Auge del petróleo blanco
Roberto Dobles [email protected] | Lunes 09 octubre, 2017
Auge del petróleo blanco
Al litio se le está llamando el “petróleo blanco” por su color blanco plateado, por ser un componente clave del creciente negocio de almacenamiento de electricidad en las baterías que están impulsando el mundo moderno y por su gran auge como “commodity” mundial.
El litio (cuyo símbolo es Li) es el metal más liviano que existe en el planeta y tiene múltiples usos, entre los cuales se encuentra el de las baterías recargables livianas modernas, donde este metal es uno de los componentes claves.
El litio es uno de los materiales que está potenciando el desarrollo de los vehículos eléctricos, los teléfonos móviles y las computadoras, entre muchas otras cosas.
Aunque el litio no es una fuente de energía, sí es un componente clave y esencial de las baterías recargables modernas que almacenan electricidad.
La electricidad almacenada por recarga eléctrica en las baterías livianas que usan litio permite alimentar de energía a una grande y creciente cantidad de equipos eléctricos y electrónicos.
Aunque no viene de la naturaleza con energía almacenada, ya procesado e instalado en una batería permite, junto con otros elementos, almacenar electricidad y que esta sea recargada con energía muchas veces, la cual se extrae posteriormente de la batería.
La electricidad, que es una fuente secundaria de energía, se almacena en la batería y puede provenir de cualquiera de las fuentes primarias de energía que existen para generar electricidad, tanto renovables (hidroeléctrica, geotérmica, eólica, solar, biomasa, entre otras) como no renovables (nuclear, gas natural, derivados de petróleo, carbón, entre otras).
Para efectos de los equipos que consumen electricidad, lo importante es que el litio, junto con otros componentes, permita almacenar la energía en la batería (el “tanque” de energía) para ser utilizada en el momento en que se requiera. Cuando la energía almacenada se agota, este “tanque eléctrico” simplemente se recarga de nuevo con electricidad. De esta forma, existen similitudes con la recarga de otras fuentes de energía en tanques de almacenamiento.
El aumento de la demanda actual y potencial de litio, impulsada por el creciente uso en los productos electrónicos y eléctricos, incluyendo los vehículos eléctricos, está provocando un rápido aumento en los precios internacionales.
Un artículo publicado recientemente por el Financial Times, titulado “Lithium: the next speculative bubble?”, señala que como resultado del rápido crecimiento de la demanda, “el precio promedio del litio se ha triplicado desde el 2014 y aumentó un 60 por ciento el año pasado”.
Con respecto a la oferta, este medio de comunicación señala igualmente que “la oferta está en el límite, por lo que se va a necesitar más suministro” y que “como gran parte del recurso barato ya se ha desarrollado, es de esperarse que las fuentes de suministro de mayor costo tendrán que entrar en producción para cerrar la brecha”.
Los precios actuales han venido aumentando por el efecto de la creciente demanda, pero se estima igualmente que en el futuro este crecimiento será impulsado también por el efecto de la entrada en operación de nuevas fuentes de suministro de litio de mayor costo.
Otro artículo publicado por Reuters, bajo el título “What Price Lithium, the Metal of the Future?”, señala que “los precios se han ido a la estratosfera y los mineros se apresuran a buscar nuevas concesiones” y que “la inversión está brillando intensamente con mucha especulación sobre las perspectivas futuras de este metal”. También se indica que “este metal, que es el más liviano en la tabla periódica, está envuelto en la oscuridad cuando se trata de sus mecanismos de fijación de los precios” y que “si el litio se va a convertir en una parte integral de la cadena global de suministro de energía, su opacidad en el mercado es un gran problema”.
El rápido crecimiento de la producción de litio está enfrentado cada vez más retos en los procesos de extracción. Un artículo publicado por el periódico La República y titulado “Producir litio se complica ante inminente revolución eléctrica” señala que “extraer el mineral de los lagos de salmuera… ha resultado más difícil de lo que se esperaba”. Como uno de los ejemplos de esta problemática, se indica que “el mal tiempo y las dificultades en el bombeo hicieron que la producción de las instalaciones de Orocobre en el norte de Argentina fuera un 21% inferior al objetivo inicial de la empresa en el año”. Se indica en este caso, que “el máximo responsable de la empresa… ha señalado que la compañía subestimó la complejidad o sobreestimó su capacidad”. Se revela asimismo que debido a las dificultades relacionadas con la oferta, “a las compañías les ha costado cubrir la demanda en todas partes”.
