Susanne Schulze-Boysen cuenta efectos de la Guerra Fría y la reunificación
Alemana recuerda que lloró de felicidad cuando cayó el Muro de Berlín
Su tío murió ahorcado y es catalogado como un héroe por muchos
Tatiana Gutiérrez Wa-Chong [email protected] | Viernes 02 octubre, 2020
Una historia de emoción y llanto al ver caer el Muro de Berlín, finalizando así la Guerra Fría y encaminando la unificación de Alemania, dividida por 41 años, es contada de una forma diferente por la alemana, Susanne Schulze-Boysen.
Recuerda que estaba en Alemania, ahora un país autónomo, al frente del televisor con una gran incertidumbre de lo que iba a pasar y viendo a los soldados con gran expectativa; pero cuando el último ladrillo cayó y la gente empezó a pasar al otro lado, sus ojos se llenaron de lágrimas y de felicidad y “me parece que todos los alemanes lloramos”.
Todas aquellas historias traumáticas que le contó su abuela y una que otra, su padre y su madre, del campo de batalla se borraron por unos instantes ante aquel acontecimiento.
El recuerdo del sufrimiento de su abuela al compartir con ella, las memorias de su hijo Harro Schulze-Boysen, quién murió ahorcado y su esposa, Libertas Hass-Heye, degollada por ser considerado en ese momento traidores por ir en contra de Adolf Hitter, son parte de la entrevista que les compartiremos.
Pero ¿ahora, su tío es considerado un héroe?
“Claro que sí, pero en ese momento al formar parte en Berlín de un grupo de artistas, pacifistas, comunistas y antifascistas y miembro de la resistencia contra Adolf Hitler era considerado un traidor y por eso, lo colgaron.
Mi padre también apoyaba todo este movimiento, pero fue poco tiempo al campo de batalla ya que enfermó de tuberculosis y pasó así, por siete años. En ese momento no se conocía la penicilina y sobrevivió de milagro”.
¿Por qué admira lo que hizo su tío?
“Él sabía que estaba poniendo su vida en peligro y aún así lo hizo, porque creía en estos ideales. Muchos intelectuales escaparon a Suiza y a Londres y sobre todo a Estados Unidos, y siguieron luchando desde allá, pero él dijo que de afuera no servía. Incluso, ahora en Berlín Este, existe una calle y un Liceo con su nombre”.
¿Qué representaba el muro para usted?
“Desgracia, matanza y la historia más dolorosa de un pueblo. Durante muchos años, se habló de la reunificación, cuando abrieron la brecha en el muro fue algo lindísimo y al otro lado tenían cervezas y champagne e hicieron una gran fiesta.
“La caída del muro se dio, sin violencia, sin hostilidad, siendo la cosa más maravillosa de la historia y para mi familia aún más”.
¿Cuál era la relación de su tío con la Gestapo?
“Durante 1936, Schulze-Boysen se juntó con Arvid Harnack, para contrarrestar el nazismo y luego, la guerra. Bajo estrictas medidas cautelares, este grupo de Harro y Arvid preparaban volantes y otras comunicaciones y los distribuyeron durante la noche.
En 1940-1941 fueron contactados por unos miembros de un grupo de espionaje internacional que la Gestapo llamó Orquesta Roja, para una eventual colaboración.
Por un código musical trataron dos veces de avisar a Moscú sobre ataques alemanes, pero nunca estos mensajes llegaron a su destino. Conforme pasaron los años se han encontrado cada vez más documentos.
La ejecución se da el 22 de diciembre de 1942, tres años después de que iniciara la guerra, al igual que a la de su esposa.
Mi abuela cuenta que ella iba a ver a su hijo para llevarle algo de comer por la Navidad y que cuando llegó le dijeron que ya no estaba con vida. Ella nunca más pudo dormir tranquila y debió tomar pastillas para conciliar el sueño”.