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Lunes, 25 de noviembre de 2024



COLUMNISTAS


Ante las elecciones cantonales del próximo domingo

Vladimir de la Cruz [email protected] | Miércoles 31 enero, 2024


El próximo domingo se realizarán las elecciones de los 84 alcaldes e intendentes y de los Concejos Municipales y Distritales. Un derecho electoral muy poderoso, sólido, respetado en los resultados de las elecciones que se han dado desde 1949, bajo la tutela del Tribunal Supremo de Elecciones, como órgano y Poder del Estado, encargado constitucionalmente de la organización, administración y del fallo final, de la declaración, de triunfadores o ganadores electos en los procesos electorales, sin posibilidad de que dichos resultados puedan ser apelados.

Las elecciones cantonales tienen la evidente importancia de dar la posibilidad de que los ciudadanos de los cantones puedan elegir libremente a sus autoridades políticas, las que tienen a cargo la dirección política y administrativa de cada cantón. Autoridades que se representan en el Alcalde, sus Vicealcaldes; en algunas regiones por intendentes y por los miembros propietarios y suplentes de los Concejos Municipales y Distritales. Esto hace que el poder ciudadano llegue a los rincones de todo el país, en sus distritos, que son la base residencial de los ciudadanos dentro del cantón.

En cada proceso electoral, en función del crecimiento de la población, el Tribunal Supremo de Elecciones, hace un esfuerzo quirúrgico de distribución de mesas y juntas electorales, de manera que a un número determinado de votantes por mesa, llegue la posibilidad de ejercer el sufragio al máximo número de ciudadanos.

Los cantones son como pequeñas repúblicas dentro de las provincias, y dentro de la República como concepto supra mayor en el cual se ubican las provincias. Es como un gran rompecabezas político.

Costa Rica, como un todo, es una especie de confederación de cantones, con un poder central, su estructura de poderes, de los cuales no dependen autoritariamente las autoridades cantonales.

Hace algunos años había más dependencia directa de las autoridades cantonales del Poder Ejecutivo. Democráticamente se fue liberando esa dependencia, desarrollando más autonomía de gobierno a los Alcaldes y Concejos municipales, y haciendo depender cada vez menos a las autoridades cantonales del Poder Ejecutivo.

El Código Municipal incluso le dio más poder a los ciudadanos de los cantones, que, a los ciudadanos nacionales, aunque sean los mismos. En el Código Municipal se estableció el derecho de los ciudadanos a convocar y realizar plebiscitos y referéndums cuando nacionalmente ese derecho de participación popular no existía a nivel nacional. Sin embargo, ha sido un derecho que casi no se usa, no se ejercita, no se convoca. Esto se debe a que los partidos políticos, a nivel cantonal, provincial o nacional no se han interesado en realizar estas convocatorias para discutir problemas de la comunidad, porque en la práctica no les ha interesado dar poder a los ciudadanos. Aun así, se han hecho algunas consultas de este tipo. Una en Pérez Zeledón que terminó con la destitución del alcalde, otra en el cantón de Paraíso para destituir al alcalde que terminó validando su nombramiento, y otra en el cantón de Turrialba para definir el uso del río Pacuare, con triunfo de la comunidad.

La destitución de alcaldes y de las autoridades municipales es posible en la legislación nacional municipal. NO es posible a nivel nacional por cuanto no existe el derecho de revocatoria de mandato. Esto da una idea de la importancia electoral, en los cantones, para definir y elegir sus autoridades, de manera que si no sirven, se corrompen, o se oponen a los intereses de la comunidad que los elige, los pueden destituir. La clave es que los ciudadanos deben tener conciencia y conocimiento de la importancia de los Concejos Municipales, de las autoridades que se eligen y de la fortaleza democrática del sufragio y del voto ciudadano para gobernar una municipalidad.

Esto obliga también a que los partidos cantonales, y a los provinciales y nacionales que actúan en los cantones, tengan un vínculo estrecho con sus electores. Lamentablemente a nivel cantonal, como provincial y también nacional, los partidos políticos pasados los procesos electorales desaparecen. No dejan estructuras funcionales, permanentes en las comunidades. NO dejan locales abiertos, donde los ciudadanos de esos partidos puedan reunirse para sus asuntos partidarios o para discutir, desde esas bases populares, lo que sucede en los Concejos Municipales y actuar sobre ellos y sobre sus representantes. Esta educación y participación ciudadana y cívica falta mucho en el país.

