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COLUMNISTAS


Basta es basta (No More Tears, enough is enough)

Marilyn Batista Márquez [email protected] | Viernes 13 agosto, 2021


La esperada renuncia del alcalde de Nueva York, Andrew Cuomo, por múltiples acusaciones de acoso sexual a mujeres, me rememora la canción disco de Donna Summer y Barbara Streisand de 1979, “No More Tears, enough is enough”.

Bajo el estribillo: “Basta, es basta. Eso basta (Enough is enough. Enough is enough.

That's enough) las cantantes, al ritmo de música disco, dirigían su canción a un hombre indolente que había que sacar de sus vidas: “lo quiero fuera, lo quiero fuera por esa puerta ahora (“I want him out, I want him out that door now”).

No bastaron las decenas de acusaciones de acoso sexual que durante casi una década las mujeres manifestaron en contra de Cuomo, y que tomó relevancia en marzo de este año, para que se hiciera justicia. El alcalde se mantenía aferrado a su cargo, aún con la vergüenza que su conducta le causaba a su familia y el deshonor al partido Demócrata.

Se mantuvo aprehendido al poder aun cuando la fiscal general de Nueva York, Letitia James, publicó el informe de una investigación independiente de 165 páginas, que incluyó decenas de videos, fotos y entrevistas con 179 personas, que lo inculpaba. El documento concluyó que Cuomo, desde 2013 a 2020 acosó a 17 mujeres, empleadas y exempleadas de la alcaldía, actos que violaban las leyes estatales de New York y las leyes federales de los Estados Unidos.

Aún con el conocimiento de este informe, Cuomo continuaba rechazando las acusaciones y externó un ridículo arrepentimiento, con las palabras: "Pido perdón a las jóvenes mujeres que trabajaron aquí, que dicen que les hice sentirse incómodas". Aseguró enfáticamente que no las acosó y que no las había tocado de manera inapropiada.

Tanto el Presidente de los Estados Unidos, como legisladores demócratas y republicanos, pidieron a este mamarracho que renunciara, antes y después de haber conocido el informe de la Fiscal. El insistió en que los hallazgos de la fiscalía no reflejan “con precisión” los hechos que lo culpabilizaba.

Tuvo que llegar una amenaza superior para que Cuomo dimitiera, la amenaza de un proceso de destitución a través de un juicio político, manifestado públicamente por la mayoría de los miembros del Legislativo de Nueva York.

El alcalde renunció, pero como macho cabrío, se dejó decir en conferencia de prensa que "…hay cambios generacionales y culturales que simplemente no aprecié del todo. Y debería haberlo hecho, sin excusas". O sea, antes a las mujeres -sin solicitarle permiso, autorización, visto bueno y consentimiento-, un hombre podía rozar con su cuerpo sus tetas, tocarle el culo, y susurrarle al oído frases con connotaciones sexuales, pero ahora, según el alcalde, debido a cambios “generacionales y culturales” no está permitido.

Para este tipejo su conducta -distante a la moral, ética y respeto a derechos humanos- no es violatoria ni delictiva, solo es una acción que antes era normal y tolerada, pero ahora como los seres humanos hemos evolucionados, no es aceptada ni permitida. No hubo arrepentimiento real. No hay un mínimo de conciencia de lo que es respeto.

Esta situación me preocupa y ocupa, y a través de estas líneas intento hacer comprender la necesidad y urgencia de la consideración, obediencia y sumisión a los derechos humanos de todas y todos.

Políticos, compatriotas, hombres, padres, hijos, hermanos, entiendan que el respeto a las personas no es un privilegio de grupos, clases, género, ni tampoco un asunto de moda. Desde 1948 existe la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en su primer artículo deja claro que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, “dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Por lo anterior, nadie tiene que tocar el cuerpo de nadie sin su consentimiento. Si una mujer no acepta conductas y palabras con connotaciones sexuales, no lo haga más. No lo repita. No lo intente. Aguántese. Reprima sus deseos primitivos. No es No. “Enough is enough”. A los hombres como Cuomo “lo quiero fuera, lo quiero fuera por esa puerta ahora (“I want him out, I want him out that door now”).

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