Ataques cibernéticos y riesgo país; Una afectación macroeconómica
Juan Diego Sánchez Sánchez [email protected] | Martes 26 abril, 2022
Dr. Juan Diego Sánchez Sánchez, Ph.D
Asesor financiero empresarial, abogado, profesor e investigador
La situación referente a los ataques cibernéticos generados contras las instituciones gubernamentales tiende a verse como un hecho aislado, o al menos, desde un esfuerzo estatal, este ha sido el abordaje que parece habérsele dado a la situación acaecida, no obstante la realidad pragmática macroeconómica parece ser un poco más profunda, pues la afectación derivada repercute de forma directa en variables macroeconómicas asociadas al riesgo país.
Es de relevancia señalar que el riesgo es definido como la probabilidad material de la ocurrencia de un hecho futuro e incierto, de carácter dañoso y perjudicial, el cual depende de factores aleatorios, y que a su vez tiene una relación inversa a la certeza de la estabilidad general. El hecho en cuestión se conoce como siniestro, el cual en caso de llegar a materializarse tiene una afectación directa en la precisión del riesgo país a futuro, es decir, hechos dañosos ocurridos, repercuten de forma directa en la aceleración eventual de las tasas riesgosas macroeconómicas del país.
En línea de lo anterior, es de interés indicar que el riesgo macroeconómico del país es definido en función de variables directas y otras denominadas adyacentes o indirectas. Las primeras hacen mención a indicadores económicos y su estabilidad, tales como la inflación, el tipo de cambio, la tasa de interés, desempleo y otros similares, mientras que las segundas son precisadas por aspectos tales como factores sociales, ambientales, políticos, y algunas variables con imposibilidad de materialización, las cuales adolecen de una capacidad de ser predecibles, y que en caso de su ocurrencia, claramente aceleran el riesgo en general.
Es precisamente en estas variables inmateriales donde pueden ubicarse los sucesos externos a la administración gubernamental, mismos que generan un daño directo a alguna gestión particular del país, pudiendo clasificarse aquí los recientes ataques cibernéticos soportados por las instituciones estatales afectadas por este fenómeno. Este tipo de situación se considera como una variable riesgosa adyacente y externa, la cual por su misma condición impredecible no puede ser evitada, pero pudiese ser mitigada, donde es precisamente, de la efectividad de la respuesta dada, que la aceleración o desaceleración del riesgo puede darse.
El concepto anterior encuentra su manifestación máxima en la tasa de riesgo país general, la cual es definida en función de las variables macroeconómicas generales, pero a la vez, influenciada de forma directa por este tipo de sucesos externos y por la falta de diligencia estatal en cuanto a su mitigación, donde parece observarse una correlación directa entre el tiempo de sucesión del siniestro y el incremento en la tasa riesgosa, donde a medida que el primero se extiende, la segunda se incrementa.
Puede entonces definirse que la afectación en la aceleración de la tasa de riesgo país parece estar ligada a la tardanza en la mitigación del impacto de un suceso dañoso, viéndose esto claramente manifestado en la lentitud de solución dada a los ataques cibernéticos sufridos por el país, tema que parece repercutir en un incremento directo en la tasa de riesgo país, en especial por la generación de especulaciones particulares que repercuten en la confianza del desarrollo normal de las actividades económicas.
Esta aceleración de riesgo suele ser definida por un procedimiento aritmético dado por la multiplicación de la tasa en particular por un factor de uno más G, donde esta letra se entiende por el porcentaje en el cual la tasa riesgosa es incrementada, mismo que se define en función de las medidas de mitigación que las instituciones estatales pudiesen dar a los siniestros acontecidos, así como a la reducción del impacto que de ellos se señale, entiéndase en este caso, los ataques cibernéticos y sus consecuencias.
Este tema puede también encontrar explicación en aspectos como la creación de una incertidumbre operativa, resaltando transacciones tales como el pago de impuestos por parte de los contribuyentes, así como las gestión de los movimientos de mercancías ligadas a las operaciones del comercio internacional, todo derivado un atraso en la resolución del daño acaecido, lo cual prolonga el perjuicio para el país, repercutiendo en una inestabilidad en el desarrollo normal de los giros comerciales de los involucrados.
Claramente, al desnudarse las falencias en materia de ciberseguridad y en relación a los tiempos de respuesta estatales para solventar los daños soportados por un ataque de esta índole, el factor de aceleración se ve incrementado, afectando de forma directa la macroestabilidad del país en general, así como de algunas variables que pueden, incluso, verse influenciadas en el corto plazo por concepto de la especulación del mercado, tales como el tipo de cambio y el consumo impulsado por comportamiento basado en la incerteza y el temor.
La incerteza antes indicada, puede verse reflejada en las especulaciones dadas para temas como la percepción sobre la seguridad en el uso futuro de los sistemas gubernamentales que han sido objeto de ataque cibernético, donde en lo que parece ser un temor infundado, pudiesen darse planteamientos hipotéticos o erróneos en cuanto a la fiabilidad de su utilización para la generación de trámites o transacciones a futuro, tal es el caso del suministro de información en los sistemas tributarios.
El tema puede verse expandido en materia de la especulación sobre los flujos futuros de pago, donde la falta de claridad y transparencia en cuando a la magnitud del impacto sufrido, puede ocasionar temores infundados en relación a la capacidad del Estado para honrar los pagos por salarios, pensiones y otros que estén ligados a los sistemas e instituciones que han sufrido los ataques.
Ahora bien, aunque el riesgo es una variable definida por diferentes elementos internos y externos al país, igualmente puede verse acelerado por factores ajenos, donde su impacto negativo suele darse, no tanto de forma directa por los indicadores macroeconómicos o los sucesos acontecidos, sino más bien, por la falta de capacidad de respuesta y de medidas de mitigación inmediata. A contrario sensu, la diligencia y la agilidad en la capacidad responsiva que el Estado pueda dar a estos hechos dañosos, tienden a presentar una correlación directa con el riesgo, logrando reducirlo a medida que el tiempo de solución del impacto negativo del siniestro se vea disminuido.
La situación ocurrida y derivada de los ataques cibernéticos no es de tomar a la ligera, pues indiferentemente de su origen o intención, la afectación va más allá que el simple atraso en el cumplimiento de obligaciones tributarias, la especulación eventual sobre el incumplimiento de pagos o la imposibilidad de realizar de forma normal el giro de negocio comercial. Estas situaciones son preocupantes en si mismas, pero tienen una mayor y ulterior incidencia en la estabilidad macroeconómica del país, tanto en términos de los indicadores económicos, así como en la percepción general. Sin duda la transparencia y la diligencia, así como la información constante son defensas pertinentes en esta situación.