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Aquellas pequeñas cosas

Pedro Oller [email protected] | Martes 29 abril, 2008


Aquellas pequeñas cosas


Pedro Oller
Las pequeñas cosas enorgullecen a los hombres de la base. Esta cita, liberal hasta en su contexto, de William Shakespeare en “Enrique VI” pareciera resumir estos meses de gestión de la administración Arias. Como las pausas siempre son obligadas, para repasar lo hecho pero más aún para ver hacia delante, aprovecho la coincidencia temporal con el informe que el señor Presidente tendrá que rendir a la Asamblea Legislativa este 1° de mayo.
En medio de la distorsión de cuatro años perdidos, para un Presidente repitiente el plan de acción inmediata era sencillo y, con ello, los réditos también de un enfoque cortoplacista: devolverle la confianza al pueblo, plantearse un norte, materializar intenciones. El presidente Arias a la mitad del camino ha cumplido, sin embargo preocupa su visión de cara a lo que falta.
Después de sacar adelante la tarea del TLC, que bien enredada estaba y cuyo éxito se debe más a la decisión del TSE y al voto en las urnas del referéndum, el gobierno que había apuntado primordialmente baterías hacia este tema, hoy parece sin nuevas propuestas para afrontar el día después. Sigue sin pasar la página del TLC ni siquiera, como reconoce el propio Premio Nobel, para entrarle a la reforma tributaria que buena falta le hace a este país.
Si a esto sumamos el pesimismo con que se vislumbra el año venidero y, compramos la idea sin el cinismo de creer que se trata de un globo de prueba, la cosa está para preocuparse. Si don Oscar vaticina que será muy duro (Diario Extra, ayer) y tener mucho miedo de lo que pueda pasar con la pobreza (La Nación, domingo), yo tengo más. Y en adición, si sumamos la enorme interrogante del porqué no nos hemos ocupado de los factores económicos que reconoce venían dándose, pero para los que —también admite en ambas entrevistas — no tiene claro qué hacer, las causas sin respuesta agobian.
Ciertamente le pesará la política electoral, sobre todo cuando desde su gobierno se promueve una candidatura oficial para Liberación Nacional, plural y rejuvenecido por el triunfo en las últimas elecciones. Los otros precandidatos verdiblancos, que han nutrido de apoyo y colaboración al actual gobierno, empezarán a recelarlo. Como es lógico pensar, ocurrirá también con la frágil coalición pro-TLC que atiende su propia necesidad política. Y de la oposición, que volverá a endurecer su planteamiento de país y a sonar con un frente único como el del “no”, de cara a las elecciones de 2010.
El pueblo ha sido agradecido con don Oscar. Sus índices de popularidad son de los más altos. Si bien las salidas de su Vicepresidente y Ministro de Seguridad estuvieron cargadas de efervescencia, aún no se percibe un deterioro en la percepción generalizada de la labor presidencial.
No obstante, sería mejor ocuparse de las pequeñas cosas (y también de las no tan pequeñas) para seguir manteniendo ese favor y no, que como las perspectivas económicas en medio de esta inseguridad, lo agarre el tren de la imprevisión con nosotros adentro. Así, don Oscar entienda que “este ha sido un gobierno tan bueno, que cuesta pensar en eso”.

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