Alimentar el cerebro
Candilejas [email protected] | Viernes 28 agosto, 2020
“Sin inversión en nutrición y salud no puede haber desarrollo. La riqueza de los países está en el cerebro de su gente. El de los niños debe estar bien alimentado”.
Esto lo asegura el neurocientífico y neurólogo Facundo Manes, investigador en el “Cognition and Brain Sciences” de Cambridge, Gran Bretaña y el “Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas” de Argentina.
Para que todos los niños de una sociedad estén bien alimentados, habría que erradicar de ella la pobreza, y llevar a cabo un cambio en la cultura para que los alimentos que se consuman sean saludables.
En relación con esto, hoy es indispensable agregar un factor que también influye directamente en una alimentación deficiente.
La Dra. Marcela Dumani Echandi, nutricionista de la Universidad de Costa Rica (UCR), lo explica así:
“El cambio es urgente. La nutrición empieza desde el suelo y, si el ambiente se altera, también lo hará la dieta.
Si no existe la variedad suficiente, adecuada y equilibrada; la salud física, mental, así como la productividad y los procesos de aprendizaje se verán debilitados.
En la cadena agroalimentaria hay una serie de componentes que inciden en el valor nutricional, de manera tal que, así como los alimentos son los vehículos para obtener nutrientes, también lo son para que ingresen al cuerpo sustancias que le han sido agregadas como, por ejemplo, los agroquímicos”, asegura Dumani.
Si bien la comida nos acompaña durante toda la vida, muy poco del cerebro se desarrolla cuando ya somos jóvenes o adultos.
La buena nutrición tiene un efecto esencial en los primeros mil días de vida del niño o niña - y de la madre durante el embarazo - y para cuando llega a la edad escolar, alrededor del 80% de su cerebro ya se ha desarrollado.
Shutterstock / La República
“Más de siete millones de niños menores de cinco años sufren desnutrición crónica en América Latina”, de acuerdo al Banco Mundial.
La desnutrición infantil tiene una serie de consecuencias negativas como una tasa mayor de mortalidad, bajo desempeño durante la etapa de aprendizaje y limitada productividad laboral en la edad adulta, entre otros.
Por eso, como lo asegura el neurocientífico Manes - que dedica su trayectoria profesional a descifrar los secretos del cerebro - la rentabilidad de invertir en la nutrición materna e infantil es muy alta.
Hay que direccionar la inversión al cerebro de las personas y sin un proyecto estratégico un país no puede hacerlo, dice este neurólogo.
Además, según este investigador, “para conservar una buena salud cerebral es necesario mantener vínculos humanos profundos, tener un propósito en la vida, enfocarse en el presente, disfrutar con lo que hacemos y ser altruistas”.
Él destaca que “por mucho tiempo, los investigadores conocían sobre el cerebro humano a partir de estudios ´postmortem´”. Pero que hoy, en cambio, “tenemos la posibilidad de estudiar en vivo a las personas y ver qué pasa en el cerebro cuando imaginamos, cuando recordamos, cuando decidimos”.
Hoy, la sociedad está basada en el conocimiento. Para tener éxito y felicidad en ella, debemos tener el derecho a una alimentación adecuada de nuestro cerebro desde que nos formamos en el útero materno y en adelante.
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Carmen Juncos Biasutto y Ricardo Sossa Ortiz
Editores jefes y Directores de proyectos
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