin un control estricto en la entrada. Cada quien tiene un autoservicio y puede entregar sus libros, música o películas, sin tener ni siquiera que mirar a otro. Sorprende ver como se respeta el semáforo, como se da el paso ante una persona discapacitada o simplemente, se organiza una fila, sin tanto alboroto por quién está o llega primero.
Cierto que Costa Rica tiene muchas cosas buenas y hermosas que mostrarle al planeta, pero qué bien sería que nos diéramos cuenta, unos y otros, de que el país requiere fortalecer su capital social, que claro que no es cierto que los empleados públicos son todos corruptos, que sí existen y muchos por dicha, empresarios honestos y capaces. Claro que sí existen ciudadanos comprometidos y que dan todo su esfuerzo por este país. Si nos diéramos cuenta que estamos tan cerca de ser un país ampliamente desarrollado, pero que requerimos dar ese último empujón. Sí, es posible avanzar y construir más capital social, pero eso pasa por mirarnos en nuestras semejanzas, que son muchas y no hacer tanto énfasis, en nuestras diferencias, que estoy seguro que son muy pocas.

Dr. Leiner Vargas Alfaro
www.leinervargas.com


 

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