También podrían existir problemas de suministro de litio en el futuro. Un reciente artículo titulado “Electric car demand sparks lithium supply fears”, publicado recientemente por el Financial Times, ha señalado que “la capacidad de minería y refinación podría representar un cuello de botella cuando la demanda de vehículos eléctricos (EV) despegue”.
Existe también preocupación por la gran concentración de la producción mundial en pocos proveedores. Un reciente artículo de abril pasado titulado “Lithium: White Petroleum”, publicado por Mylo Trade, señala que “el litio ha sido tradicionalmente controlado por un puñado de proveedores globales importantes”.
Sobre este tema, el Financial Times reportó recientemente que existe una “creciente preocupación por la oferta, la cual se genera a raíz de que la producción de litio sigue siendo dominada por un puñado de empresas: Albemarle, Sociedad Química y Minera de Chile, y los productores chinos Tianqi Lithium y Ganfeng Lithium, que producen desde Australia”.
A esta preocupación sobre la concentración de la oferta mundial en muy pocas empresas proveedoras se le adiciona la concentración de la oferta mundial en muy pocos países productores. Las principales reservas comerciales de litio en el mundo se encuentran en los tres países del “Triangulo del Litio” (Argentina, Bolivia y Chile), China y Australia, seguidos en menor grado por Portugal, Brasil y Zimbabue.
Debido a la gran concentración de la oferta mundial en pocas empresas y en pocos países, existe la preocupación adicional que en el futuro se pueda crear un cartel de productores de litio al estilo de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).
Los temas ambientales en la producción de litio son también otra área de atención. El litio es extraído de la naturaleza por compañías mineras en la forma de carbonato de litio mediante tecnologías y métodos de extracción típicos de la industria extractiva minera. Su extracción requiere además grandes cantidades de agua.
Para poder utilizarlo en baterías, el carbonato de litio extraído de la naturaleza debe ser procesado en grandes plantas industriales que utilizan procesos que requieren productos químicos.
La organización internacional Friends of the Earth ha indicado que “la extracción de litio tiene importantes impactos ambientales y sociales, especialmente debido a la contaminación y agotamiento del agua. Además, se necesitan productos químicos tóxicos para procesar el litio. La liberación de estos productos químicos por lixiviación, derrames o emisiones al aire puede dañar las comunidades, los ecosistemas y la producción de alimentos. Además, la extracción de litio daña inevitablemente el suelo y también causa la contaminación del aire”.
En cuanto a la disposición final de las baterías, una vez que hayan cumplido su vida útil, los expertos consideran que deberá hacerse un gran esfuerzo en el mundo para que los millones de baterías que serán desechadas sean recicladas para que no terminen en los rellenos sanitarios, ya que estas contienen una serie de metales y productos químicos tóxicos que pueden contaminar el suelo y el agua.
El mismo reciclaje de baterías de litio tiene dificultades particulares a las cuales deberá dárseles mucha atención. Los estudios indican que “todavía en el 2017 el reciclaje de las baterías de litio generalmente no extrae el litio ya que existen muchos tipos de baterías diferentes de litio que requieren procesos de extracción diferentes”.
Los estudios también señalan que “otra razón por la que el reciclaje no se está haciendo es porque la extracción de litio de las baterías viejas es 5 veces más caro que el litio extraído a través de la minería”.
Los expertos señalan otras dificultades adicionales relacionadas con el reciclaje de las baterías de litio. Los estudios señalan, entre otras cosas, que existen “peligros específicos asociados con los procesos de reciclaje de baterías de litio”, entre los cuales se encuentran “peligros eléctricos, peligros químicos, reacciones de combustión y sus interacciones potenciales”. También se indica que “un factor de complicación es la sensibilidad del litio al agua: el hexafluorofosfato de litio, un posible material electrolítico, reaccionará con el agua para formar ácido fluorhídrico”.
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