Aprenda y enseñe para la vida
Candilejas [email protected] | Viernes 21 diciembre, 2018
Una mejor educación, una que sea para la vida, es algo que desea toda la gente. Pero, ¿cómo optimizar el proceso de enseñanza y aprendizaje en Costa Rica?
Para lograrlo se debe aprender con el “corazón”, han descubierto científicos del Massachusetts Institute of Technology en Boston, Estados Unidos.
Sí, no leyó mal. De acuerdo con esta reciente disciplina, el cerebro juega su impotente papel, pero de forma secundaria.
¿De qué hablamos? De una ciencia aplicada tanto al aprendizaje como la enseñanza, llamada neurodidáctica y que ha nacido al amparo de la revolución llamada neurocultura.
La neuroeducación demuestra que emoción y conocimiento van juntos. Es una nueva visión de la enseñanza basada en el cerebro, según Francisco Mora, catedrático de fisiología humana en la Universidad Complutense de España y catedrático adscrito de fisiología molecular y biofísica de la Universidad de Iowa, Estados Unidos,
“Es una visión que ha nacido al amparo de esa revolución cultural llamada neuroeducación y que aprovecha los conocimientos sobre cómo funciona el cerebro integrado con la psicología, la sociología y la medicina, en un intento de mejorar y potenciar tanto los procesos de aprendizaje y memoria de los estudiantes, como los de enseñanza por parte de los profesores.
En el corazón de este nuevo concepto está la emoción. Este ingrediente es fundamental para el que enseña así como para el que aprende. No hay proceso de enseñanza verdadero si no se sostiene sobre esa columna de la emoción, en sus infinitas perspectivas”, escribe el científico Mora.
La neurociencia enseña hoy que el binomio emoción-cognición es indisoluble, intrínseco al diseño anatómico y funcional del cerebro. Este diseño, labrado a lo largo de muchos millones de años de proceso evolutivo, nos indica que toda información sensorial, antes de ser procesada por el cerebro pasa por las emociones, en donde adquiere un colorido emocional, permitiendo aprender para la vida y con entusiasmo.
De modo que el procesamiento cognitivo, por el que se crea pensamiento, ya se hace con elementos básicos que poseen un significado de placer o dolor, de bueno o de malo.
El principal descubrimiento que la neurodidáctica ha aportado a la pedagogía es el hecho de que para aprender los estudiantes necesitan emocionarse. Esta afirmación surgió con las conclusiones que obtuvo un equipo de investigadores del ya mencionado “Massachusetts Institute of Technology”.
Han descubierto que las palabras no tienen una gran incidencia cuando lo que se quiere es enseñar algo nuevo. Gracias a este descubrimiento, la neurodidáctica logró demostrar a los docentes que cuando se busca transmitir información nueva lo mejor es evitar las largas charlas y emplear recursos visuales en la clase, por ejemplo.
Solo en España, las estimaciones han indicado que en la educación primaria el 50% del tiempo de clase se dedica a transmitir información de forma verbal, en educación secundaria este promedio sube hasta el 60% y en bachillerato casi del 80%. Por lo tanto, los docentes deberían enfrentar un cambio rotundo si buscan seguir las recomendaciones de la neurodidáctica, y buscar estrategias educativas que les permitan sustituir las clases magistrales por técnicas que inciten a la participación del estudiante despertando sus emociones desde el corazón.
La neuroeducación es un campo nuevo de la neurociencia, lleno de posibilidades que eventualmente debe proporcionar herramientas útiles que ayuden a aprender y enseñar mejor, para alcanzar un conocimiento superior en un mundo cada vez más complejo.
Facilitar todo esto requeriría la creación de una nueva figura profesional, aquella del neuroeducador.
Carmen Juncos Biasutto
Editora jefa y Directora de proyectos