Ángeles y demonios del San Juan
Candilejas [email protected] | Viernes 04 marzo, 2016
Escupas de una posesa lanzadas a la cara de un sacerdote, espíritus, diablos y almas en pena conforman un ejército en constante lucha; escenario deun pugilato entre el bien y el mal que se transforma en alegoría de lucha entre la vida y la muerte.
Personal médico, pacientes y sacerdotes aseguran ser testigos de hechos sobrenaturales que retuercen los hierros y ablandan el concreto del “hospital de puertas abiertas”, nombre que hace honor a su ímpetu bondadoso de acoger a cualquier enfermo sin importar su procedencia.
Muy a tono con el espíritu de su creación, el 3 de julio de 1845, el Presidente de la Cámara de Representantes, Dr. José M. Castro Madriz, presenta el proyecto para la fundación de la Junta de Caridad y edificación del Hospital San Juan de Dios, promoviendo así “la obligación del Gobierno” en el socorro de los enfermos, “un refugio a la humanidad doliente”, dice quien fuese el primer Presidente de Costa Rica.
El nosocomio ha sido testigo de mitos y leyendas transmitidas de generación en generación y aún hoy se conservan en la memoria colectiva de los Ticos.
La Real Academia Española (RAE) considera al mito como la “narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o heroico”; mientras que la leyenda es definida como “narración de sucesos fantásticos que se transmite por tradición”.
Mitos y leyendas asociadas a un tiempo pretérito reflejan la historia del imaginario colectivo de una época determinada, y fungen como catalizadores: liberadores de la ansiedad del ser humano a través de la magia, dice el etnólogo polaco Malinowski (citado por Gresle, 1994).
En este submundo de socorro a los enfermos, se da el fenómeno del sincretismo, mezcla de lo sagrado con lo profano. Entre oraciones, exorcismos y súplicas a Dios, testigos han llegado a ver “la diabólica sombra” arrastrando de los pelos a muertos que supuestamente se habían vendido a Satanás; madres fallecidas quienes, después de dar la luz, van a besar a sus hijos recién nacidos como símbolo de despido. Ladridos escalofriantes que se escuchan por los pasillos del San Juan, hacen referencia a los ensayos de trasplantes de corazón que hacía el Dr. Rubio en los animales.
Hay duendes a quienes les encanta pellizcar y hacer cosquillas a los enfermos hasta el fastidio.
Además de las leyendas, quizá los mitos más célebres son los de la “monja del San Juan” y aquel del Dr. Moreno Cañas. La primera, deambula por los salones llevando agua a los moribundos, como alma en pena, condenada a tal suerte por haberse negado asistir a un enfermo quien estaba condenado al infierno por sus pecados.
El Dr. Moreno Cañas, también conocido como el “doctor de los pobres”, fue asesinado en 1938 en su hogar, por un paciente quien le atribuía el desperfecto en una de sus extremidades. Desde entonces, muchos costarricenses llevan a cabo un rito que consiste en dejarle al doctor un vaso con agua, una rosa blanca, su foto y la petición de sanidad por escrito. Al día siguiente,el enfermo bebe el agua en la que supuestamente el doctor ha colocado los medicamentos “milagrosos de la sanación”.
Un fraile cuya depresión lo llevó a ahorcarse dentro del centro médico,practica el sacramento de la penitencia a los enfermos. Nadie ha visto su cara, siempre la cubre con la capucha del hábito.
La “viejilla” exigente, anda diciéndole a los posoperados, que se levanten de sus camas, de lo contrario la salud empeorará, y desvanece como vapor en el aire.
Estas son tan solo algunas de las historias que recoge el escritor Henry Barza en su libro “Alegorías” (2011), aporte cultural importante en ese imaginario colectivo que se ha transmitido de generación en generación.
Para Mailinowski, la leyenda recobra especial importancia en la memoria del pueblo;su rasgo distintivo consiste en que se considera como verdadera y con validez histórica, mientras que el mito recibe la consideración social de relatos sacros.
El folklorista belga Arnold Van Gennep, en “La formation des légendes”, aporta luz conceptual a los términos tan importantes en la colectividad social: para él, mito sería, a la postre, “una leyenda localizada en regiones fuera del alcance humano, protagonizada por personajes divinos”, o divinizados por esa colectividad como puede ser el caso del Dr. Moreno Cañas.
En la leyenda, “el lugar se indica con precisión; los personajes son individuos determinados, y sus actos tienen un fundamento que parece histórico con cualidad heroica”, como la “monja del San Juan”, llevando agua a los agonizantes.
De esta manera, leyenda y mito se expresan en el benemérito “hospital de las puertas abiertas”.
Fuentes:
Barza, Henry. “Alegorías. La monja del San Juan y otros relatos”. San José, 2011.
Gresle, Francois y otros. “Dictionnaire des sciences humaines. Anthropologie/Sociologie”. París, 1994.
Malinowski, Bronislaw “El mito en la psicología primitiva”, en Magia, ciencia, religión. Barcelona, 1994.
Turner, Víctor. “Mito y Símbolo”, en Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, Vol. VII. Madrid, 1975.
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