Desde principios de este siglo se tendió a fortalecer más el papel de las municipalidades y de los Concejos Municipales, cuando de la elección nacional se separaron esas elecciones locales. La idea fue de darle más atención a la elección local por parte de los ciudadanos. Al principio operó que las elecciones se separaron de la nacional enviando a finales del año electoral las cantonales. Finalmente se estableció una separación anual de manera que dos años después de la elección nacional se realizaran las elecciones municipales, como se hace ahora. Esto fue mejor y procura, igualmente, darle más atención al proceso municipal.

Esto hace también que cada dos años tengamos elecciones alternativas, nacionales y cantonales. Así, se fortalece la educación electoral y cívica de los ciudadanos, pero no se ha fortalecido la vida propia de los partidos que para cada proceso electoral se organiza. En esto falta bastante que hacer y bastante qué apoyar institucionalmente. Los partidos políticos, en un régimen democrático, como el de Costa Rica, deberían tener una vida intensa de partidos políticos, con sus respectivos locales abiertos y con sus políticas internas de formación de dirigentes políticos, cantonales y nacionales, con estrecho contacto con los ciudadanos, discutiendo los asuntos de interés cantonal, provincial cuando correspondan y nacionales.

Los partidos provinciales solo existen en la práctica para elegir diputados cada cuatro años. No tienen nada que hacer al interior de las provincias, porque no hay gobiernos ni autoridades provinciales. Cuando existían los Gobernadores provinciales, que existieron hasta 1998, estos no era electos provincialmente, sino que era de escogencia del Poder Ejecutivo. La gobernación por su parte no se percibía como un gobierno provincial, ni tenía esa función. Bien eliminados en ese sentido fueron los gobernadores y las Gobernaciones provinciales. A partir de allí, en el 2002 fue cuando empezó a fortalecerse el poder local, la municipalidad y sus concejos municipales.

Una estructura muy débil en la realidad política con los concejos distritales y sus autoridades electas. Los síndicos tienen presencia en los concejos municipales, pero muy simbólica, aunque la legislación les da gran poder que no se usa.

El domingo próximo, en esta perspectiva, se abre un abanico nacional para que todos los ciudadanos, en sus distritos y cantones, elijan los nuevos gobiernos cantonales y distritales. Se cambian alcaldes, intendentes, regidores y síndicos. Varios miles de ciudadanos son electos y casi la mitad de ellos renovados, porque las nuevas disposiciones electorales eliminaron en su posibilidad de elección a aquellos que tenían dos períodos consecutivos de elección. De esta forma, el próximo domingo se elegirán nuevas autoridades en todo el sentido de la palabra. De allí su mayor importancia.

Por otra parte, en este proceso electoral se está validando una vez más la paridad legal para la participación de las mujeres en la toma de decisiones políticas. Todos los partidos estuvieron obligados a llevar esa paridad en la conformación de sus listas de candidatos, tanto en la verticalidad de estas, de manera que se alternara de género en ellas, como en las papeletas de los distintos cantones cuando un mismo partido participaba en varios cantones, obligando a que esa alternabilidad también se diera horizontalmente.

Este es un proceso electoral cualitativamente diferente y superior a los anteriores. Hay que apoyarlo. La mejor forma de apoyarlo es ir a votar, ir a ejercer el derecho del sufragio que tenemos en el país.

Basta ver a nuestros vecinos, Nicaragua y un poquito más allá, a Venezuela, para apreciar el Estado de Derecho que tenemos, de órganos electorales independientes y autónomos; y, de valorar el derecho de organización política que tenemos, de partidos políticos, de escogencia de candidatos y posibilidad de votar de elegir autoridades políticas cantonales o nacionales y de diputados cuando corresponde.

¡A votar todos el próximo domingo! Elegir nuestras autoridades cantonales y a bajar el abstencionismo electoral en estas elecciones debe ser nuestra patriótica tarea y compromiso el domingo.

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