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Australia, Google y la industria periodística

Mauricio París [email protected] | Jueves 04 marzo, 2021


Según un artículo publicado en Financial Times, en 1998, cuando Google nacía en un garaje, los periódicos y revistas captaban el 50% de la publicidad a nivel mundial, mientras que, para 2020, ese porcentaje había caído dramáticamente a un 8,3%. ¿Quién se comió el pastel? Pues precisamente Google y Facebook, que son empresas primordialmente publicitarias. Facebook nutre su modelo de negocio en el newsfeed que incorporó en 2006, que es una de las principales fuentes de información para muchas personas, y Google, en la lista de resultados de su buscador.

A la presión que estas empresas han comenzado a recibir en Europa y más recientemente en Estados Unidos, afrontando distintas acciones administrativas y judiciales tendientes a disminuir su poder en el mercado, se ha sumado una curiosa batalla adicional en un mercado más pequeño y menos influyente, pero que parece podría influir en el futuro del Internet: Australia.

Los medios de comunicación, la prensa y en general, los creadores de contenido han sostenido durante muchos años que su modelo de negocio se ha visto debilitado por esta pérdida de publicidad, y, además, que estas plataformas tecnológicas se benefician de su contenido sin pagar por él, en el caso de Google, al mostrarlo en los resultados de su buscador. Recordemos que ni Google ni Facebook son generadores de contenido, sino son canales que indexan y muestran al usuario contenido generado por terceros, de acuerdo con las preferencias y las búsquedas de los usuarios.

Producto de la presión que recibe de los medios de comunicación, el año pasado Google anunció el pago de mil millones de dólares a empresas generadoras de contenido en todo el mundo, de acuerdo con sus propios criterios y reglas, y generalmente sin que trasciendan los términos y los medios favorecidos. Se dice que ha cerrado acuerdos con medios franceses, japoneses, británicos y brasileros.

Precisamente en ese contexto, Australia ha aprobado una legislación que podría entrar en vigor en las próximas semanas y que obligaría a Google y a Facebook a pagar a los medios locales -que han perdido 5.000 empleos en la última década- por el contenido utilizado en sus respectivas plataformas, permitiéndole a tales medios llegar a negociaciones individuales o colectivas con estas plataformas, y de no logar un acuerdo, se prevé el sometimiento de la disputa a un tribunal arbitral.

La reacción de Google no se ha hecho esperar, y ha anunciado su intención de abandonar Australia, no mostrando resultados de ese país en su buscador y cerrando todos sus demás servicios. De hecho, en las últimas semanas los resultados provenientes de Australia se han visto penalizados por el buscador. Sin embargo, una vez aprobada la legislación en el Congreso, pendiente aún de aprobación en el Senado, varios medios apuntan a que Google habría iniciado un proceso de negociación con varios medios locales, en lo que parece ser un cambio de estrategia. La Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, aguardan expectantes el desenlace de toda esta historia, para emprender sus propios modelos regulatorios.

Como antecedente relevante, cabe recordar que Google descontinuó su servicio de noticias Google News en España desde 2014, producto de la aprobación de una legislación de propiedad intelectual que obligaba a la empresa a pagar a los medios de comunicación por cada clic que los usuarios hicieran en sus enlaces.

En tiempos en donde las noticias falsas son una epidemia que debilita la democracia directamente, la existencia de medios de comunicación independientes y sólidos resulta indispensable. Sin embargo, el modelo regulatorio australiano puede representar un remedio peor que la enfermedad, si ese pago de los gigantes tecnológicos puede terminar limitando o influyendo en la libertad de estos medios, o favoreciendo a algunos medios frente a otros, ya sea por su tamaño o por su línea editorial. Las plataformas tecnológicas ya tienen demasiado poder como para que se les permita influir directamente en los medios de comunicación pagándoles por el contenido que producen.

Tampoco debe perderse de vista que los creadores de contenido se benefician de estas plataformas, que son los medios elegidos por los consumidores para informarse. Precisamente, de lo sucedido en España con la salida de Google News, los portales de noticias sufrieron una caída del 10% en su visitación.

Este es uno de esos casos donde hay argumentos a favor y en contra, pero en cualquier escenario, lo que ha hecho Australia ha servido como dinamizador de una discusión que, sin duda, es indispensable para el futuro del Internet.

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