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Acomodos en el escenario

Vilma Ibarra [email protected] | Miércoles 31 julio, 2013


Nunca consideraron a Luis Guillermo Solís como posible rival de la contienda. Ahora el escenario se complicó


Hablando Claro

Acomodos en el escenario

Hablar de una renovación de las ideas cuando se aspira a un tercer mandato consecutivo del partido que está en ejercicio del gobierno y cuando la administración goza de los niveles de impopularidad que arrastra la gestión actual, bien sabe don Johnny Araya, es todo un entrevero difícil de deglutir para un electorado tan indigesto con la política y con los políticos.
Es una obviedad que no todos los males recientes de la Patria le son achacables a Liberación pues hay otras causas severas y profundas sellando este alejamiento ciudadano con la forma de gestionar la vida de la polis.
Pero lo cierto es que aquí solo el PLN y el PUSC han gobernado y por eso Araya sabe que deberá hacer mea culpa muchas veces. Lo hizo este lunes en un nuevo acto del teatro político que la agrupación ha debido montar para que a falta de convención se visibilice mediáticamente.
Antes del matrimonio Araya fue aclamado en Palmares, la fecha de boda fue también parte de las decisiones estratégicas y ahora la ratificación.
Lo cierto es que don Johnny, necesitado como está de marcar distancia de la Mandataria y del gobierno y hacerse una imagen más sólida que lo conduzca en mejor forma a la recta final de la campaña, vuelve el dedo del señalamiento contra su propia casa y acusa déficits no solo fiscales, sino también de desigualdad, probidad, transparencia, infraestructura, seguridad social y desempleo.
Como una forma de elevarse más allá de los balcones del partido, don Johnny está hablando ahora de un gobierno de unidad nacional. Uno que aglutine “otras fuerzas”. Muy interesante. Pero por el momento eso no dice absolutamente nada. Expresa a lo sumo una aspiración de futuro que ciertamente han venido externando muchos ciudadanos preocupados por el devenir de nuestra democracia.
Me temo que don Johnny necesitará más que externar buenos propósitos para convencer y lograr su cometido de ganar en primera ronda. Cierto es, como dijo el presidente verdiblanco don Bernal Jiménez, que el hecho político ya consumado (y a todas luces previsible) de que no habría alianza electoral opositora, le quita del camino un obstáculo que pudiese haberle complicado los planes.
Ahora ya no hay tal. Lo que si no estaba en ninguno de los escenarios liberacionistas y dejó ver el lunes a un Johnny Araya inseguro y hasta un poco acongojado es la irrupción en el escenario de Luis Guillermo Solís Rivera como candidato presidencial del Partido Acción Ciudadana.
Dicen que no hay peor cuña que la del mismo palo. Antes fue Ottón. Ahora quien en su momento ejerciera como su propio Secretario General. Hasta hace unos días, los verdes confiaban en que con Epsy Campbell como la segura supuesta favorita de las encuestas, el asunto resultaría muy factible en primera ronda.
También apostaban a que si el diputado Juan Carlos Mendoza daba una sorpresa, su ímpetu juvenil no le alcanzaría para afectar la candidatura oficial. Pero nunca consideraron a Luis Guillermo Solís como posible rival de la contienda. Ahora el escenario se complicó. Es lo interesante siempre de la política. Nunca se sabe cuando se abrirá la baraja.

Vilma Ibarra

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