Brasil y España marcan diferencias tácticas
Gaetano Pandolfo [email protected] | Miércoles 03 julio, 2024
El 2-3-5 de los años 40, pasó a un 3-2-5 en la década del 50, hasta que Helenio Herrera, decidió eliminar a un atacante y “descubrió” el 4-2-4.
Conforme pasaron los años, los estrategas se fueron “echando” para atrás y nació el 4-3-3, al que siguió el 4-4-2, con una ofensiva más limitada y ahora, la mayoría de selecciones nacionales que no son potencia mundial, juegan el 5-4-1.
Es el parado de moda y así lo observamos tanto en la Eurocopa como en la Copa América.
En este planteamiento táctico, se convirtieron en piezas determinantes los dos carrileros y los dos mediocampistas que juegan por fuera.
Los defensas laterales, protegidos por los tres defensores centrales, tienen que tener la capacidad de sumarse por los costados a la línea de volantes, para qué a su vez, los dos mediocampistas abiertos, pasen a la ofensiva y formen un tridente con el único delantero, usualmente el 9 de la formación.
Por citar el ejemplo de la Selección Nacional: Haxzel Quirós y Ariel Lassiter, deben apoyar a la línea de volantes por las franjas, para que Brandon Aguilera y Alvaro Zamora, pasen a la ofensiva a asociarse con Manfred Ugalde. Deben permanecer en posiciones de retaguardia los tres defensas centrales y los dos volantes de marca: Galo y Brenes.
Pero…
¿En qué radica o se determina la grandeza de las selecciones de España y de Brasil, por citar a dos de las más poderosas?
Diríamos que son, de las más populares o reconocidas mundialmente, las que rompen este esquema del 5-4-1, básicamente porque cuentan con aleros o extremos de una capacidad monumental, que quiebran fácilmente el sistema táctico, pasando sin mayores problemas a un 5-2-3 o un 4-3-3.
La abismal diferencia la marcan Lamine Yamal y Nico Williams en la “Furia Roja” y Raphinha (Endrick) y Vinicius Jr. en la “Canarinha”.
Estos cuatro o cinco cohetes humanos, tienen la capacidad de romper cualquier sistema defensivo, gracias a su explosividad, velocidad, juventud y capacidad individual; además, su excelencia les permite asociarse con el delantero centro: Rodrygo en Brasil, Alvaro Morata en España con suma facilidad.
Otras selecciones como Argentina, que es la campeona, o Colombia que está de moda, dependen más de la figura del 10 (Messi y James) y la contundencia del 9 (Lautaro y Luis Díaz) y de ahí que sus técnicos no aplican el 5-4-1, sino que en ofensiva suman dos o tres atacantes y gustan más del 4-4-2, o 4-3-3.