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Avances y retrocesos

Vilma Ibarra [email protected] | Miércoles 03 diciembre, 2008


Hablando claro
Avances y retrocesos

Vilma Ibarra

Me gusta recordar que el 25 de noviembre fue instituido como el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres, en homenaje a la heroica lucha de tres hermanas dominicanas que enfrentaron al régimen de Trujillo y que soportaron todas las torturas y maltratos que la policía política les infligía, incluyendo las agresiones emocionales que les causaban cuando incursionaban en las casas de sus familiares para intentar doblegarlas, especialmente ante el temor de que hicieran daño a sus pequeños hijos.
Que se enfrentaron —repito— con un valor a toda prueba hasta… que el 25 de noviembre de 1960 el tirano no soportó más el coraje de aquellas mujeres. No pudo con lo que simbolizaban y con el enorme poder de lucha que habían desencadenado y decidió ganarles la partida de la única forma en que podía ganarles; asesinándolas cobardemente en un burdo simulacro de “accidente”.

Minerva, Patria y María Teresa Miraval, conocidas como las Mariposas, encarnan la lucha de las mujeres por la reivindicación de los derechos humanos (sociales y políticos) de los dominicanos. Porque no luchaban por ellas. Luchaban para que su país saliera del oprobio de la dictadura de 31 años que tristemente ellas no vieron caer pero que indudablemente ayudaron a aniquilar.

Estrictamente hablando, por supuesto que no todas las mujeres somos las Mariposas Miraval. Pero estoy convencida que de muchas maneras contamos con millones de mujeres heroicas que enfrentan cada día el lento despertar de la conciencia de sus derechos conculcados. De sus aspiraciones, esperanzas e ilusiones truncadas en el seno de hogares dominados por relaciones de poder que las hacen vivir (a ellas y a sus hijos) en el oscuro cuarto del temor, de la tristeza profunda y en el peor abandono posible: el abandono de uno mismo.

En Costa Rica, desde la Ley de Igualdad Real 20 años atrás, hasta la Ley contra la Violencia Doméstica y posteriormente la Ley contra la Penalización de la Violencia hemos avanzado en la instrumentación jurídica de apoyo a los cambios de una cultura tan entronizada que tomará muchas décadas más modificar en términos de una sociedad más inclusiva, tolerante y comprensiva.
Pero la lucha está –como toda lucha por la vida- marcada por avances y retrocesos. La declaratoria de inconstitucionalidad de dos artículos de la Ley de Penalización contra la Violencia ha dejado sin sustento más del 70% de las denuncias actuales; las denuncias por maltrato y agresión emocional. Que son precisamente las conductas que, de persistir, conducen en no pocos casos, a la denuncia de prueba contundente: el asesinato.
No se conocen aún las razones por la cuales tres magistrados y una magistrada, tomaron esa decisión. Pero coincidimos con el INAMU en que es un enorme retroceso. Y concordamos en que hay que seguir luchando. Y ese compromiso quedó firme al conmemorarse recientemente el Día Mundial de la No Violencia contra las Mujeres. Necesitamos dar otro paso adelante.

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